Posts from enero 2021.

CARTA A RAFAEL LUNA (con fotos de 1988 y 1989). Poema de Lauro Gandul Verdún (Museo de Alcalá de Guadaíra, 1 de octubre de 2020)

 
 
 

 

 
 
 

  Te escribo mientras sobre mí se alza un cielo azul limpio,

En la planetaria bóveda,

Lleno de aire tierno y fresco, traído al día por brisas de otoño.

 

   Aire en los pulmones para poder fumar lentamente en los bosques,

En las riberas de un río fantástico, o desde el alcor contemplar la vega.

Fumar, porque el humo es de la misma materia que el aliento que inspira,

De la materia de las formas intangibles,

Aquellas que adoptan la consistencia de los sueños

Y la de la fantasía que brota durante la duermevela,

O desde lo entornado de los ojos,

De las puertas encajadas o entreabiertas, de una ventana,

La baranda pequeña de un balcón. Trozos de interiores. Un viejo ropero,

Un suelo de cuarto con geometrías simpáticas.

Y la memoria del ojo de un alma de espejo e imán.

 

   Escucho la música sostenida por unas guitarras eléctricas, los platillos de la batería

Y la trompeta en un tema de los Beatles.

Estos ecuménicos himnos.

Sí, universales, eran de tu gusto, de tu afición.

 
 
 

 
 
 

   Querido amigo Rafael:

Después de estos muchos años que no te vemos con los ojos habituales,

Los que nos corresponden por seguir vivos,

Biológicamente hablando,

Me atrevo a dirigirme al ángel,

Que desde que faltas aquí

Seguro que eres en esta bóveda celestial que a todos nos cubre,

Donde no sé si seguirás pintando,

O preferirás volar por los espacios y por los tiempos,

O transfigurarte a tu antojo y asomar tu figura,

Que sería irradiante y,

Realmente incorpórea pero visible, aunque sea atravesando muros.

La aparición tuya el día menos pensado…

¡Querido amigo, que un milagro así ocurriera, me haría llorar,

Y dando un salto abriría los brazos como para un vuelo contigo!

¡Y tú con tus alas!…

¡Qué acontecimiento!…

Yo podría decirte, aquí en la Tierra:

¡Hombre, Rafael!, ¡cuánto tiempo!, ¡qué buen aspecto tienes!…

 

   Mientras se te ocurre un buen día ese regreso tuyo,

Tendré que ponerte al tanto, aunque no sea fácil,

Con esta carta al que eres, Rafael,

En Álvarez, o en Luna.

Fafi de los amigos que los hacías entrañables

Desde tu ternura urbana y cosmopolita.

 

   Querido amigo, demasiadas veces parece que ocurre mucho

Pero suelen ser fútiles ocurrencias,

Mientras lo importante pasa más lentamente,

Con ese tiempo lento que no todos captan…

 
 
 

 
 
 

   Ningún miembro de la familia de Carlos IV se ha bajado

De su silla roja ni ha soltado su paraguas azul.

La monja de tus Meninas aún no ha descendido de su ascensión.

Todavía no se ha dado cuenta Baltasar Carlos de que ése no es su cuadro.

Los acrobáticos monos que trepan por tus giraldas no se han despeñado.

Los mensajes dentro de tus botellas siguen flotando en las aguas del tiempo.

Un Papa espera a que le afeiten sentado en su silla de barbería.

Las máquinas de escribir no paran o en su estática, son imparables.

Las teclas percuten sobre papeles oníricos

Mientras el viento de la noche entra y sale en la doble habitación,

Arrastrando las hojas aún no escritas, llevándoselas no se sabe adónde,

En blanco, sin que haya habido tiempo de escribir sobre ellas nada.

¿Acaso sea la única claridad inmaculada?

 

   Sin embargo, como dijiste una vez,

«…Continuará.»

La vida, los mundos en dos dimensiones que sacaste de éste,

Que era el tuyo, que estaban en éste mientras estuviste,

Aunque sólo tú fuiste quien nos los dibujaste y nos los diste en las formas y sus colores

Para que nosotros aprendiéramos a descubrirlos.

 

   Tu busca, tus lápices y pinceles, los tubos de acrílico, tus laboratorios,

Tus papeles, lienzos, mosaicos, poemas visuales,

Carteles…

Todo esto nos dejaste, y también la vida de tus sueños

En la materia de tus cuadros visibles y tangibles.

Tu vida misma a la que hoy nos invitas,

Colgada de las paredes de un museo.

 
 
 

 
 
 

[Fotos: Lauro Gandul Verdún 1988-89]

 
 
 

«DE SOL A SOL» UN LIBRO DE POEMAS DE JOSÉ ANTONIO FRANCÉS, ILUSTRADO POR ROCÍO LEPE. UN POEMA POR UN LIBRO. Lauro Gandul Verdún (19 de diciembre de 2020)

El escritor José Antonio Francés

[Foto: LGV Alcalá 1989]

   De sol a sol

Empedrado de versos entre flores

Y simples hojas verdes

   Este libro está lleno de pájaros

De puros papeles de colores

Y tiene mariposas en el arcoíris

   Pinturas esmaltadas en las palabras

Palabras teñidas para canciones

Paisajes de tintas vivas

Siempre todo en papeles de colores

   En papeles de colores el caballo

La mañana y la noche

Porque

El espantapájaros

La granjera

Algún burro

O el perro

Y las ovejitas

Hasta un ternero o una chicharra

A los versos se encadenan

   Entre gallos y gallinas

Cigüeñas y hormigas

Una vaca

Una cabra

En papeles de colores

Nos asombran la lectura

Nos dibujan las pupilas

   De sol a sol

Donde nunca cesa el cantar del poeta

Poemas que se recitan

Como cuentos que ocurren en verso

Igual que en los sueños

Inocentes de la infancia

Cuando cruzábamos los espejos

Y éramos alegres en las palabras y los actos

   De sol a sol

De la onomatopeya a la oda

De la mañana a la luna

El mediodía es un madrigal

   Este libro

Él solo

Forma una biblioteca y suscita cuadros

Para una exposición

Para un bolsillo pequeño

Donde caben las grandes obras

Porque son muchas las lecturas

Porque  hojaldrada es su profunda realidad

   Venid a leer

Echadme cuenta

Y lean este libro jaspeado

Ánfora de metáforas

Caleidoscopio de fábulas

Donde hondos los murmullos se escuchan

Voces múltiples corales

Dulces como el silencio

O secretas como el rumor que pasa por debajo de los asuntos

   Venid a este libro

De versos y dibujos

De voces y colores

De papel y de jornada

Para leer y cantar

Para estar y ser en él

De sol a sol.

LA CASA. María del Águila Barrios

 
 
 

Museu da marioneta

[Foto: LGV (Lisboa 2018)]

 
 
 

Celebro las Pascuas felizmente con mi pequeña familia en mi casa, pero no tienen porqué ser las fiestas los momentos únicos, también la cotidianeidad puede resarcirse de la rutina en cualquier rincón donde puede hallarse un Aleph. Tengo la fortuna de vivir en una casa y por ello me siento privilegiada. En ella estoy a gusto y disfruto de una biblioteca bien abastecida, especialmente en los últimos años gracias a los libros que voy adquiriendo a buen precio en la librería Término, sin tener que salir de Alcalá, ahorrándome no pocos viajes a Sevilla buscando las pocas librerías que sobrevivían. En nuestro pueblo tenemos una llena de vida y de libros nuevos y usados.

   Hago mío el refrán español «mientras en mi casa me estoy, rey me soy». ¿Habrá algo más agradable que la propia casa? Por estos lares desde tiempo inmemorial hemos sabido aprender del corazón del pueblo, del que formamos parte, que aunque la casa sea pequeña, grande es la tranquilidad. En nuestras casas nuestro deseo profundo es ofrecer al visitante, no opulencia ni exhibiciones suntuarias, sino paz. Pienso que esto último es lo que, en definitiva, más nos ha debido ocupar la vida casera: acumular toda la paz, toda la serenidad que hayamos sabido encontrar. A la casa llevamos todo lo mejor que vamos hallando en el mundo, porque la casa es la parte pequeña del planeta donde habitamos. No podemos nunca descuidar la casa, porque habitar en todas partes nos condena a vivir en ninguna. Aunque huyamos, no podemos olvidar la casa.

   También me gusta este otro proverbio, esta vez alemán: «Tu casa puede sustituir al mundo; el mundo jamás sustituirá a tu casa». Es en la casa, cuando además es taller, donde la virtud se manifiesta en la cotidiana sencillez de cumplir con el deber de crear, construir, preparar, coser, surcar la vida, zurcirla, soñar… como lo que tenemos que hacer; así encontraremos caminos para alcanzar la alegría vital sin salir de nuestra casa.

   Las casas son la naturaleza dentro de la naturaleza, con la esencial diferencia de que bajo sus techos y entre sus muros el genio de esa naturaleza es el ser de su dueño, de quienes la poseen como morada, de quienes la habitan. Se construye y se viaja a cualquier lugar desde ellas, a cualquier tiempo y desde la casa se proyecta hacia el exterior aquello que internamente se ha concebido. En la casa, en el taller, están las herramientas de la creación que necesita su morador. Herramientas que se alegran de su uso. Así desde un adentro generador, el mundo entra y sale de las casas y los talleres a través de las almas humanas.

 
 
 

[La voz de Alcalá, 2021]

 
 
 

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 Si quiere leer más textos de María del Águila Barrios en «CARMINA»,  pinche en su nombre.