Posts from marzo 2011.

DEMASIADO PLACER. Antonio Medina de Haro (1936-1997)

 

Foto: LGV

ESTÁ muy claro que disfrutar demasiado no es bueno. No hay proporción entre el mal sabor que nos queda después del placer y el goce del mismo. No sé si, realmente, merece la pena engolfarse en el buen vivir o tomar precauciones para evitar después los vacíos, los desasosiegos y la maldición de los momentos vividos con gozo en exceso.

             ….Hombre precavido vale por cien… ¿no?.

             Evidentemente la mejor medida es ponderar, equilibrar los ataques a la tarta y vivir con intensidad los minúsculos momentos, atomizando así la felicidad para no sentir el atiborramiento detestable.

                         Es una consideración que me hago aun a sabiendas de que estoy limitado para el disfrute.

             Peor son demasiadas las veces que las extralimitaciones nos conducen a una situación de angustia que puede ser perfectamente controlable.

             Es un consejo gratis y que no pretende sino hacer verdad el viejo refrán que dice:

            «No es mal amigo el que avisa, ni mucho menos traidor…»

A SALVO DE RESFRIADOS. (Anónimo del s. XXI). Compilaciones de Rafael Rodríguez González

Foto: LGV 2011

COLOQUIOS (6). Gabi Mendoza Ugalde

 

 

 – No pienso votar en las próximas elecciones.

– Tú no eres un demócrata.

– Sabía que…

– Ni siquiera mereces que se te deje dar tu opinión.

– …Quise decir que sabía que me ibas a señalar con tu dedo como con un fusil.

– Y sería capaz de fusilarte…

– ¡Oh demócrata y pacifista, tú!

– Tu suerte es que ejerzo la tolerancia con el prójimo, incluida gente como tú.

– Ah, menos mal, parece que siendo así podré no votar, que es lo que pienso hacer en las próximas elecciones.

 

TOROS Y CINE. Las imágenes toman movimiento. Por Antonio García Mora

 

Los hermanos Auguste (1862-1954) y Louis (1864-1948) Lumière

 

La relación que ha mantenido el séptimo arte y la tauromaquia no puede considerarse fácil. En principio, la plasticidad y dinamismo de las corridas de toros parecen apropiados para los principios artísticos que rigen la cinematografía. No obstante, han sido en contadas ocasiones en el que una película ha reflejado con acierto el mundo taurino y ha desarrollado un historia con interés dramático.

            La primera sesión del cinematógrafo acaeció en París, a finales de 1895. Por aquel entonces los hermanos Lumière tal vez no eran conscientes de las consecuencias que para la cultura contemporánea traería su invención. En la primavera del año siguiente, Madrid contempló asombrada cómo las imágenes fijas adquirían movimiento y mostraban escenas de la vida cotidiana.   Tal hazaña corría a cargo del operador de cámara  Albert Promio, empleado de la empresa de Louis y Auguste Lumière, desplazado a la capital española para una doble misión, mostrar las posibilidades el nuevo invento y tomar escenas de España.

            Desde el primer momento, la fiesta de los toros ocupó un lugar preeminente en el catálogo de filmaciones del camarógrafo galo. Como informa Carlos Fernández Cuenca, en el Cossío, el método de trabajo de estas primeras películas consistía en colocar la cámara en un lugar determinado, en el que transcurriera alguna actividad destacada o llamativa, y girar la manivela hasta agotar la película. Dicha técnica se denominaba «escenas naturales». De esta forma, entre mayo y junio de 1896, se realizaron doce «vistas españolas». Entre ellas se encuentra la primera vinculada a los toros llamada «Arrivée de toréadors», en la que se muestra la llegada de los matadores a las puertas de una plaza de toros en Madrid, probablemente durante la feria de San Isidro. En aquellos tiempos tan primitivos la filmación se medía por los metros de película impresionada, en este caso apenas 17 metros. Poco después apareció por primera vez una escena de la lidia en la cinta titulada  «Espagne: courses de taureaux». En este caso, se habían impresionado dos rollos con los consabidos 17 metros. Esto apenas permitía un resumen esquemático de la lidia de un astado.

            Dos años más tarde, se habían rodado en España 37 películas por cámaras franceses y de las mismas 12 estaban vinculada a la tauromaquia, es decir casi un tercio, lo que muestra la curiosidad que despertaba dentro y fuera de nuestras fronteras. Su denominación genérica era  «Courses de taureaux» y mostraban la mayor parte de las fases de una corrida, desde el «Traslado de los cajones» [de toros] a la «Salida de las cuadrillas», la «Estocada» y el «Arrastre de un cababllo y de un toro». No queda constancia documental de los toreros que aparecen en las imágenes y los mismos no se pueden identificar dado que las tomas son generales y a gran distancia, dado que el objetivo consistía en mostrar el ambiente de la plaza.

            En la vecina Portugal habría que esperar a 1901 para encontrar la primera película taurina, titulada «Tourada a antiga portuguesa», de Manoel Maria da Costa Veiga.

            A partir de este momento la difusión del cinematógrafo permitió registrar todo de tipo de eventos y, sobre todo, la aparición de los primeros intentos de crear un género que con el tiempo acabará por ser denominado documental. En este ámbito destaca Antonio Cuesta, emprendedor droguero y vendedor de equipo fotográfico valenciano que, en 1906, estableció un negocio consistente en filmar corridas y venderlas a los distribuidores. No obstante, el primer documental con guión data de 1911. Titulado «Historia del toro de lidia» fue realizado por Enrique Blanco, con financiación de Iberia Cines y reflejaba de la vida de una ganadería extremeña de Olea. Para entonces el metraje de la película se había extendido hasta unos increíbles 500 metros.

            El salto al cine de ficción no se hizo esperar. La primera película con argumento dramático data de 1909 y su título fue «Tragedia torera». Realizada por Narciso Cuyás y producida por Iris Film de Barcelona, por desgracia, se encuentra perdida y se carece de otra  información que la mencionada. Un año más tarde se realizó «La lucha por la divisa»,  producida por José María Codina y fotografíada por Antonio Cuesta. De tema costumbrista y folletinesco, muy del gusto de la época, relata la disputa entre dos mozos por el amor de una mujer, con final trágico.

          En próximas entregas se desgranará cómo apareció un género cinematográfico relacionado con el toro en los distintos países dónde la lidia tiene presencia.

  

 

Ricardo Torres Reina «Bombita»

(1879-1936)

protagonista de esta, según reza su publicidad,

una de las más antiguas películas sobre toros en España

(rodada en la Plaza de Toros de Valencia antes de 1913, pues éste es el año en que se retira el torero)

SOLÓN. Por José Manuel Colubi Falcó

 

Solón, legislador de Atenas
por Merry Joseph Blonde
1781-1853 

ENTRE los muy pocos poetas y, menos aún, filósofos que han ejercido tareas legislativas y de gobierno en sus patrias cuéntase Solón (640-560 a. C.), un noble que, en Atenas y armonizando justicia y fuerza, puso la primera piedra de un edificio que, pasando el tiempo, se llamaría democracia.

             Elegido árbitro por las facciones en lucha, Solón resuelve primero el problema humano de los esclavos por deudas: éstas son condonadas, aquéllos recobran la libertad, los vendidos fuera del Ática son rescatados con cargo al erario público, y queda rigurosamente prohibido que la libertad garantice créditos. En política introduce cambios importantes, y, así, la riqueza, y no el linaje, otorgará la elegibilidad para los cargos (con progresivas cargas inherentes); dividida la sociedad en cuatro clases (pentacosiomedimnos, que cosechan quinientas medidas de grano, caballeros, yunteros y jornaleros), las dos primeras acceden a las magistraturas superiores y, junto con la tercera, a las inferiores, y todas forman la Asamblea, que se constituye también en tribunal de apelación contra las decisiones de magistrados, llamado Heliea.

            Aunque en su obra poética sobresale la Elegía a las Musas, quiero ahora destacar su poemita sobre la vida del hombre, que Juan Ferraté traduce así:

 

 Cuando cumple los siete, pierde el tierno muchacho

los primeros dientes que echó siendo un crío.

Y cuando Dios le completa por fin los segundos siete años

la pubertad creciente ya empieza.

Y al septenio tercero, espigándose aún, se le cubre

de vello el mentón y cambia la flor de la piel.

Y al cuarto septenio es cuando tiene la fuerza más grande,

entre los hombres segura señal del valor.

Y el quinto es el tiempo en que el hombre debiera pensar en casarse

y  procurar obtener descendencia de hijos.

Y al sexto madura la mente del hombre en todas las cosas

y ya en adelante no quiere descuido en sus actos.

Y al séptimo tiene el juicio y el habla mejores, lo mismo

que al octavo; y suman los dos catorce años.

Y al noveno le queda poder; no obstante, es más débil,

mirando al perfecto valor, en lengua y prudencia.

Y al décimo, si alguien lo alcanza y llega hasta el límite,

no vendrá antes de tiempo a buscarlo la muerte.

 

¿QUÉ QUIERES QUE TE DIGA YO?. Poema de Lauro Gandul Verdún

JEAN RIEN Y LOS DOS FABRIZIO (PARTE TERCERA). Por Rafael Rodríguez González

 

 

Jean Rien se entera de algunas cosas

 Andrés Asido, puesto a escribir, no era corto a la hora de gastar tinta. Como ustedes comprenderán (y agradecerán) no hay aquí espacio más que para resumir la primera de las cartas de Asido a Rien; mejor dicho, no para resumir, sino sólo para entresacar algunas pocas de las cosas que a mi pobre juicio pueden parecer más dignas de serlo.

            Jean Rien supo del Fabrizio que nunca llegó a conocer que durante su larga estancia en Alcalá había regentado, en consuno con su admirada y requetemirada esposa, una de las casas llamadas «de mala nota» (aunque decía Andrés Asido que todos los visitantes le daban una nota alta, incluso el sobresaliente); que sus juergas con los gitanos eran de lo más comentado; que había ofrecido dinero al Ayuntamiento para, entre otras cosas, adecentar los asientos del tren; también para dotar al Guadaíra de góndolas a su paso por el Parque (fue entonces y no años después, cuando un concejal dijo aquello de que también habría que traer góndolos, para que criasen); pero los munícipes siempre alegaron que si tal o cual competencia no les correspondía, que si esto y lo otro… Lo más cierto, creo yo, es que no quisieran aparecer ante los ojos de cierta gente como aliados e incluso socios de un industrial del goce réprobo. También pudiera ser que fuesen renuentes a aceptar algo que no se les hubiera ocurrido a ellos.

            También le contó Andrés al francés que la actividad de la que el matrimonio Cobertori-Da Rimini se sostenía fue defendida, dado el acoso que sufría por parte de ciertas personas influyentes, ante el propio Alfonso XIII, ya que A.S.R., P.G.C. y R.B.M., prominentes industriales sevillanos (alcalareño uno de ellos), aprovecharon una visita del Rey a Sevilla para interceder en favor del negocio de la pareja italiana. Don Alfonso, como era natural en él, asintió y mostró su preocupación; pero luego, por medio de uno de los que después sería miembro del Directorio de Primo de Rivera, un general apodado «el Conde de Entremeto», mandó decir a los peticionarios lo siguiente: «Comprended, queridos súbditos, que por buenas que sean no puedo visitarlas todas, y que sería muy contraproducente ejercer mi influencia directa en este caso. De todas maneras, se hará lo que se pueda». Si las hizo, las gestiones del nieto de Isabel II no dieron resultado, como quedó patente a finales de 1919.

            Andrés, en fin, informó a Jean Rien de la suerte que habían corrido Fabrizio, Francesca y las tres señoritas que le acompañaban tras su forzada salida de Alcalá, y de la honda impresión que tan luctuoso suceso había causado entre una gran parte de los hombres de Alcalá y de otras localidades. Añadió Asido que, si sería grande la admiración que alguna gente sentía por Fabrizio, y tan sincero el agradecimiento que querían manifestarle aunque ya sólo fuera en el recuerdo, que hubo quien cambió el nombre de su establecimiento: si hasta entonces se había llamado «Café Español», desde enero de 1920 (y hasta 1946) pasó a titularse «Café del Italiano». No faltó quien dijera, con gracia pretendida: «Po sabe que no se le va a poné frío el café al italiano…».

 

Asido se pone al día sobre el otro Fabrizio

 Después de leer la carta de Andrés Asido, Jean Rien quedó bien sur de que el Fabrizio Cobertori Ilmanta que aquel viajero en Barcelona recomendó a otro visitar en Alcalá de Guadaíra, no era el mismo que él conocía y que ansiaba encontrar tras años de parecer desaparecido de la faz de la tierra.

            Jean Rien de Colombey-les-Deux-Églises quedó admirado de la amabilidad del funcionario alcalareño y de todas las cosas que Andrés le había contado en su masiva misiva. Contestóle el francés al español en perfecto ídem. Y así pudo saber Andrés, entre otras muchas cosas, quiénes eran los peligrosos perseguidores que acosaban al Fabrizio que Jean Rien había supuesto en Alcalá, y por qué de tanta inquina.

            La cuestión es que Fabrizio Cobertori, el intelectual, no el del negozio di lusso puesto en Alcalá, había mantenido relaciones ocultas con la única hija del general Giuseppe Encabrittiato Severi, jefe de la Casa Militar de Víctor Manuel III. A resultas de ello, la muchacha quedó embarazada, como pasaba casi siempre en aquellos tiempos. Fabrizio era ya entonces un hombre de más de cuarenta años, lo que soliviantó aún más a los familiares de la apenas veinteañera dama.

            Fabrizio, que en este caso no era autor intelectual, sino material, del embarazo de Paola, que así se llamaba la signorina, puso tierra de por medio en cuanto supo del estado de la muchacha. Él, un hombre entregado a la indagación del pensamiento, al estudio del espíritu humano y de todo lo que representara especulación, meditación y conjetura no podía afrontar una carga que le hubiera maniatado de por vida, impidiéndole dedicar sus horas, aparte de a los oportunos desfogamientos, a buscar la verdad para revelársela a los demás mortales. Eso es lo que él pensaba o quería pensar, sin darse cuenta de que al huir vería limitada su vida a estar escondido, no sólo por dentro, sino también por fuera.

            Doce de los hermanos de Paola (eran catorce, pero dos eran disminuidos psíquicos declarados oficialmente, no como los otros doce), juraron ante su padre, el general (1), que no descansarían hasta dar su merecido al autor de la para ellos deshonra de Paola.

            Por si fuera poco, madre y niño fallecieron en el parto. Esta circunstancia llevó al paroxismo a los hermanos Encabritiatto Furiozzi, que se juramentaron de nuevo (2).

            Tengo que interrumpir el relato. Señalaré, por último, que la correspondencia entre Andrés Asido y Jean Rien se mantuvo hasta 1926, cuando se produjo la muerte de nuestro paisano a causa del sarampión. Tenía 53 años. A partir de entonces fue mi bisabuelo quien continuó carteándose con el francés, hasta el fallecimiento de éste (3). De ahí que yo maneje algunos datos que a Andrés Asido le fue imposible conocer.

            Hay muchas más cosas, quizás, no lo sé, más interesantes que las que he contado. Ya veremos. Les dejo ahora con una de las cartas que Andrés Asido envió a un su sobrino, y a la que he tenido el atrevimiento de poner título.

 

________________________ 

 

Umberto I
1844-1900

 

1. Giuseppe Encabritiatto Severi fue ascendido a general bajo el reinado de Umberto I, después de haber participado en los sucesos de Milán de 1898, cuando, siendo coronel, dirigió la represión  que causó más de cien muertos en un solo día. Casó con la sobrina del arzobispo de Palermo, Adelaida Furiozzi Pelagio. Esta señora, que murió al obrar su decimoquinto parto, del que precisamente nació Paola, expiró después de pronunciar estas palabras: «Ya he parido todo lo que tenía que parir». «¡Qué mujer!», dicen que dijo el general.

 2. Fabrizio Cobertori Ilmanta vio la luz en Varese en 1875, dejando de verla en Famagusta una mañana de 1927, donde se hallaba escondido desde hacía tres años. Antes lo había estado en Berna y en Budapest. En la costera ciudad chipriota fue asesinado por dos esbirros enviados por los doce hermanos Encabritiatto Severi que, como decía Rien, seguían en sus trece.

 3. Jean Rien había nacido en Nimes en 1865, encontrándole la muerte en Berlín en 1933 durante el incendio del Reichstag, al hallarse en las proximidades y ser atropellado por un coche de bomberos.

 

COLOQUIOS (5). Gabi Mendoza Ugalde

 

  – Me gustan las construcciones de otros tiempos.

– ¿Las viejas construcciones?

– No.  No me refiero a edificios viejos, porque lo viejo se quedó sin tiempo. Mi gusto es por una suerte de vigencia, de vida oculta superviviente al abandono.

– Tú no crees en el progreso.

– Sí que creo, pero nunca olvido mi condición mortal.

PAISAJE CLÍNICO. Antonio Medina de Haro (1936-1997). Con fotografía de Julio García

 

Foto: Julio García

 

PRECISAMENTE, dando un paseo como tengo por costumbre, he tenido un recuerdo, por aquello de la contraposición, de mi larga estancia en un Hospital Clínico. He recordado frente a un cielo azul y a una tierra mojada, recién vestida de verde, los espacios blancos de soledad, espacios niquelados y pacíficos, de un rincón del planeta con vigilancia intensiva.

             Las palabras consoladoras que, de vez en cuando, pasan como pavesas suspendidas en el viento, no son suficientes para transformar el frío de las instantáneas de debilidad psicológica.

             Nadie sabe lo que es poder apreciar en toda su extensión la contemplación de la naturaleza sin el cero infinito que es la privación de libertad y la angustia de un cuerpo que se te muere… (…)

             Es decir: en casa de uno, con las voces consoladoras de los que te quieren y, sobre todo, saber que es necesario el recuerdo de los que sufren.

             Por lo general estamos acostumbrados a mirarnos a nosotros mismos constantemente, a ejercer el egoísmo insensato y nos adiestramos en la elemental tarea de sentirnos cosmos único en todo momento.

UN VAPOROSO RECUERDO PARA GABRIEL CELAYA. Por Rafael Rodríguez González

 

Un joven Gabriel Celaya

 

Casi todos supimos de Gabriel Celaya (18 de Marzo de 1911-18 de abril de 1991) gracias a Paco Ibáñez (¡menuda espoleta!). Después, algunos de esos muchos supimos algo más de Celaya gracias al papel impreso. Y a los tres, entre otros, hemos de agradecer gustar de la poesía. Aunque algunos, casi todos, al cabo de tanto tiempo nada sepamos de poesía, sabemos lo que nos gusta, como cualquier hijo de madre: somos vulgares, pero selectivos.

   A los cien años de su nacimiento y a los veinte de su ida, yo, en esta premura, sólo quiero manifestar mi alegría por su existencia, así como destacar unas frases que se han dicho sobre él, ahora o cuando sea. «El poeta y el hombre, fuera lo que hiciere, metido hasta el cuello en la historia» (Armando López Salinas). «Porque Gabriel Celaya es incontable, más que por inenarrable, por extenso e innúmero. Demasiados Celayas para contarlos uno a uno» (Ángel González).

   Una vez le vi llorar en la tele, y entonces me abrazó la poesía.

 


Gabriel Celaya, Amparitxu Gastón y Blas de Otero

 

 LA POESÍA ES UN ARMA CARGADA DE FUTURO

 

Cuando ya nada se espera personalmente exaltante,
mas se palpita y se sigue más acá de la conciencia,
fieramente existiendo, ciegamente afirmando,
como un pulso que golpea las tinieblas,

cuando se miran de frente
los vertiginosos ojos claros de la muerte,
se dicen las verdades:
las bárbaras, terribles, amorosas crueldades:

se dicen los poemas
que ensanchan los pulmones de cuantos, asfixiados,
piden ser, piden ritmo,
piden ley para aquello que sienten excesivo.

Con la velocidad del instinto,
con el rayo del prodigio,
como mágica evidencia, lo real se nos convierte
en lo idéntico a sí mismo.

Poesía para el pobre, poesía necesaria
como el pan de cada día,
como el aire que exigimos trece veces por minuto,
para ser, y en tanto somos, dar un sí que glorifica.

Porque vivimos a golpes, porque apenas si nos dejan
decir que somos quien somos,
nuestros cantares no pueden ser sin pecado un adorno.
Estamos tocando fondo.

Maldigo la poesía concebida como un lujo
cultural por los neutrales
que, lavándose las manos, se desentienden y evaden.
Maldigo la poesía de quien no toma partido hasta mancharse.

Hago mías las faltas. Siento en mí a cuantos sufren
y canto respirando.
Canto y canto, y cantando más allá de mis penas
personales, me ensancho.

Quisiera daros vida, provocar nuevos actos,
y calculo por eso con técnica qué puedo.
Me siento un ingeniero del verso y un obrero
que trabaja con otros a España en sus aceros.

Tal es mi poesía: Poesía-herramienta
a la vez que latido de lo unánime y ciego.
Tal es, arma cargada de futuro expansivo,
con que te apunto al pecho.

No es una poesía gota a gota pensada.
No es un bello producto. No es un fruto perfecto.
Es algo como el aire que todos respiramos
y es el canto que espacia cuanto dentro llevamos.

Son palabras que todos repetimos sintiendo
como nuestras, y vuelan. Son más que lo mentado.
Son lo más necesario: lo que tiene nombre.
Son gritos en el cielo y, en la tierra, son actos.

 
NOTA:

Rafael, me permito por mi parte añadir un link al tuyo, de un artículo sobre Celaya por Pablo García Baena, aparecido precisamente hoy en El Mundo Cultural: Celaya, Aquí y Ahora.