¡A LA COLA! Por Rafael Rodríguez González

 

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—¿Quién es el último?

—Yo.

—Entonces va usted detrás de mí.

—¿Cómo?

—¿No es usted el último?

—Sí, pero ahora es usted.

—Ah, bueno, pero es que yo creía que usted estaba aquí de último. O se es o no se es. Ea, venga, pase usted, que ya le toca.

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—¿Quién es la última?—pregunté al llegar a una cola en que todos eran varones. Me miraron de reojo, sin que ninguno contestara.

—Bueno, entonces soy yo la primera.

—No, no, no, usted es el último.

—¡Ah, que es que no había ninguna persona en la cola!

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Aquella vez que fui el último me alegré mucho: al maestro ya no le quedaban fuerzas para pegar.

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En la cola de un banco, casi desde el primero hasta el último está en las últimas.

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Lo mejor que tiene ser el último es que el empleado te mira con cara de alivio. De lo peor, que el empleado te diga que qué lástima, que ya se ha ido el interventor, y encima que eso no se puede dejar para última hora, ¡tras una de espera!.

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Cuanto más nos alejamos del macaco, más colas tenemos.

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Lo último que te puede pasar en una cola es ser el primero.

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El primero, o la primera, siempre es tío o tía. «Vaya tela la tía esta». «Mira que va a echar tiempo el tío ese». «Yo no sé a qué hora hay que venir aquí, que vengas a la que vengas hay un tío de estos». «Tiene cojones, la tía esa».

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A los siguientes siempre les parece que los de delante han venido para cosas innecesarias. Y que los que vienen detrás son tontos.

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—¡Uy, qué de gente!—dijo la señora.

—¿Y usted no se cuenta?—espeté. Puso una cara…

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Una vez, cuando aquellas colas para cobrar el paro, llegó un amigo mío, y como llegó el último fue el último hasta que llegó otra persona. Pero antes de que esto sucediera, un guasón que le conocía se giró y dijo: «¡Maricón el último!».

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Cuanto más lentamente avanza una cola más y mejor se observa a los «coleros». La pinta de esta, la gordura de aquella, lo desastrado de aquel… También se observan buenas figuras, incluso prometedoras, pero la mayoría de las veces el desengaño es total cuando vuelven la cabeza y les vemos las caras.

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—Buenas, ¿usted es el último?

—Sí.

—Bueno, pues ya vendré mañana. Siempre me pasa lo mismo.

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5 comments.

  1. – ¿Quién es la última?

    – Yo

    – Vale, entonces voy antes que usted.

    Rafael. Ayer comencé a poner en práctica tus reflexiones. Sencillamente eres genial.

    A.L.

  2. Oye, tú le añades cola. Ja, ja, ja…

    Desde luego A.L.A., ya no podré estar en una cola como yo estaba antes de leer ¡A LA COLA!

    L.

  3. Oye, A.L., no te pases, eso lo serás tú. Por otro lado, no sé si sabes que sólo en las colas es cierto eso de que los últimos serán los primeros, aunque los que creeis en cosas sobrenaturales aspireis a ser ambas cosas en otro sitio.

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