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—Adamastor está aquí.
—Antes, donde era terrible era allende el Cabo Bojador.
—Sí, tal vez, pero aquí ya no es él quien asusta.
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—¿Y quiénes están asustados?
—Aparentemente, nadie.
—Algunos cuentan que todos lo están, pero disimulan.
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—En el mirador de Sta. Catarina, rodeado por una muchedumbre de forasteros, hablando sus lenguas extrañas o tocando sus flautitas, tamborcitos y panderetas, está Adamastor aterrorizado…
—Todo monstruo tiene su San Martín.
—Mientras le llega ese día al nuevo tendremos miedo para rato.