LA FAMILIA MONROY DE ALCALÁ. Por Javier Jiménez Rodríguez

Una de las constantes de la Historia de Alcalá ha sido la ausencia de un linaje cuya preeminencia social, económica o política se haya perpetuado durante varios siglos. Nunca han faltado en nuestra ciudad familias de viso, pero ninguna de ellas logró mantener su importancia durante más de tres o cuatro generaciones. Todas acabaron extinguiéndose, marchándose a otro lugar o declinando hasta perder su relevancia.

            Una de las familias más ilustres de la Alcalá de los siglos XVI y XVII fue la familia Monroy, cuya existencia ha quedado fijada en el nombre de una de las calles de nuestro casco histórico. Según el historiador jesuita Gabriel Aranda (1633-1709), el origen de esta familia alcalareña se remonta a 1575, con la llegada de Cristóbal Rodríguez de Monroy, abuelo de nuestro escritor barroco Cristóbal de Monroy y Silva. Sin embargo, esa fecha parece que no se ajusta a la realidad, pues este personaje aparece ya en documentos fechados en 1571.

            No faltan nobiliarios apócrifos que remontan el origen de los Monroy a los primeros momentos de la Reconquista. Así, el placentino Blas Xil de Ocampo, en un manuscrito fechado en 1650 que se conserva en la Biblioteca Nacional, afirma que el fundador del linaje fue Vigil de Monroy, hijo del rey merovingio Dagoberto III, que huyó de Francia junto a un grupo de leales para escapar de las intrigas de palacio. Tras cruzar los Pirineos, se refugió en Asturias, donde fue acogido por don Pelayo y participó en la batalla de Covadonga. Este mítico origen real ha servido para argumentar una de las etimologías del apellido, según la cual sería una derivación de Monroi (Mi rey), tratamiento que le darían sus partidarios a Vigil de Monroy.

            Frente al imaginativo origen merovingio de los Monroy, los primeros personajes de este apellido que aparecen en algún documento o crónica de autenticidad probada son don Pedro Fernández de Monroy, que acompañó a Fernando II de León en la primera conquista de Cáceres, y su hijo Fernán Pérez de Monroy, que participó en la conquista definitiva de esta ciudad en 1229, siendo rey Alfonso IX. Por tanto, el origen de este linaje se encuentra realmente en la reconquista del norte de Extremadura, lugar donde se asentaron. Los numerosos descendientes de este linaje configuraron un frondoso árbol genealógico. Por ello, son muchos los personajes notables que reconocen como antepasado a Pedro Fernández de Monroy. Entre todos ellos, quizás destaquen el propio Hernán Cortés y María Rodríguez de Monroy, más conocida como María la Brava, cuya historia inspiró al dramaturgo Eduardo Marquina (1879-1946).

            Los protocolos notariales de la época atestiguan que Cristóbal Rodríguez de Monroy, tras establecerse en Alcalá, posiblemente a principios de la década de 1570, se casó con Mencia de Algarín y Cervantes, cuyo padre formaba parte de la pequeña oligarquía de la localidad. De esta unión nació Bartolomé Rodríguez de Monroy y Algarín que contraería matrimonio con María Navarro de Silva. Ambos serían los padres del escritor Cristóbal de Monroy y Silva.

            Los Monroy alcanzaron una gran relevancia en la Alcalá de finales del siglo XVI y la primera mitad del XVII, no sólo por enlazar por matrimonio con la oligarquía local, sino también por haber ejercido tres de sus miembros el cargo de escribano público. Además, según el testamento de Cristóbal de Monroy, que fue transcrito y presentado en las primeras Jornadas de Historia de Alcalá por José Luis Pérez Moreno, nuestro escritor llegó a ejercer los cargos de Fiel Ejecutor de nuestra villa (1636-1641) y de Teniente Alcaide del castillo (1645-1649).

            A mediados del siglo XVII, poco a poco, la familia Monroy fue desapareciendo de la vida alcalareña: Bartolomé se marchó a Arahal y Cristóbal murió en 1649, habiendo fallecido previamente todos los hijos que tuvo con Ana Arias Salvador (aunque en el momento de testar su mujer estaba embarazada). El último miembro de este linaje alcalareño del que tenemos noticia por el momento es de Marcos de Monroy, que ejerció el cargo de escribano público en Alcalá al menos hasta 1661.

            Por lo que sabemos hasta el momento, los dos miembros más destacados de esta familia alcareña de ilustre abolengo extremeño son, sin lugar a dudas, el dramaturgo Cristóbal de Monroy y Silva (1612-1649) y su sobrino Sebastián de Monroy (1649-1676), misionero jesuita, nacido en Arahal y martirizado en las Islas Marianas. 

5 comments.

  1. Muy interesante articulo sobre personajes historicos alcalareños.

  2. Javier, quizá me puedas echar una mano. Estoy indagando sobre Catalina Muñoz de Rivera, que vivía hacia 1540 y es hija de Manuel de Rivera y Catalina Muñoz de Torres. Todos de Alcalá de Guadaira, del linaje de Per Afán. La pregunta es ¿sabes de la vinculación de los Afán de Rivera con Alcalá?

    Un saludo.

    A.L.

  3. ¡No es mal historiador este “fulano”!

  4. Hola, Antonio Luis. Los Afán de Rivera fueron una de las familias más destacadas de la nobleza alcalareña de los siglos XVI y XVII. Existen protocolos notariales firmados por Per Afán de Rivera desde 1525 a 1569. Es probable que se tratase de dos escribanos distintos, posiblemente padre e hijo. Pero el miembro de este linaje que más trascendencia ha tenido en Alcalá fue don Pedro Afán de Rivera, caballero de Calatrava, casado con doña Francisca Maldonado, por haber fundado el hospital de San Ildefonso en 1649. De Catalina Muñoz de Rivera no sé nada. Saludos.

  5. Querida María del Águila,

    Verdad ¡qué bueno que Javier comparta con nosotros lo mucho que sabe sobre Alcalá y sus gentes!

    Pero, además, ¡qué bien para nosotros que tú nos visites!

    Un beso muy fuerte de Lauro y Olga.

Post a comment.