Posts from diciembre 2017.

VOLVER. Lauro Gandul Verdún [foto de 2015 para poema de 2007]

 
 
 
Madrugada 2015
 
 
 

   ¿Volver?
Nunca.

   ¿Estuve aquí alguna vez?
Nunca,
no era yo.

   En verdad hoy
no sé quién era aquél,
¿y tú?
Tampoco estuviste aquí.

   ¿Volver?
Nunca,
ni tú  ni yo.

 
 
 

DEL MIÑO AL GUADAÍRA. LOS INMIGRANTES GALLEGOS Y PORTUGUESES DE ALCALÁ DE GUADAÍRA EN EL SIGLO XVIII. Javier Jiménez Rodríguez (IES Ángel Ganivet de Granada)

 
 

igrexa-santa-maria-tomino

Iglesia de Santa María en Tomiño
Mancomunidade do Baixo Miño
(Pontevedra)

 
 

La España actual es el resultado de los distintos movimientos migratorios que se han sucedido a lo largo de la Historia. Las migraciones de los mozárabes del sur a los reinos cristianos del norte durante los primeros siglos de la Reconquista, las repoblaciones cristianas de las tierras reconquistadas durante los siglos XII y XIII o el éxodo rural y la emigración a las provincias más industrializadas durante el siglo XX son fenómenos fundamentales para comprender la evolución histórica de nuestro país. Los desplazamientos de población constituyen una realidad recurrente y sus consecuencias han sido tan profundas que afirmar que España es una nación de naciones es un disparate carente de base histórica y solo puede responder a tácticas oportunistas cortoplacistas de políticos mediocres. Este artículo tiene como objetivo aproximarnos al estudio de la emigración gallega y portuguesa a Alcalá de Guadaíra durante el siglo XVIII. La mayor parte de los datos ofrecidos provienen de tres series documentales: los testamentos y poderes para testar, los expedientes de matrimonios apostólicos conservados en el Archivo General del Arzobispado de Sevilla y los contratos de compraventa y alquiler celebrados en las cuatro escribanías de Alcalá durante el siglo XVIII.

   Para completar la información ofrecida por estas fuentes hemos recurrido también al catastro de Ensenada, a los repartimientos fiscales de la época y a expedientes notariales de diversa naturaleza.

   Desde el siglo XVII hasta el tercer cuarto del siglo XX, en torno a tres millones de gallegos emigraron a otras tierras con la esperanza de mejorar su situación. Este fenómeno fue el resultado de numerosas causas demográficas, económicas, sociales e, incluso, sicológicas.

   Durante la Edad Moderna y buena parte de la Edad Contemporánea, algunas comarcas de Galicia soportaron las densidades de población más elevadas de España. Sin embargo, la principal causa de los movimientos migratorios fue siempre la existencia de una estructura económica arcaica, basada en la agricultura minifundista de subsistencia. La primera etapa de la emigración gallega comenzó en el siglo XVII y se prolongó hasta mediados del XIX. Los principales destinos eran Castilla, Andalucía y Portugal. En una segunda etapa, que se extendió de 1860 a 1936, los emigrantes gallegos se establecieron sobre todo en Cuba, Argentina, Uruguay, México y Brasil. En la última etapa, que coincidió con el tercer cuarto del siglo XX, se reanudó la emigración hacia Argentina y surgieron nuevos destinos como Venezuela, Centroeuropa (Alemania, Francia, Reino Unido, Holanda, Bélgica y Suiza) y las regiones españolas más industrializadas (Cataluña, País Vasco y Madrid). Solo esta última fase afectó a un millón de personas. Las migraciones gallegas a gran escala finalizaron definitivamente a mediados de la década de 1970.

 
 

Iglesia de Santiago el Mayor
Alcalá de Guadaira
(Sevilla)
[Foto: M. Verpi 2014]

 
 

   La gran emigración gallega y portuguesa a Alcalá y, en general, al reino de Sevilla se enmarca en la primera de las tres etapas citadas, en concreto durante las dos últimas décadas del siglo XVII y la mayor parte del XVIII, época en la que la Baja Andalucía seguía siendo una de las zonas más dinámicas de la Península Ibérica. Durante esos años, el predominio del minifundio, la elevada presión tributaria, la baja productividad y la falta de alternativas laborales fuera del sector primario empujaron a los más emprendedores a buscar nuevas oportunidades fuera de su tierra natal.

   La llegada de miles de gallegos y portugueses al reino de Sevilla compensó la disminución de la población causada por las tres grandes epidemias de peste que asolaron el valle del Guadalquivir durante el siglo XVII y contribuyó al crecimiento económico y demográfico de la primera mitad del XVIII. Según los repartimientos fiscales que se custodian en el Archivo Municipal, la población de Alcalá debió de crecer en torno a un 8,3% entre 1715 y 1755, pasando de 808 a 875 vecinos. Este incremento demográfico no solo fue posible gracias a un crecimiento vegetativo positivo, sino sobre todo a un saldo migratorio igualmente positivo (véase el cuadro II)

   Entre 1644 y 1681, el noroeste peninsular vivió una época de relativa prosperidad gracias a la introducción del maíz. Sin embargo, desde entonces y hasta principios del siglo XIX, la economía de Galicia sufriría un estancamiento económico que no impidió que su población siguiera creciendo. De 1691 a 1780 la región vivió su momento de mayor desequilibrio entre los efectivos demográficos y los recursos. Esta situación provocó un aumento de las migraciones que alcanzaron sus cotas más elevadas entre 1751 y 1780, cuando algo más del 40% de los hombres nacidos en el sur de la actual provincia de Pontevedra falleció fuera del reino de Galicia (1).

   El historiador José Manuel Pérez García, tras consultar los archivos de diez parroquias del obispado de Tuy que suponían el 40% de la población de la comarca del Bajo Miño, ha llegado a la conclusión de que entre 1691 y 1780, el 10% de los nacidos en el sur de la actual provincia de Pontevedra que murieron lejos de su tierra fueron enterrados en el reino de Sevilla (2). A partir de estos datos, podemos extrapolar que uno de cada veinticinco hombres nacidos en el obispado de Tuy en esos años se establecería definitivamente en las actuales provincias de Cádiz, Huelva y Sevilla.

 
 

Tuy (antigua foto)

Antigua fotografía del Paseo de la Corredera
Tuy
(Pontevedra)
[Fuente: Album de prensa de alberto estévez piña]

 
 

   José Manuel Pérez García ha demostrado también cómo, durante el siglo XVIII, los movimientos migratorios del Bajo Miño siguieron tres modelos principales. La mayoría de los emigrantes (en torno al 57%) se desplazaban estacionalmente a Castilla y León donde permanecían durante períodos de seis a siete meses, aunque a veces sus estancias podían prolongarse de uno a tres años. Se trataba de una migración pendular practicada sobre todo por hombres casados o viudos (un 60% del total) que abandonaban temporalmente su hogar cada vez que las cosas venían mal dadas y regresaban a casa cuando habían ganado el dinero necesario para equilibrar las cuentas familiares. En cambio, los gallegos que se decidían a probar fortuna en Andalucía (aproximadamente un 23%) solían permanecer como mínimo dos años y en muchos casos nunca regresaban. Dos de cada tres inmigrantes llegados al sur eran hombres solteros jóvenes que trataban de ahorrar el dinero suficiente para formar una familia o buscaban nuevas posibilidades vitales. Por su parte, la emigración a Portugal, que afectó aproximadamente al 8%, combinaba las estancias cortas cuando el destino era el norte del país con las estancias plurianuales cuando se establecían en Lisboa. En general, las fuentes parroquiales gallegas y portuguesas atestiguan que la mayoría de los emigrantes del Antiguo Régimen abandonaron su aldea por primera vez a edades muy tempranas, en muchos casos, con once ó doce años, y que no pocos seguían pasando estancias fuera de casa tras cumplir los 50 años.

 
 

seriepastelesLuisCaro2014 7

La Retama de Alcalá de Guadaíra
(Pastel)
Luis Caro
2014

 
 

   Aunque los movimientos migratorios suelen estar motivados por causas demográficas, económicas, sociales y sicológicas, no se pueden comprender sin tener en cuenta las cadenas migratorias o relaciones humanas que los propician y suavizan los sacrificios personales que conlleva siempre la emigración. Para el emigrante conocer a alguien en el lugar de destino supone reducir gastos y riesgos. Los familiares y amigos que han emigrado con anterioridad pueden proporcionar alojamiento temporal, suministrar información útil, ofrecer empleo o contactos para encontrarlo, dar apoyo afectivo en los momentos de nostalgia…y, en definitiva, facilitar la integración en la tierra de acogida. Siempre es más fácil decidirse a abandonar la tierra natal cuando se dispone de una red social en el lugar de destino. Por ello, los emigrantes de una zona determinada tienden a establecerse en el mismo lugar. La mayoría de los gallegos y portugueses que residían en la Alcalá de siglo XVIII provenía de un área muy concreta de la ribera baja del Miño que formaba parte de los obispados de Tuy y Braga. Actualmente esas tierras constituyen el sur de la provincia de Pontevedra y el norte del distrito portugués de Viana do Castelo (Véase el cuadro I)

   Los primeros gallegos asentados en Alcalá debieron de llegar en el siglo XVII. Con toda seguridad serían personas audaces, con recursos y cualidades suficientes para emprender una nueva vida en tierra extraña. Sin embargo, a medida que la cadena migratoria se fue consolidando, los costos y las incertidumbres de la emigración se irían reduciendo y ampliando el perfil del inmigrante.

 
 

CUADRO I

 
 

Procedencia de los portugueses y gallegos que otorgaron testamento en Alcalá

entre 1745 y 1754

Reino Obispado Municipio Parroquia Número de inmigrantes
Portugal Braga Monçao Moreira          1
Santiago de Pías          1
Monçao          1
Vila Nova          1
Lisboa Lisboa          1
No se indica el municipio          1
Galicia Tuy Caldelas San Martín          1
Mos San Pedro de Cela          1
Nieves Santa Eugenia de Setados          3
Santa María de Taboexa          1
Salvatierra          1
Tomiño San Miguel de Taborda          1
Santa María de Tebra          1
Santa María de Tomiño          2
Tuy          2
Vigo Santiago de Bembrive          1
Orense Castiñeira          1
Santiago Brión San Félix          1

 
 

   Entre 1745 y 1754 hicieron testamento o concedieron poderes para testar en Alcalá 307 personas. Como se aprecia en el cuadro II, veintidós de estas personas eran varones de origen galaico-portugués: dieciséis procedían de Galicia y seis de Portugal. Dado que en esta época era habitual que la mayoría de los alcalareños otorgasen algún tipo de documento de últimas voluntades, podríamos afirmar que, al menos el 14% de los hombres adultos residentes en Alcalá a mediados del siglo XVIII habían nacido en Galicia o Portugal. Por otra parte, se confirma que todos los inmigrantes provenientes de ambos reinos eran varones y que la mayoría (como mínimo dieciocho de los veintidós) eran oriundos de la ribera del Bajo Miño.

 
 

CUADRO II

 
 

Procedencia de las personas que otorgaron testamentos o poderes para testar en Alcalá entre 1745 y 1754
Lugar de nacimiento Mujeres Hombres Total
No consta

Alcalá de Guadaíra

Sevilla capital

Pueblos del entorno

Resto del Reino de Sevilla

Galicia

Portugal

Otros lugares

22 (14,2%)

110 (70,9%)

5 (3,22%)

7 (4,51%)

10 (6,45%)

1 (0,64%)

14 (9,21%)

84 (55,3%)

11 (7,23%)

9 (5,92%)

7 (4.61%)

16 (10,5%)

6 (3,94%)

5 (3,29%)

36 (11,7%)

194 (63,2%)

16 (5,21%)

16 (5,21%)

17 (5,55%)

16 (5,21%)

6 (1,96%)

6 (1,96%)

TOTAL: 155 152 307

 
 

   Los seis expedientes de gallegos y portugueses residentes en Alcalá que contrajeron matrimonio apostólico entre 1712 y 1764 confirman que habían abandonado su tierra natal muy jóvenes, a veces a edades sorprendentemente tempranas (3). Dos de ellos llegaron con 18 años, pero el resto aún no había cumplido los catorce. El más joven de todos, Antonio Álvarez, natural de la parroquia portuguesa de Santiago de Pías (obispado de Braga), solamente tenía ocho años cuando, en 1699, emprendió su viaje sin retorno a Andalucía. Ello fue posible porque estos emigrantes se desplazaban acompañados de familiares y vecinos de su aldea o de las parroquias cercanas. Ir en grupo hacía el viaje menos pesado y más seguro. Los riesgos de sufrir algún robo en el camino o de verse solo ante un posible accidente eran menos probables viajando en compañía de gente conocida, aunque desplazarse a pie desde la ribera del Miño hasta el valle del Guadalquivir cruzando Portugal no dejó nunca de ser una aventura llena de peligros. Las fuentes parroquiales nos informan de que a más de uno le sobrevino la muerte en el camino de ida o a la vuelta.

 
 

Puente sobre el Cavado (Braga)

Puente sobre el río Cávado
(Postal antigua)
Braga
(Portugal)

 
 

   Como ya se ha apuntado, la estancia de los inmigrantes gallegos en el reino de Sevilla podía ser temporal o definitiva. La mayoría permanecía en Andalucía solamente hasta ahorrar el dinero necesario para casarse o comprar alguna propiedad en su tierra natal. Según José Manuel Pérez García, estas estancias solían prolongarse de dos a ocho años. Sin embargo, no pocos acabaron echando raíces en el sur por lo que no regresarían jamás. La inmigración temporal tal vez sea la causa del alto porcentaje de solteros que caracterizaba a este colectivo. Según los datos ofrecidos por los documentos de últimas voluntades de la Alcalá de mediados del siglo XVIII, mientras que la soltería sólo afectaba al 3,5% de los varones adultos nacidos en la villa que no pertenecían al clero, el porcentaje de gallegos solteros casi se elevaba al 23%. Seguramente muchos de estos gallegos permanecerían solteros porque pensaban volver algún día a su aldea, aunque finalmente no regresasen jamás. Sirva de prueba que, en sus testamentos, con frecuencia encontramos que conservaban los bienes heredados de sus antepasados en su tierra natal. El propósito de regresar a Galicia algún día podría ser también la causa por la que algunos se casaban a una edad relativamente provecta para la época y, en muchos caso, tras dejar embarazada a su compañera sentimental que generalmente solía ser la viuda de algún compadre o amigo. Los casados o viudos, en cambio, vendían los bienes legados por sus padres tan pronto como podían y no solían encargar misas ni funerales en su aldea de nacimiento.

   La mayor parte de los inmigrantes que no regresaron jamás a Galicia acabaron contrayendo matrimonio y teniendo hijos. Un caso excepcional fue el de Domingo Acosta que se casó en 1720 con la alcalareña Isabel Bravo Verdejo. Pese a haber tenido una hija, Teresa de Acosta Bravo, el gallego abandonó a su familia solo tres años después de contraer matrimonio para regresar a su tierra. Nunca regresó (4). El caso contrario fue el de Joseph Costas, natural de Santiago de Bembrive (parroquia situada a 5 km de Vigo), que desveló en su testamento, otorgado en 1745, haber dejado en Galicia dos hijos naturales. Tras fallecer su mujer alcalareña sin haberle dado descendencia legítima, los reconoció y los nombró únicos herederos (5).

 
 

CUADRO III

 
 

Estado civil y vecindad de los gallegos y portugueses que otorgaron testamentos o poderes para testar en Alcalá entre 1745 y 1754
Estado civil Vecinos de Santiago Vecinos de San Sebastián Total
Casados:

Viudos:

Solteros:

7

4

4

4

2

1

11 (50,0%)

6 (27,3%)

5 (22,7%)

Total: 15 (68,2%) 7 (31,8%) 22

 
 

   Como ya se ha apuntado, el relativamente elevado nivel de soltería de los inmigrantes no quiere decir que no mantuvieran relaciones sentimentales sin estar casados o, incluso, que tuvieran hijos, aunque normalmente si ella quedaba embarazada la relación solía acabar en boda. Un ejemplo fue el de Gregorio Gallego que en 1726 pidió dispensa para casarse con Luisa Gálvez, viuda de su compadre Pedro Galván. Gregorio Gallego era oriundo del arzobispado de Santiago y había salido de su tierra con 11 años. Fue padrino del hijo del matrimonio. Tras el asesinato de su compadre en 1719 en el Puerto de Santa María, mantuvo una relación con la viuda. Al quedar embarazada y dar a luz una niña, acabó casándose con ella para evitar las habladurías (6).

   Diecisiete de los veintidós gallegos y portugueses estudiados contrajeron matrimonio en Alcalá. Cuatro de ellos se casaron más de una vez y trece tuvieron hijos (una media de 3,6 hijos cada uno). Por lo común sus esposas eran mujeres pobres, en la mayoría de los casos hijas o viudas de jornaleros del campo o, ya bien entrado el siglo XVIII, hija de otro inmigrante. Casi todas carecían de dote o aportaron al matrimonio solamente su ropa de vestir y algo de menaje. Ninguno de los veintidós hombres estudiados contrajo matrimonio con mujeres de las clases acomodadas, tal vez por la desconfianza que los forasteros suscitan en las sociedades rurales. Incluso Baltasar Agranda, natural de Santa María de Cardelas, cuyo caudal poco antes de su boda ascendía a 19.000 reales, no dudó en desposar a una viuda con hijo que no pudo aportar ningún bien material al matrimonio (7). Muchas mujeres humildes a las que, al carecer de dote o ser viudas con hijos, les hubiese resultado muy improbable casarse con un hombre joven con cualidades reconocibles, lograron prosperar gracias a contraer matrimonio con algún mozo venido de la ribera del Miño con ganas de comerse el mundo y dispuesto a echar raíces en Alcalá.

 
 

callegandulRAFAELLUNA

La calle Gandul de Alcalá de Guadaíra
(Acrílico sobre lienzo)
Rafael Luna

 
 

   Gracias al trabajo constante y al ahorro, la mayoría de los inmigrantes galaico-portugueses consiguieron mejorar poco a poco su situación economía e, incluso, adquirir bienes. La lectura de las fuentes nos induce a pensar que, en general, era gente trabajadora, con ganas de mejorar y gran capacidad de sacrificio. Estas cualidades hacían posible que se abriesen camino en una tierra que no era la suya, pero que ofrecía más oportunidades que su tierra de nacimiento. Aunque ninguno de los veintidós hombres estudiados logró hacerse rico, muchos prosperaron más que los jornaleros nativos e, incluso, llegaron a acceder a la propiedad o a explotar una huerta en régimen de alquiler. Jacinto de la Villa constituye un ejemplo revelador de la capacidad para abrirse camino manifestada por muchos de estos inmigrantes. Había nacido en Santa Eugenia de Setados y debió de llegar a Utrera a principios del siglo XVIII, siendo aún un niño. En 1722 contrajo matrimonio con su primera esposa, María Sánchez, que le dio dos hijos y dos hijas. Ante la imposibilidad de ocuparse de ellos, poco después de quedar viudo, en 1740, se volvió a casar. Aunque en un primer momento debió de trabajar en lo que le salía, acabó siendo capataz de la Hacienda de Doña Flor, propiedad de Don Francisco Amat. Gracias a trabajar incansablemente y a vivir con austeridad, tras casarse con su primera mujer compró una casa en Utrera y un manchón de ocho aranzadas en el pago de la Novenera, en el que plantó estacas de olivar, incrementando así su valor y su rendimiento. Su segunda esposa Juana Montes aportó al matrimonio otra casa también en Utrera. Con el tiempo, llegaría a ser uno de los cuatro obligados de panillas de Alcalá. En su testamento Jacinto de la Villa se ufanaba de haber tratado a sus hijos varones como a dos trabajadores más de la hacienda: yo le pagava los hornales a el dicho mi hijo de lo que travajava en la dicha hacienda donde soy capataz como si fuera un estraño… No obstante, se lamentaba de que siendo mozos solteros se ausentasen de su casa y se fuesen a vivir a Utrera a casa de su tía materna… Tal vez, la actitud de Jacinto de la Villa les resultase demasiado adusta a sus hijos… Pero cuando enfermaban o les surgían algún gasto inesperado, su padre no dudaba en socorrerles (8).

   Una vez en Andalucía, los gallegos y portugueses tendían, al menos inicialmente, a relacionarse preferentemente con gente de su mismo origen. Cuando tenían hijos el padrino era por lo común otro inmigrante y cuando iban al escribano a otorgar testamento o unas escrituras de compra-venta solían ir acompañados de algún compañero que actuaba de testigo. Incluso no pocos contrajeron matrimonio con la hija o con la viuda de otro inmigrante de la misma aldea. También era habitual que se prestasen dinero entre ellos. El compañerismo a veces les llevaba a ayudar a las viudas e hijos de sus compadres y finalmente a casarse con ellas, no pocas veces, tras mantener una relación sentimental. En 1764, por ejemplo, Juan Alonso de Acosta, soltero de unos 36 años y natural de Santa María de Tebra (obispado de Tuy), tuvo que casarse con María del Rosario Ramos, viuda de su compadre Alonso Moreno, al haberse quedado embarazada y estar a punto tener un hijo (9).

   Incluso los que habían abandonado sus aldeas muy jóvenes y no habían regresado nunca conservaban cierta conciencia de sus orígenes. Así en los documentos de últimas voluntades siempre citan el nombre de sus padres y normalmente también el lugar de nacimiento. Algunos, sobre todo los solteros, disponían en sus testamentos que se les hiciese un funeral o se dijesen misas por su alma en la parroquia de su aldea. No obstante, en estos documentos se observa que buena parte de ellos hacía tiempo que había perdido el contacto con los familiares que dejaron en Galicia y, por consiguiente, no sabían si sus padres y hermanos seguían con vida.

 
 

carnicería (Sobreiro) LGV 2017

Açougue
Aldeia-Museu José Franco de Sobreiro
Mafra
(Portugal)

 
 

   Casi todos los inmigrantes galaico-portugueses establecidos en Alcalá eran campesinos avezados en las técnicas de la horticultura y el cultivo de la vid. Aunque la mayoría comenzó trabajando como jornaleros, con el tiempo, muchos llegaron a ser capataces o caseros de cortijo o arrendatarios de huertas. No pocos combinaron distintas ocupaciones pues, al mismo tiempo que trabajaban como jornaleros, sembraban pegujales o, incluso, eventualmente podían vender pan en Sevilla. Lo extraño era verles desocupados. De los veintidós casos estudiados tan solo hemos encontrado dos gallegos que no se dedicaron a las labores del campo: Isidro Francisco Novoa que ejerció durante años como maestro de primeras letras en su casa de la calle de la Mina y Juan de Castro, natural de San Félix de Brión, que fue ventero. La mayoría de los hortelanos de la Alcalá de los siglos XIX y XX serían descendientes de los gallegos y portugueses llegados en la Edad Moderna.

   A parte de formar una familia, una de las acciones que revela la intención de los inmigrantes de asentarse definitivamente en Alcalá es la venta de los bienes heredados de sus familias que poseían en Galicia o Portugal. Normalmente se trataba de algún minifundio. Estos predios eran vendidos por lo general a otro inmigrante de la misma aldea que sí tenía la intención de regresar o a algún familiar. Las cantidades obtenidas no eran elevadas pues, como no compensaba ir a Galicia a venderlos, no tenían más remedio que conformarse con lo que les quisiesen dar por ellos. Con frecuencia solo recibían unos cientos de reales. No pocas veces ese dinero se invertía en el casamiento o en la compra de alguna propiedad en Alcalá. Según el Catastro de Ensenada y los propios testamentos, la mitad de los 22 gallegos y portugueses que otorgaron testamento entre 1745 y 1754 poseían al menos una casa y ocho de ellos habían adquirido alguna pequeña finca o cultivan algún pegujal para completar sus ingresos. A los gallegos y portugueses que decidían volver a su tierra natal les resultaba muy lucrativo invertir parte del dinero ganado en Andalucía en la compra de las propiedades gallegas de otros inmigrantes que habían decidido no regresar. Suponía un negocio ventajoso porque solían comprarlas a un precio bastante bajo y además así evitaban llevar demasiado dinero encima. Era menos arriesgado llevar un par de escrituras de compra-venta que monedas de curso legal. Siempre cabía la posibilidad de sufrir algún robo en el camino de regreso.

   Otro indicador del grado de integración de los inmigrantes en la sociedad local es su participación en la vida corporativa de alguna hermandad. Hemos detectado la pertenencia de numerosos gallegos y portugueses en las hermandades sacramentales y de ánimas, pero donde tuvieron un papel más importante fue posiblemente en la Hermandad de Nuestra Señora de los Ángeles, sita en la iglesia del convento de San Francisco (10). Francisco Roque Álvarez (natural de Santa María de Taboexa), por ejemplo, no solo fue hermano de la Hermandad Sacramental de Santiago, sino que además, durante años, desempeñó el cargo de mayordomo de la Hermandad de la Virgen de los Ángeles. En su testamento reconoció que la cofradía le debía nada más y nada menos que 1.023 reales y 7 maravedíes pues año tras año había cubierto el déficit presupuestario de la hermandad con su propio peculio como solían hacer habitualmente los mayordomos de su época. Se mantuvo siempre soltero por lo que nombró como única heredera a su hermana Ángela de la que no sabía si aún estaba viva o había fallecido (11).

 
 

Torre de Lapela de Monçao

 Torre de Lapela
Monção
(Portugal)

 
 

   Tal vez los dos inmigrantes galaico-portugueses que alcanzaron una mayor relevancia en la Alcalá de la primera mitad del siglo XVIII fueron Manuel Morales y Francisco de Novoa. Manuel Alonso Morales Manso nació en la freguesía portuguesa de Lara, perteneciente al concejo de Monçao, en el Bajo Miño (12). Debió de llegar a Alcalá a finales del siglo XVII. Se casó tres veces, pero la madre de todos sus hijos fue María del Águila Galindo, su tercera esposa. Tanto él como sus hijos Manuel y Leandro desempeñaron en varias ocasiones la alcaldía de la Santa Hermandad entre 1726 y 1738, e incluso ambos hijos llegaron a ser alcaldes ordinarios en 1743 y 1748 respectivamente. Su hijo Antonio era sacerdote y administrador de varias capellanías de la iglesia San Sebastián. Leandro, el único de sus vástagos que se casó, contrajo matrimonio con Francisca Benítez de la Milla, que descendía de una familia hidalga de Carmona venida a menos. Este enlace, aunque no aportó bienes materiales a la familia, debió de darle cierto brillo en una época en la que ser hidalgo daba prestigio. La familia Morales Manso llegó a adquirir diversas propiedades y disponer de sepultura propia en la parroquia de San Sebastián. En el repartimiento fiscal de 1755, su hija Mariana aparece como uno de los quince principales contribuyentes de Alcalá. Los Morales Manso llegaron incluso a perpetuar su memoria en la toponimia local. Como tuvieron en alquiler la huerta del Parralejos durante años, con el tiempo sería conocida como la huerta del Manso, por el segundo apellido familiar y, por evolución, en el siglo XX sería conocida como huerta de Almanzor.

   No menos ascendente fue la trayectoria de la familia Novoa. El gallego Francisco de Novoa, tras afincarse en Alcalá, se casó con Francisca Paula Rodríguez y llegó a ser mayordomo del Ayuntamiento entre 1707 y 1709. Su hijo Antonio también desempeñó diversos cargos municipales a partir de 1739 y su hijo Lorenzo fue presbítero carmelita y prior del convento del Carmen de Alhama de Granada. Por su parte, Sor Mariana de Novoa fue vicaria del convento de Santa Clara de Alcalá.

   Podemos concluir afirmando que los inmigrantes gallegos y portugueses, provenientes sobre todo de la ribera baja del río Miño, establecidos en la Alcalá de la segunda mitad de la Edad Moderna, compensaron las pérdidas de población provocadas por las epidemias de peste del siglo XVII y contribuyeron al crecimiento demográfico y económico experimentado por nuestro municipio durante la primera mitad del siglo XVIII. Aportaron mano de obra para las labores del campo, expandieron la huerta, se casaron con viudas y mujeres pobres con pocas perspectivas de contraer matrimonio, relanzaron algunas hermandades… Para valorar su impacto basta tener en cuenta que hacia 1800 posiblemente más de una cuarta parte de los alcalareños tenían al menos un abuelo o un bisabuelo de origen galaico-portugués. Todavía hoy somos muchos los que conservamos sus apellidos: Rodríguez, Cerqueira (actualmente, Cerquera), Araujo, de la Fuente, Álvarez, Villa, Otero, Morales, Bousada (actualmente, Bozada), Pinto, Estévez, Acosta, Pineda, Ferreira (actualmente, Herrera), Domínguez…

   En base a lo expuesto en este artículo sería oportuno que el Ayuntamiento de Alcalá promoviese el hermanamiento de nuestra ciudad con la comarca pontevedresa del Bajo Miño.

 
 

oromana 2013 LGV 2

Molino de Oromana
(Foto: LGV)
Alcalá de Guadaíra
(Sevilla)
2013

 
 

Notas

 
 

  • PÉREZ GARCÍA, José Manuel: “La intensa movilidad de la comarca del Bajo Miño y sus destinos (1600-1850)”, Minuius: Revista do Departamento de Historia, Arte e Xeografia, nº 19, 2011, pp. 231-253.
  • Ibídem.
  • Un matrimonio apostólico es el que se realiza entre dos personas con un grado de consanguinidad o afinidad espiritual. Están prohibidos por la Iglesia y solo se pueden realizar con dispensa papal. Los expedientes de matrimonios apostólicos de la Alcalá del siglo XVIII se custodian en el Archivo General de Arzobispado de Sevilla (en adelante AGAS), en los legajos 09179 y 09180.
  • Archivo Histórico Provincial de Sevilla (en adelante, AHPSE), Protocolos de Joseph Thomás Chamorro de Mora, leg. 21553, Testamento de Isabel Bravo Berdejo (3-VIII-1754), pp. 229r-230v.
  • AHPSE, Protocolos de Joseph Rivero Delgado, leg. 21384, Testamento de Joseph Costas (22-VII-1745).
  • AGAS, Expedientes de matrimonios apostólicos, leg. 09180, expediente nº 99.
  • AHPSE, Protocolos de Joseph Rivero Delgado, leg. 21384, Testamento de Balthasar Agranda (28-XII-1746).
  • AHPSE, Protocolos de Joseph Thomás Chamorro de Mora, leg, 21553, Testamento de Jacinto de la Villa (24-IV-1754), pp. 106r-110v.
  • AGAS, Expedientes de matrimonios apostólicos, leg. 09180, expediente nº 145.
  • AHPSE, Protocolos de José Rivero Delgado, leg. 21384, Acta del cabildo de la Hermandad de Nuestra Señora de los Ángeles celebrado el 31 de julio de 1646.
  • AHPSE, Protocolos de Joseph Thomás Chamorro de Mora, leg. 21339, Testamento de Francisco Roque Álvarez (10-XII-1750), pp. 271r-272v.
  • AHPSE, Protocolos de Joseph Rivero Delgado, leg. 21383, Testamento de Manuel Alonso de Morales Manso (27-VIII-1742).

 
 

[Escaparate. Núm. de Navidad de 2017.
Ed. José Ordóñez Ruiz.
Alcalá de Guadaíra, 2017.
Págs. 40-44]

 
 
_____________________________________
 
 
LA FAMILIA MONROY DE ALCALÁ. Por Javier Jiménez Rodríguez
 
 

COLOQUIOS (291): «TRAS EL NAUFRAGIO DE “DIÁLOGOS” [Nº 27]». Gabi Mendoza Ugalde

 
 

Rodtchenko. Poemas de Maiakovski a Lili. (1915)

Poemas de Maiakovski a Lili
(1915)
Alejandro Ródchenko
(1891-1956)

 
 

—Lo implacable es un fractal asustado.

—Lo impecable es la dictadura, un fractal es la libertad.

 
 
________________
 
 
«TRAS EL NAUFRAGIO DE “DIÁLOGOS”»
 
 

RAÚL DE CARVALHO (1920-1984): INESPERADO VISITANTE (CIRCA 1950). Con traducción al español y fotos del «Hospital das bonecas» de Lisboa. Lauro Gandul Verdún (2017)

 
 

Verso livreIMG_4599
Em toda a parte,
Dando um beijo
A toda a gente.
Pára aqui.
Não quer aquela?
Gosto, sim.
Não gosto, não.
Diga lá
Que nome tem.
Olha agora
Verso livre
Dá bons dias
—Que alegria!

Verso livre
Deu un salto
Para dentro
Do teu quarto,
A pessoa
Teve medo,
Suspirou…
Coração
Bateu três vezes.
Não é nada.
Não se assuste.
Verso livre
É seu amigo.
Teve pena.
Veio de longe
Por sua causa.
Sabia
Que você
Sentiu saudades
Dele — e veio.

ConfidenteIMG_4564
Verso livre.
Capaz de
Compreender
Sua grande
Infelicidade,
Perdoar
Os seus pecados,
Esquecer
Sua maldade,
E depois
Continuar
Perto e longe
Para quando
Você dele
Se lembrar
E precisar.
Tanta coisa
Que você
A ninguém
No mundo diz!
Ah, bem sei:
Há sua mãe,
E o primeiro
Companheiro
Da sua infância,
E o das horas
Aflitivas
Sempre pronto
A ajudar,
E o dos sonhos, IMG_4563
Rédea solta —
Quero isto,
Isso, aquilo …
(Vinte e dois
Anos. — E tu?
Sou da mesma
Idade. — Vamos
Correr mundo!
Voltaremos?
Não sabemos
Se voltamos.)

É há a moça
De olhos verdes.
—Dá-me o sim?
Por toda a parte
Pintados,
Olhos verdes.

Verso livre
À cabeceira.
Mão tão leve
Sobre a testa…
— Ah! És tu?
Adivinhei.

Verso livre.
Como sabes
Que ele, o meu
Filho, morreu?

Verso livre boneca 5
Acompanhando
Quem ele ama
Até ao fim.
Leva um ramo
De flores.
Vai rezando
Uma oração.
Leva o moço,
Leva a moça,
Leva o morto
Pela mão.

Quando menos
É esperado,
Verso livre
Diz adeus.
Não se sabe
Quando volta.
Quem sabe
Se voltará?
Quando for
A hora dele,
Verso livre
Aqui estará.

 
 

[RAUL DE CARVALHO (1920-1984).
As Folhas de Poesia Távola Redonda
(Boletim  Cultural VI SÉRIE-N.º 11-Outubro de 1988).
Ed. Serviço de Bibliotecas Itinerantes e Fixas
da Fundação Calouste Gulbenkian.
Lisboa 1988.
Pág. 17]

 
 

boneca 4

 
 

 El verso libre
En todas partes,
Dando un beso
A toda la gente.
Para aquí.
¿No lo quiere?
Sí, me gusta.
No me gusta, no.
Diga allí
Qué nombre tiene.
Mire ahora,
El verso libre
Da los buenos días
—Qué alegría!

El verso libre
Dio un salto
Para dentro
De tu habitación,
La persona
Tuvo miedo,
Suspiró…
El corazón
Le dio un vuelco
Tres veces.
No es nada.
No se asuste.
El verso libre
Es su amigo.
Tuvo pena.
Vino de lejos
boneca 6Por su causa.
Sabía
Que usted
Sentía deseos
De él — y vino.

Confidente
El verso libre.
Capaz de
Comprender
Su gran
Infelicidad,
Perdonar
Sus pecados,
Olvidar
Su maldad.
Y después
Seguirle
de cerca y de lejos
Para cuando
Usted de él
Se acuerde
Y lo necesite.
¡Hay tanto
Que usted
A nadie
En el mundo dice!
Ah, bien sé:
Están su madre,
Y el primer
Compañero
De su infancia,
Y el de las horas
Aflictivas
Siempre listo
Para ayudar,
boneca 7Y el de los sueños,
A rienda suelta —
Quiero esto,
Eso, aquello…
(Veintidós
Años. — ¿Y tú?
Soy de la misma
Edad. — ¡Vamos
A correr mundo!
¿Volveremos?
No sabemos
Si volveremos.)

Está la muchacha
De ojos verdes.
—¿Me das el sí?
Por todas partes
Pintados,
Ojos verdes.

El verso libre
En la cabecera.
Mano tan ligera
Sobre la cabeza…
—¡Ah! ¿Eres tú?
Lo adiviné.

Verso libre.
¿Cómo sabes
Que él, mi hijo,
Murió?

El verso libre
Acompañando
A quien ama
Hasta el fin.
Lleva un ramo
De flores.
Va rezando
Una oración.
Lleva el muchacho
Lleva la muchacha.
Lleva el muerto
De la mano.

Cuando menos
Se espera,
El verso libre
Dice adiós.
No se sabe
Cuando vuelve.
¿Quién sabe
Si volverá?
Cuando sea
Su hora,
El verso libre
Aquí estará.

 
 
[Traducción al español:
Lauro Gandul Verdún (2017)]
 
 ___________________________________
 
 

LISBOA A NAU VIVANTE. Poema de Raul de Carvalho (1920-1984) con dibujo de Xopi

 
 

¿PODREMOS RENACER? María del Águila Barrios

 
 

Lisoba (nada existe...) LGV 09122017

¿Nada existe más allá del instante?
[Foto: LGV (Lisboa, 2017)]

 
 

Procuro estar informada, aunque con mayor intensidad me aplico a mi formación, atendiendo sobre todo a qué de la información puedo sumar a ésta. Esto lo digo porque siempre ha sido una intención esencial en mi vida estar al tanto de lo que ocurre en el espacio público, que habiendo sido conquistado por los ciudadanos a éstos corresponde, por ser personas con las otras personas. Es mi afán observar lo que acontece a los que me rodean y a cómo se tratan los espacios y ámbitos que son de todos. No hay libertad sin que su otra cara sea la responsabilidad. Tampoco podemos hablar de libertad si los poderes públicos no actúan ateniéndose al Derecho con voluntad de hacer Justicia. Nadie está legitimado para desposeernos de plazas, calles, campos, aires, aguas, paisaje, cultura, patrimonio, en fin, de los bienes humanos.

   El poder público está formado por personas cuyas voluntades deciden lo que hacer sobre la lista anterior de bienes. A esas personas del poder público vengo en este artículo postrero a continuar denunciando porque la injusticia de su actuar tiene su causa en la desmemoria de que adolecen. No obran, omiten. En lugar de actuar se envuelven de ideología y abrazan dogmas caducos. Porque si actuaran de verdad y se consagraran a saber cuáles son las verdaderas necesidades del Pueblo, para así servirlo socorriendo a cada persona que tenga un derecho auténtico, con los medios de que se disponga, guiados por la razón, el sentido común; si así fuera otro gallo sería el que cantaría. En lugar de echar luz sobre la oscuridad de la crisis política, económica y social en la que el mundo está sumido en la actualidad, la sociedad de los profesionales de la política se ha convertido en un dragón loco por hacer más profundas las simas de la pobreza, la contaminación, el terrorismo… Ahora, además, globalizados.

   Los nacionalismos del siglo XX nos dejaron millones de muertos. En el siglo XXI perseveran entreverados de radicalismo islámico. Una humanidad con su pasado olvidándose, porque las personas que integran el poder público ya lo han olvidado, es el verdadero problema de nuestro mundo. Por supuesto, el poder político hace ya demasiado tiempo que vendió su alma a multinacionales nacionales o a gigantes chinos. Habría que repensarlo todo a la luz de la medida de esos seres tristes que deambulan en barrios olvidados, afeados o sometidos. ¿Podremos renacer?

 

[La voz de Alcalá, 15 al 31 de diciembre de 2017, año XXVI nº 466]

 
 
___________________

 

Si quiere leer más textos de María del Águila Barrios en «CARMINA»,  pinche en su nombre.

 
 

COLOQUIOS (290): «TRAS EL NAUFRAGIO DE “DIÁLOGOS” [Nº 26]». Gabi Mendoza Ugalde

 
 

Saint Moritz
Tamara de Lempicka
(1898-1980)

 
 

—Lo mejor de sí son sus protecciones. Aunque debajo del blindaje sólo encontremos un vacío enervante.

Para hacer reír no tiene quien le haga sombra. Sus maquillajes, potingues y oropel siempre le harán creer que aparece como iluminado.

—El sí es un espejismo, un efecto de máscara. Tal es así, que el hecho de que debajo de ellas encontremos el vacío no sólo me gusta, sino que me parece la mejor definición de un ser humano. Amo sus máscaras.

 
 
________________
 
 
«TRAS EL NAUFRAGIO DE “DIÁLOGOS”»
 
 

COLOQUIOS (289): «TRAS EL NAUFRAGIO DE “DIÁLOGOS” [Nº 25]». TRILOGÍA (EL LOMITO ANDINO I). Gabi Mendoza Ugalde

 
 

VIVA EL PELO. Julio Romero de Torres

Viva el pelo
Julio Romero de Torrres
(1874-1930)

 
 

—Son viejas porque parecen jóvenes. ¡Córtenles el pelo y verán lo que hay debajo!

—Posiblemente, una cantante retirada.

—Ésta llega ya con el pelo cortado. En la calva lo que vemos es una cremallera.

—Al menos, al abrirla, tendremos la seguridad de que no nos encontraremos una vieja queriendo dar a entender que está en edad fértil.

—A veces, cuando se pretenden cazar dos liebres, puede ocurrir que no sea cazada ninguna (Rf. Akira Kurosawa). Pero prefiero lo que me decías en aquella tasca, que también puede ocurrir que, aunque no sea cazada ninguna de las dos liebres, acabes cazando un conejo.

 
 

________________

 
 
«TRAS EL NAUFRAGIO DE “DIÁLOGOS”»
 
 

COLOQUIOS (288): «TRAS EL NAUFRAGIO DE “DIÁLOGOS” [Nº 24]». TRILOGÍA (CI). Gabi Mendoza Ugalde

 
 

1 Lagoa 2003

Molde de la escultura del poeta Alves Redol
en el estudio del Maestro Lagoa Henriques
[Foto: LGV. Lisboa, 2003]

 
 

—Pues aquí estamos, con la fresca.

—Porque es nueva. Mañana veremos.

—Un artista sólo pinta con el color de su ceguera.

—El color de aquello sobre lo que aún no existen sus correspondientes aguijones: el del hombre libre.

—La voz es la piel del lenguaje.

—Su temblor, a veces, la pone como el terciopelo.

 
 

________________

 
 
«TRAS EL NAUFRAGIO DE “DIÁLOGOS”»
 
 

COLOQUIOS (287): «TRAS EL NAUFRAGIO DE “DIÁLOGOS” [Nº 23]». TRILOGÍA (XCIII). Gabi Mendoza Ugalde

 
 

Resultado de imagen de Recogiendo el Centeno. Kazimir Malevich. (1912)

Recogiendo el Centeno
Kazimir Malevich
(1878-1935)

 
 

—Envidia el manco la soriasis del jornalero.

—Si la sarna no es con gusto, el jornalero al manco.

—Tráeme inmediatamente unas zapatillas, me dijo el pie del verso.

—Versos nómadas, cuyos pies hinchados aconsejan descalzarse las botas en la fonda donde pernoctan.

—En la Feria de Recoletos me compré unas gafas de viejo.

—Sí, para que no nos engañen los libros nuevos.

 
 

________________
 
 
«TRAS EL NAUFRAGIO DE “DIÁLOGOS”»
 
 

COLOQUIOS (286): «TRAS EL NAUFRAGIO DE “DIÁLOGOS” [Nº 22]». LA ALCARRIA VI. Gabi Mendoza Ugalde

 
 

aguilar2013M.VERPI 5

Plaza octogonal
[Foto: Manuel Verpi (Aguilar, 2013)]

 
 

A María Antonia López-Berrio

 
 

—Ocurre con frecuencia que una colonia abandone su casa y llegue hasta el bosque donde se aloja en cualquier árbol hueco. Éste es sólo la protección externa de un hogar, mientras su estructura interna, no menos compleja, es obra de ellas mismas.

Semejante a la composición química de la grasa; las abejas segregan la cera con la parte inferior del abdomen que, en pequeñas escamas toman con sus patas y atenazan con su boca formando los pequeños sillares de una construcción que avanza desde arriba hacia abajo.

Del paralelo 40º 14´47″ al 37º 30´53″. En el siglo diecinueve, Juan Vicente Gutiérrez de Salamanca construye a la inversa su plaza. Lo cercano aproxima lo lejano.

—Somos árboles. Nuestras raíces existen. Pero al tener manos inventamos el hacha. La Historia podría ser también el relato sin fin de un radicidio continuo, en todo lugar y momento, por todos, con ocasión, unas veces de la necesidad y otras, demasiadas, de la locura.

Somos, por tanto, bosques nómadas y los otros. Somos lo previo, lo externo, y las abejas, cada una de ellas y la colonia misma.

También el aire, el peralte, la ascensión, unos caballos o un lago.

Quien desde la altura puede, porque debe, alcanzar la bajura, humano es y así va preparándose, con disciplina vieja, a sobrevivir también en la desconcertada orientación que supondrá la vida cuando nos hayamos muerto.

Que lo abierto nos recluya. En Ti confío.

 
 
________________
 
 
«TRAS EL NAUFRAGIO DE “DIÁLOGOS”»