SAN LADISLAO («La vida es viaje» -Páginas de un diario húngaro- Olga Duarte Piña y Lauro Gandul Verdún, 2002)

 

Relicario de San Ladislao en la catedral de Györ

Foto LGV

 2002

 

En la capilla de estilo gótico, conocida como Hédervary, el cráneo de San Ladislao, bajo el oro que sustituyó a la carne, constituye un busto que gobierna desde su urna este ámbito de la catedral de Nuestra Señora: La catedral de Györ.

   De 1405 data esta extraordinaria obra de la orfebrería medieval. Para algunos el autor anónimo quizá la concibiera con un alcance más alto que el mero trabajo de la artesanía y su resultancia acaso rozara la línea a partir de la cual no pudiera hablarse ya de labor de artesano y sí de auténtica escultura. Escultor o artesano, no debe importar, en cualquier caso el objeto es bello. Además a alguien representa, a alguien ha de parecerse. Trescientos diez años después de muerto Ladislao I fue ejecutada la pieza. Seiscientos años después nosotros la encontramos en esta capilla desbordada de la luz que las vidrieras policromadas dejan colarse en este espacio, pero el relicario de oro cumple un impecable destino de resplandor. Áureo brillar perenne. No obstante, el rey santo tiene los ojos cerrados.

   Ligeramente girada está a la izquierda esta cabeza perfecta y no sabemos porqué. Los poblados bigotes y las barbas. La nariz aguileña. Los pómulos estirando hasta su límite de elasticidad la simulada piel. La frente amplia. La corona. Sólo importó la cabeza. No hay hombros ¿Rostro inventado? He aquí la prueba de que un cráneo acaba en rostro. Tiene los ojos cerrados como sólo los cierran los muertos. Máscara mortuoria sobre viejo cráneo de un antiguo rey húngaro.

   Nació este rey de Hungría en Polonia en 1031 porque su padre Bela no podía permanecer en su patria so pena de ser asesinado por su propio hermano Andrés que quería para su hijo Salomón el trono de Hungría. Muerto Andrés, Ladislao desdeña toda corona sobre su noble cabeza, pero acabará luciéndola porque o son destronados o mueren quienes la ansían. A él se la ofrecieron los nobles, los prelados y los magistrados de las principales ciudades del reino y en 1077 la aceptó. Por su reinado, que duró dieciocho años, fue conocido como el Piadoso. Dictó leyes justas, amó la paz y la patria aunque también donde tuvo que librar batallas allí estuvo blandiendo su espada contra el enemigo. Sometió Transilvania y anexionó a su reino Croacia. Como general en jefe de los ejércitos que los reinos más poderosos de aquella Europa habían organizado para la primera cruzada sobre Jerusalen, hubiera partido para reconquistar la ciudad santa, pero murió. Cien años después un Papa lo canoniza.

   Flores y lazos con la bandera húngara hay depositados al pie del relicario…

 

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