Posts from junio 2010.

A JOSÉ SARAMAGO, SIEMPRE. Poema de Lauro Gandul Verdún y foto de Olga Duarte Piña

 

 

 

 

 

Respirar la luz

Cuando el aire falte

  

Blanca luz

Para unos ojos ciegos

De quien ya no precisa un pecho

 

Pero sí respirar

Luz de estuario

Arrastrada luz corpórea.

 

 

 

SARAMAGO – EL ÚLTIMO PESSOA. Carmina, (2010)

TERCER AVANCE: LA DESTILACIÓN DE LA VIDA. Alberto González Cáceres (2009). Publicación «post mortem». Texto cedido por Mario Cortés (2010)

 Decir Olgo Laurel Verdín es decir palabra. Recuerdo ahora que una tarde, siendo Olgo muy joven, se hallaba con dos amigos tomando café y ligados. Largo plural el de los ligados. A sus amigos, el aguardiente parecía producirles el efecto contrario al acostumbrado, es decir, que habían quedado sin habla y en profunda quietud, limitándose al fumeteo, al libamen y a escuchar a Olgo, a cuya disertación asentían delicada e ininterrumpidamente. Pero Olgo necesitaba ampliar el auditorio, compartir con más humanos sus… lo que fuera.  Así que, respetuosamente, como siempre, se dirigió a un arriero (aún los había) que, sentado y cabizbajo, asistía un tanto perplejo al parlamento: «¡Amigo! ¿Qué es para usted la palabra?». El arriero tardó un poco en levantar, y no del todo, la cabeza, y miró al grupo sólo cuando terminó su respuesta: «La palabra es una cosa que si se da hay que cumplirla». Olgo comprendió muy bien aquel día lo de Agamenón y su porquero.

             Eso sucedió en aquellos años en que a Olgo le venían como dedil a un dedo estos versos de Rubén Darío:

 

¡Oh, terremoto mental!

Yo sentí un día en mi cráneo

como el caer subitáneo

de una Babel de cristal.

 

            Unos años después, pocos, estos otros le resultaban pintiparados (mas no se quiera encontrar en el cuarto verso relación alguna con el tabaco ni con el anís tipo Cazalla):

 

Que lo que diga la inspirada boca

suene en el pueblo con palabra extraña;

ruido de oleaje al azotar la roca,

voz de caverna y soplo de montaña.

 

            POEMARes, CARMINAntes, poemas sueltos, versos libres, senderos abiertos libremente, amores de libro, libros que son amores hasta que la muerte o haberlos prestado los separe, penalismo, acusados, juzgados, reos y absueltos, recuerdos de un polvero de Alcalá, dicha de la poesía dicha, cuerpos y mentes en viajes con destino humano… Dispensen, pero esto es una necrológica, no una biografía, así que no podrán encontrar aquí una relación, ni sucinta ni somera, de los hechos que Olgo llevó a cabo en su relativamente corta vida. Pero sí, ahora reparo en que he dejado sin señalar una de las actividades preferidas por Olgo: la fotografía. Podría haber escrito, por ejemplo: imágenes retenidas en tres retinas... Uno, que lo único que sabe del tema es que en las fotos sale lo que está delante de la cámara, puede sin embargo opinar que sin su compañera Laura Delarte Pimpante, sin la inspiración contagiosa que emana de esta Artemisa verdadera (no como la de Éfeso ni la del Halicarnaso), ama poética y dueña real del realismo mágico fotográfico, difícilmente Olgo hubiera podido alcanzar el nivel que logró. Hay que decir, por si acaso, que jamás Olgo se ufanó de sus realizaciones fotográficas. La modestia siempre casa muy bien con lo comprobable, como ya dijo Pepito Hoys sacudiendo el inexistente polvo del asiento de la Guzzi y sonriendo.

 

            Olgo ha caído, descendido o ascendido, da igual, cuando más estaba aportando a la industria de la comunicación eléctrica en su versión más apropiada para la culturización, si no de las masas populares, sí al menos de algunas masas encefálicas (no confundir esto con la pseudocultura fálica visual que es la única que alguna gente adquiere en internet). Puede que de haber vivido algunos años más, Olgo hubiera conseguido que su Carminante se convirtiera en el Sitio por excelencia. No el sitio para quedarse o para que lo dejen a uno, ya saben a lo que me refiero. Si otros blogs son hechos por y para anacoretas mentales, Carminante, aun contando con elementos anacoréticos, siempre inevitables y a veces saludables, ha sido una verdadera bibliofototeca en la que realmente había libertad, libertad concreta, no abstracta y volátil.

 

            Digámoslo solemnemente: Alcalá ha tenido, hasta ayer como quien dice, un amante que la ha querido con pasión, aun sabiendo que no obtendría correspondencia, que así es como son los amores poetizados, nunca los reales, lo que revela el culmen hasta el que llevó Olgo la poetización de su vida: a la materialización de lo inaudito. Puede comprobarse, si se es capaz de observarlas evitando los médanos del prejuicio, que muchas de las actitudes de Olgo hacen tambalearse no pocas certidumbres con marchamo científico.

 

            Tampoco Olgo aspiró jamás a ser admitido en comilonas de tartas repartidas, ni en banquetes egocéntricos, centrípetos y centrifugados al mismo tiempo, tampoco en desfiles de apariencias. No le iban, no, los círculos que tuvieran más de viciosos que de circunferenciales.

 

            No es que no tenga yo más libros de poesía a que recurrir, pero es que Darío, el Supremo, parece que conoció a Olgo:

 

Por eso ser sincero es ser potente:

de desnuda que está, brilla la estrella;

el agua dice el alma de la fuente

en la voz de cristal que fluye en ella.

 

            Ahora que ya Olgo Laurel Verdín es conducido hacia la otra orilla por medio de aguas que de tan oscuras y aceitosas han de resultarle familiares, la Poesía no está de luto, ni Olgo será llevado en parihuela de cañas de bambú del este de Kerala envueltas en sedas de Antioquía, ni será cubierto de pétalos de trinitarias de la parte media de los Países Bajos, ni una dama lusitana de larga cabellera le espera, junto a la torre de Belem, con un laúd en las manos para cantarle versos, tristes de tan dulces, este mediodía en que no tiritan los astros ni de cerca ni de lejos ni Laura será de otro como antes fue suya. Ni siquiera podrá producirse la metempsicosis de Olgo en alguien llamado Lautaro o Lauro o Laureano o Laureal o en algún animal intrínsecamente poético como el burro o la gacela o la golondrina. Poesía y Muerte, hermanas y cómplices («¡Ea, hasta la próxima!»), se darán el beso con el que sellan la culminación de otra de sus tantas faenas: se ha cumplido la destilación de otra vida.

 

            De lo que podemos estar seguros es de que mientras ya se desvanecían sus sentidos, cuando el calor último hacía caer por la piquera las postreras gotas de flema, Darío diría, y Olgo oiría, dentro ya de los más recónditos dominios de Falopio:

 

cuando ningunos duelos

ya sufra

y mis nervios se calmen,

y esté mi lengua muda.

 

            Por mentira que parezca.    

 

 

 

CARTAS A OLGA (1). Por Mario Cortés (2009)

PONIENTE. Un poema de Martín Moreno con dibujo de Xopi

 

«CARMINA» Nº 3

DONDE TRIUNFAN LOS PODEROSOS. Viñeta de Javier García

Dibujo de Javier García (colección particular)

Poema de Lauro Gandul Verdún

 

Guadalajara Foto: ODP, 2008

 

 

Aquí y ahora

me encuentro con lo que tuve

y perdí

allá y entonces.

 

 

SEGUNDO AVANCE: UN HOMBRE DE TALLA. Alberto González Cáceres (2009). Publicación «post mortem». Texto cedido por Mario Cortés (2010)

 

 

En Mairena

Foto ODP

2010

 

 

Ha muerto José Luis de la Avena Nuño, no obstante haber sido un hombre al que nadie hubiera tenido por objeto de tan insalvable tránsito. Tan pleno de vigor y tan falto de incidencias patológicas estuvo toda su vida, que era una persona a la que en cada celebración de su cumpleaños nunca se le dirigía el consabido ¡Y que cumplas muchos más!. Y es que a todo el mundo le parecía obvio que así sucediera. O sea, que siempre se daba por descontado que los cumpleaños se sucederían y se sucederían y se sucederían… eternizándose la sucesión, como si de algunos mandatos políticos al servicio del pueblo se tratase. Tanto es así que las dos únicas indisposiciones por las que pasó, y que para cualquiera hubieran representado un verdadero via crucis, para José Luis fueron como reclamarle a Hacienda la devolución de algún cobro indebido; un asunto molesto, pero resuelto al cabo de un período prudencial; un trámite administrativo, más que un trasiego entre batas y sábanas blancas y verdes, sobre las que resaltaba agradablemente la morenez de José Luis.

 

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DIEZ RELATOS Y UN CASTILLO (Cortegana, 2010)

 

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EL ARTE PURO (DOY FE DE QUE HA EXISTIDO). Poema de Mario Cortés (1984)

 

Paco Valdepeñas

 

Noche de juerga decente.
Vino, tapas, aguardiente.
La Prisa no está presente.

Adviene un silencio abarcador.
En los chorlos del quelaor
el aire retrueca y suena
(Porte rancio, tez morena).

De la raza, el baile es la enseña,
esplendor de una sangre
que no esconde lo que sueña.

Algunos sienten el riego
de una orquesta de venas
con un ritmo sin sosiego,
sin cordeles ni cadenas.
Pero en guitarras serenas
y compás negado al lego
están marcados a fuego
los lindes de la faena.

Baila y canta el gitano.
Los brazos, chispas sin pausa.
Dos luceros en las manos.
El cante, quejas con causa
y elegías de lo humano.

Están en cada desplante
los mengues y los canguelos,
pero los oculta el Arte
al compás de este revuelo.

Sale del baile el bailaor,
alza el picote en terquelo
que dedica al tocaor:
«No sé qué tienes más grande,
las baes o el corazón».

Mientras, el Tiempo, en la calle,
se cansa como un anciano.
Entra, como en un valle
un viento total, diluviano.
¿Qué pasa? ¿Ya nos vamos?
¿Es que hay que despedirse?
Mas nadie quiere irse
sin pétalos en las manos.

Después, a solas o con amigos,
querrás emular la Gracia.
Pero esta Virtud es reacia:
sólo verás en tu ombligo
pobres posturas lacias.

Ahora arrastras una cuita,
ansia más que anhelo:
¿cuándo, amigos, otra cita?

 

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Chorlos: el sonido a modo de palillos que se produce con los dedos.
Quelaor o querelaor: Bailaor.
Mengues: Diablos.
Canguelos: Temores, miedos.
Picote: Vaso.
Terquelo: Brindis.
Baes: Manos.
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VAS A HACER QUE ME CORRA Y NO SÉ CÓMO TE LLAMAS. Poema de Roberto Álamo con dibujo de Zsolt Tibor

 

«CARMINA» Nº 1