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ANUNCIACIÓN. Juan Ramón Jiménez (1881-1958)

 

bellocomounesmaltedeataujíaM. VERPI Córdoba 2015

 [Fotos: Manuel Verpi 2015. Córdoba]

 

   ¡Trasunto de cristal,
bello como un esmalte de ataujía!

   Desde la galería
esbelta, se veía
el jardín. Y María,
virjen, tímida, plena
de gracia, igual que una azucena,
se doblaba al anuncio celestial.

   Un vivo pajarillo
volaba en una rosa.
El alba era primorosa.
Y, cual la luna matinal,
se perdía en el sol nuevo y sencillo,
el ala de Gabriel, blanco y triunfal.

   ¡Memoria de cristal!

 

[JUAN RAMÓN JIMÉNEZ.

300 POEMAS.

Ed. Plaza & Janés, S.A.

Barcelona, 1980]

 

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NAVIDAD. 100 AÑOS DE «PLATERO Y YO». Homenaje de «CARMINA» al poeta Juan Ramón Jiménez (1881-1958)

JUAN RAMÓN JIMÉNEZ. Poema de 1918

«DIÁLOGOS: CUERDA Y VERSO». Sobre poemas de Lauro Gandul Verdún y músicas de Niño Elías (Llerena, 31 de mayo de 2014)

 

NAVIDAD. 100 AÑOS DE «PLATERO Y YO». Homenaje de «CARMINA» al poeta Juan Ramón Jiménez (1881-1958)

 

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Belén

Zsolt Tibor

2014

 

La candela en el campo!… Es tarde de Nochebuena, y un sol opaco y débil clarea apenas en el cielo rudo, sin nubes, todo gris en vez de todo azul, con un indefinible amarillor en el horizonte de poniente… De pronto, salta un estridente crujido de ramas verdes que empiezan a arder; luego, el humo apretado, blanco como armiño, y la llama, al fin, que limpia el humo y puebla el aire de puras lenguas momentáneas, que parecen lamerlo.

   ¡Oh la llama en el viento! Espíritus rosados, amarillos, malvas, azules, se pierden no sé dónde, taladrando un secreto cielo bajo; ¡y dejan un olor de ascua en el frío! ¡Campo, tibio ahora, de diciembre! ¡Invierno con cariño! ¡Nochebuena de los felices!

   Las jaras vecinas se derriten. El paisaje, a través del aire caliente, tiembla y se purifica como si fuese de cristal errante. Y los niños del casero, que no tienen Nacimiento, se vienen alrededor de la candela, pobres y tristes, a calentarse las manos arrecidas, y echan en las brasas bellotas y castañas, que revientan, en un tiro.

   Y se alegran luego, y saltan sobre el fuego que ya la noche va enrojeciendo, y cantan:

 …Camina María

 camina, José…

      Yo les traigo a Platero, y se lo doy para que jueguen con él.

[JUAN RAMÓN JIMÉNEZ.

Platero y yo (Elegía andaluza) 1907-1916.

Edita AGUILAR S.A. EDICIONES 1955-1981.

Madrid 1981.

Págs. 213 y 214]

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LA NAVIDAD EN «CARMINA»

AL NACIMIENTO DE CRISTO NUESTRO SEÑOR. Luis de Góngora y Argote (1561-1627)

LA PALMERA. Gerardo Diego (1896-1987)

NATIVIDAD. Vicente Núñez
PALIQUES DE LA VIRGEN EN LA MAÑANA DEL NIÑO (AÑO DE 1954). Vicente Núñez
NACIMIENTO DE MARÍA. Por José Manuel Colubi Falcó

LA GRAVIDEZ DE MARÍA. Por José Manuel Colubi Falcó

JOSÉ VA A EMPADRONAR A SU FAMILIA. Por José Manuel Colubi Falcó

LA ANUNCIACIÓN (1472-1475). Pintura de Leonardo da Vinci (1452-1519)

NAVIDAD 2013, Antonio Luis Albás

LA ANUNCIACIÓN DE MARÍA. Por José Manuel Colubi Falcó
 

JUAN RAMÓN JIMÉNEZ. Poema de 1918

«EL TENIENTE GUSTL» O LOOR A LA MUERTE Y A LA CARNE. De la serie «NOTICIAS DE UN IMPERIO» (Núm. 14). Por Pablo Romero Gabella

 
 
 

Cementerio de los personajes ilustres
(Kerepesi Temetö)
Budapest
2000
Foto: LGV

 
 
 

64 páginas 64. Ésta es la extensión de El teniente Gustl, pieza de aparente minimalismo de Arthur Schnitzler (1862-1931), médico y escritor vienés, ejemplo del intelectual judío finisecular del Imperio. Contemporáneo de Sigmund Freud (que lo admiraba), Mahler o Zweig, pero también del antisemitismo que se cernía sobre Austria y sobre Viena en particular gracias a personajes como Karl Lueger, alcalde de la capital imperial. Esta pequeña joya escrita en 1900  (editada primorosamente, como es usual, por Acantilado en 2006 con traducción de  Juan Villoro) es un monólogo interior (uno de los primeros de la literatura) que bulle en la mente de un joven oficial imperial durante el ocaso de un día primaveral y el orto del siguiente. Parte de una velada musical en un teatro de la capital y termina en un café, cómo no, pasando por una noche de duermevela en el parque del Práter, el mismo lugar que luego haría famoso El tercer  hombre[1]

   Tal como hemos visto en otras entradas de Noticias de un Imperio, en la literatura del final del imperio austro-húngaro ocupa un lugar muy destacado el ejército y dentro de este, los jóvenes oficiales. En las obras ya reseñadas de Lernet-Holenia [2], Marai [3] y Roth [4],  los protagonistas son jóvenes oficiales que educados en la tradición del imperio son testigos y a la vez actores de su desaparición. El ejército austro-húngaro es, junto al viejo emperador, el elemento cohesionador del imperio. Para William M. Johnston (en su imprescindible obra El genio austrohúngaro. Historia social e intelectual (1848-1918), Oviedo, 2009) los militares daban «lustre a la vida social» y proporcionaban la dosis de «patriotismo» imperial necesaria para los soldados de diferentes pueblos y nacionalidades. No obstante y así lo vemos al comienzo de esta obra, los militares austríacos se aferran a un código del honor anacrónico, son arrogantes con los civiles y rechazan la modernidad. Todas esas características las asume nuestro teniente Gustl, desprecia a los burgueses y a los judíos, así como a los socialistas (aunque los austromarxistas fueron paradójicamente defensores del Imperio). Esta forma del ver el mundo, anclada en los esquemas aristocráticos del Antiguo Régimen es el factor que hace que se produzca el hecho principal de la novela, que por supuesto no vamos a desvelar y donde jugará un papel destacado un panadero. Estas ideas, sin embargo, no son solo propias del Imperio austro-húngaro en los inicios del siglo XX, era una cultura común en toda Europa. Esto lo estudió Arno J. Mayer en su obra La persistencia del Antiguo Régimen (1981). Un mundo de valores que hoy nos resultan algo absurdos e incomprensibles y que también están recogidos en la novela de Ford Madox Ford titulada El buen soldado (1913), donde de nuevo, en un lugar central encontramos la figura del oficial. Gustl es un tipo que, como ya hemos dicho, es arrogante, pagado de sí mismo, conquistador de damas y damiselas además de refractario a judíos y socialistas. Schnitzler crea un personaje arquetípico: proviene de una buena familia de provincias y tras pasar un periodo de servicio en Galitzia es trasladado a Viena, al servicio de Dios y del Káiser. Su historia es la historia de muchos que más tarde acabarían sirviendo en las filas de la Werhmacht al  mando de otro austríaco de provincias: Adolf Hitler.

   En sus meditaciones Gustl reconoce que de todas las experiencias vitales echaba en falta una: la guerra. El relato escrito en 1900, nos revela ese ambiente de preguerra que aún no pasaba de mero deseo, de ensoñación entre romántica y salvaje que muchos europeos vivían. La guerra como solución al aburrimiento de la rutina diaria. Gustl es uno de aquellos «sonámbulos» que en palabras del historiador Christopher Clark se dejaron llevar por sus estados y monarcas a las trincheras de la Gran Guerra (Sonámbulos. Cómo fue Europa a la guerra de 1914, 2014). Esa idea de exaltación de las virtudes terapéuticas de la guerra, que tan bien nos la narró Joseph Roth en las páginas finales de La marcha de Radetzky [5], iba de la mano de esa moral aristocrática y aparentemente guerrera a la cual nos referimos antes (el ensayo de Arno J. Mayer tenía el esclarecedor subtítulo de Europa hacia la Gran Guerra).

   La guerra era una especie de gran duelo colectivo donde enjugar honores mancillados. En ella, como en el duelo (Gustl, como no podía ser de otra forma también es un duelista), la muerte es una opción y si uno no es capaz de aguantar la vergüenza, no queda otra que el suicidio. Guerra, duelo, honor, suicidio…. todo nos conduce a la muerte, otro gran tema de la novelita de Schnitzler, un autor que podríamos considerarlo parte del grupo de escritores impresionistas tal como lo incluye en su obra Johnston. Esta corriente impresionista de intelectuales fue así definida por el Arnold Hausser, famoso teórico del arte  nacido como súbdito del imperio en 1892 y muerto como ciudadano de la república socialista de Hungría en 1978. Schnitzler era uno de aquellos intelectuales que de alguna manera disfrutaron siendo notarios del «apocalipsis feliz» de un mundo. No eran creadores de algo nuevo, no ofrecían soluciones, al igual que sus contemporáneos de nuestra Generación del 98. Para ellos la vida era evanescencia, flujo de sensaciones, esteticismo y decadencia. En esta obra que reseñamos todo esto se encuentra a través de los pensamientos inmediatos, no tanto reflexiones, del teniente Gustl. Todo es ahora, no existe ni tanto el ayer ni el mañana, todo ocurre en el momento. Un mundo de impresiones donde no hay nada totalmente verdadero pero tampoco falso.  En palabras del autor «cada instante implica morir un poco y a la vez volver a nacer».

 
 
 

La muerte se lo lleva
Kerepesi Temetö
Budapest 
2000

(Foto: LGV)

 
 
 

   Volvemos a la muerte, ya que es el culmen de ese mundo de impresiones. La muerte «libera» a los vivos de sus represiones y miedos, tal como le ocurría al joven Gustl. El elemento psicológico es la gran novedad técnica de nuestro relato y  por esto lo hacía tan cercano a Freud, pero también a toda una corriente de pensamiento que podemos llamar austríaca, donde la muerte tiene un lugar especial. Para los austríacos la muerte era un motivo de creatividad y es conocida su querencia por todo lo que la rodea: funerales, cementerios, ceremonias, etc… Baste recordar el episodio sobre el cementerio de Viena que nos cuenta Claudio Magris en su odiséica obra El Danubio (1986) o esos «hermosos cadáveres» de la familia imperial en La Cripta de los Capuchinos. La muerte es el fin del hastío y por eso tiene un gran poder, tal como lo dejó por escrito Hugo Hofmannsthal, un escritor marcado especialmente por ella.  Es relativamente conocida la carta que Mozart escribió a su padre sobre este tema cuatro años antes de morir:

   «Al ser la muerte, pensándolo con detenimiento, el verdadero objetivo de nuestra existencia, en los últimos años he establecido con ella – la mejor y más fiel amiga de la humanidad- una relación tan estrecha que ahora su imagen, lejos de aterrorizarme, me tranquiliza y consuela».

   Los muertos «permanecen entre los vivos», escribió Schnitzer. Ya hemos visto esto en las obras ya comentadas de Alexander Lernet-Holenia [6], donde el mundo de los  muertos tiene tanta o más importancia que el de los vivos. Por esto, un vez muerto el Imperio siguió para muchos aún vivo y sobre todo en la literatura y el arte hasta nuestros días.

   Y por último, nuestro protagonista vive la unión del Eros y el Thanatos. El erotismo y el sexo van unidos a la muerte, integrantes todos de los paraísos artificiales que pontificó para la modernidad el poeta Charles Baudelaire. El sexo y la muerte nos alejan del mundo, como así lo vivía el joven teniente Gustl que mezclaba en sus pensamientos sus conquistas eróticas y la fantasía de su muerte. Un mundo de morbosidad que fue tan querido al modernismo literario español, comenzando por Juan Ramón Jiménez. Algo tiene esta corta novela de loor a la muerte y a sus cercanías, pero también de loor a la carne, la carne mortal, liberadora y a la vez esclavizadora.

   Loor a la Carne,
Que al arder mitiga los cruentos martirios de la Vida humana.

 
 
 

Juan Ramón Jiménez
(1881-1958)

 
 
 
[1] https://revistacarmina.es/?p=40583

[2] https://revistacarmina.es/?p=39376

[3] https://revistacarmina.es/?p=39553

[4] https://revistacarmina.es/?p=40095

[5] https://revistacarmina.es/?p=40854

[6] https://revistacarmina.es/?p=39541
 
 
 
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EL ESTANDARTE O EL IMPERIO CONTRAATACA. De la serie «NOTICIAS DE UN IMPERIO» (Núm. 1). Por Pablo Romero Gabella

«LOS DÍAS CONTADOS» O LO QUE EL VIENTO SE LLEVÓ EN TRANSILVANIA [1ª PARTE]. De la serie «NOTICIAS DE UN IMPERIO» (Núm. 2). Por Pablo Romero Gabella

«LOS DÍAS CONTADOS» O LO QUE EL VIENTO SE LLEVÓ EN TRANSILVANIA [2ª PARTE]. De la serie «NOTICIAS DE UN IMPERIO» (Núm. 3). Por Pablo Romero Gabella

«LOS DÍAS CONTADOS» O LO QUE EL VIENTO SE LLEVÓ EN TRANSILVANIA [3ª PARTE]. De la serie «NOTICIAS DE UN IMPERIO» (Núm. 4). Por Pablo Romero Gabella

«LOS DÍAS CONTADOS» O LO QUE EL VIENTO SE LLEVÓ EN TRANSILVANIA [4ª PARTE, Y ÚLTIMA]. De la serie «NOTICIAS DE UN IMPERIO» (Núm. 5). Por Pablo Romero Gabella

EL BARON BAGGE O EL VÉRTIGO DE SER LOS OTROS. De la serie «NOTICIAS DE UN IMPERIO» (Núm. 6). Por Pablo Romero Gabella

EL ÚLTIMO ENCUENTRO O EL CREPÚSCULO DE LOS ADIOSES. De la serie «NOTICIAS DE UN IMPERIO» (Núm. 7). Por Pablo Romero Gabella

SIEMPRE NOS QUEDARÁ VIENA. De la serie «NOTICIAS DE UN IMPERIO» (Núm. 8). Por Pablo Romero Gabella

GEORG TRAKL: LA DECADENCIA DE UN IMPERIO. De la serie «NOTICIAS DE UN IMPERIO» (Núm. 9). Por José Miguel Ridao

«FUGA SIN FIN» O EL JUDÍO ERRANTE. De la serie «NOTICIAS DE UN IMPERIO» (Núm. 10). Por Pablo Romero Gabella

EL VALS INFINITO. De la serie «NOTICIAS DE UN IMPERIO» (Núm. 11). Por Pablo Romero Gabella

«RÉQUIEM ALEMÁN» O ALGO HUELE A PODRIDO EN VIENA. De la serie «NOTICIAS DE UN IMPERIO» (Núm. 12). Por Pablo Romero Gabella

LA SAGA DE LOS TROTTA. De la serie «NOTICIAS DE UN IMPERIO» (Núm. 13 – 1ª Parte). Por José Miguel Ridao

 
 
 

GUILLERMO BERMUDO, PINTOR («HISTORIAS DE VIDAS»). Por Olga Duarte Piña y Lauro Gandul Verdún (2015)

 
GUILLEPOROLGA2015

El pintor

[Foto: O.D.P. (Alcalá, 2015)]

 

«Hay un don que el artista tiene. Hay una facilidad para la mímesis…

   »Cuando me pongo frente al paisaje, éste puede más que yo. Nada puedo inventar frente al paisaje. Soy panteísta, pero al contrario que Juan Ramón Jiménez en cuyo panteísmo él era el dios, unificado todo bajo su concepto: yo sería el panteísta que se pone delante del paisaje y no puede hacerlo suyo porque le subyuga; o intento imitar la belleza del paisaje aunque no sé qué decir de su belleza. Otra cosa son mis muñecos que tratan sobre la cuestión humana, y ante esta naturaleza sí que puedo decir más. Ante el paisaje nada puedo inventar, pero sí puedo representarlo y puedo también adentrarme en el paisaje o el retrato. En lo figurativo la idea no prima porque está en la propia alteridad. Tal o cual aspecto de la realidad visto, es tomado y puesto en la representación y el pintor toma, estimulado por la realidad que contempla a la que tiene que responder, y a la que tiene que atenerse, al mismo tiempo, ante la que no puede tomar todas las decisiones porque la idea es el otro.»

 

Autorretrato

 

   Ante la realidad la idea está fuera de la mente, no hay que sacarla de dentro, sino incorporarla (aunque quepa interpretarla) para representarla. Cuando buscando ese fin de realizar esta representación descubre, por ejemplo, un determinado color azulado verdoso que nunca habría usado en su pintura menos figurativa pero en un paisaje, sin embargo, sacar ese color le reta y el proceso para conseguirlo le divierte. Cuando lo que prima es la idea y el desenvolvimiento creativo se realiza alejado de la alteridad, no queda excluido el artesanado que requiere cualquier buena idea para realizarse en un cuadro. Frente a lo conceptual este artista opone lo fenoménico.

 

Intantánea de amor en el panteón de los monstruos

Instantánea de amor en el panteón de los monstruos

(óleo sobre lienzo)

1995

 

   Además, hay una relación directa con la materia que va conformando el oficio sin el cual, en verdad, no se materializa el arte. La imagen es evocadora, tanto para el propio artista como para el espectador, y es precisamente el oficio el que permite al artista plástico presentar o representar con sus cuadros, de manera no excluyente, las imágenes por él percibidas e interpretadas, de las  ideas que infiere de la alteridad o ha concebido en su mente, con el fin de no agotar las percepciones e interpretaciones de las mismas en un conceptualismo inane que no tiene en cuenta la participación hermenéutica del público.

   Siempre ha dibujado. Para tenerlo vigilado, su madre sabía que bastaba tirarle unos papeles al suelo con lápices o rotuladores para que él se pasara las horas pintando. No sabría decir cuándo tuvo conciencia de artista. Hasta los doce años vivió en Alemania. Allí leyó infinidad de comics y garabateó infinidad de libretas. Del kindergarden recuerda a Frau Bremen, una maestra que, circundada por los alumnos, les leía cuentos, y a Arnold, que era su maestro de dibujo. Cuando llegó a España se recuerda también garabateando libretas… En el colegio los amigos le pedían que hiciera dibujos. Siempre dibujando, así que no hay un hecho o momento a partir del cual le nazca una gana de ser pintor sino que sencillamente él dibujaba…, y así sigue.

   Tenía su infancia hasta hace poco como olvidada, tal vez por haber quedado encapsulada en el país donde nació y transcurrió toda ella. Luego muere su padre, y, a pesar de tan funesta falta, su madre fue capaz de criarlos y educarlos a él y a su hermano. Hace unos años estuvo en Fráncfort, aunque tiempo atrás había pensado que no volvería hasta que no fuera viejo, y visitó el patio de la casa donde jugaba y allí estaban el árbol, las cosas que servían de portería…, aunque todo mucho más pequeño de como había quedado en su memoria. Al cabo del tiempo no puede decir que su infancia haya sido desgraciada, sino todo lo contrario.

   En el Instituto Cristóbal de Monroy fue alumno de Manuel Almansa y Juan Llamas, dos profesores de dibujo, y pintores, de quienes conseguía las más altas calificaciones en dibujo artístico, no así en el técnico… Y en la Facultad de Bellas Artes de Sevilla sus profesores Arcenegui o Losada le abrieron puertas en su concepción del dibujo, y Baíllo, en cuyo taller aprendió a grabar y a conocer de tramas y ácidos, aguatintas y aguafuertes, y se habilitó en el manejo de la presión del tórculo, en cómo doblar, cortar o humedecer el papel, y cuándo levantar la manta. Una botella y un vaso fue su primer grabado después de haber seguido las enseñanzas del maestro grabador, que se regía por la más estricta tradición para la ejecución material de la obra gráfica, dejando poco margen a la improvisación y mucho más al control del grabado por su autor.

 

El loco del metro

El loco del metro

(óleo sobre lienzo)

1994

 

   En Berlín, estando de Erasmus, en la Escuela Superior de Bellas Artes, el profesor Marvan aparece y observa su cuadro El loco del metro. En lugar de decirle «oye, ¿por qué no metes aquí una vibración roja o por qué no haces un azul en este otro sitio?», que es a lo que estaba acostumbrado de los profesores de Bellas Artes en Sevilla, a bocajarro le pregunta «¿tú eres comunista?». La pregunta no fue procedimental, sino que ante un cuadro suyo era la primera vez que le hacían esa pregunta; después le advierte que tuviera cuidado en no hacer de un cuadro un cartel, una propaganda. Luego supo que Elías Canetti preguntó algo similar a George Grosz: «…Cuando tú representas el mundo del mendigo o el viejo, ¿realmente quieres cambiar la situación política de tales, o te gustan esos harapos porque los consideras estéticos?»

 

El gorilla cojo

El gorrilla cojo

 

   Piensa que con el tiempo, uno se va descreyendo y brota una suerte de ironía. En sus muñequitos hay una cierta actitud irónica, «un análisis un tanto risueño de la situación social». Siempre ha hecho muñequitos, que es como llama el pintor a esas características figuras que siempre ha dibujado en cuadernos, papeles y telas. Convierte en muñecos los personajes que ve o crea, y los mezcla, y hasta diríase que se mezclan ellos solos. Del gris paleta pasa a los colores fuertes. Los muñecos empiezan a desmembrarse y a moverse, y se van abandonando de la realidad y haciéndose más abstractos, sin dejar el sentido político como ciudadanía, no como ideología.

 

guillermobermudoyamigos 1993

El pintor con su grupo de amigos en 1993

(De pie y de izquierda a derecha:

Guillermo Bermudo, Jesús Morillo,

Jesús Correa, Daniel Hermosín,

Manuel María Reina y Curro Sánchez Oliva.

Sentados:

Carlos Romero y Sergio Gandul)

 

   Si hay un valor grande en el mundo, dice Guille, éste es la amistad. Fueron fundamentales los amigos de los años del instituto. Jamás hubiera escuchado música sin la melomanía de Morillo. Si a sus amigos no les hubiera dado por leer a determinados autores, no habría conocido la obra de Camus, a quien considera un paradigma, o la de Bowles, cuyos libros prefiere a las de Burroughs o Kerouac de la Beat generation. La música influye y lo que lee uno lo leen los demás. Todos los libros pasando de unos a otros abrían diálogos cuyas causas venían de esas lecturas, y también se enfrascaban en discusiones políticas durante noctámbulas jornadas aquellos amigos.

   Si hay algo peor que la maldad es la mediocridad. Siempre le han gustado los ópticos Velázquez, Rembrandt, pero también Klee, Grosz, todos los expresionistas alemanes; La Californie, Niza y el buen vivir de Duffy o Matisse. Compone a raíz de mirar. Él se considera muy narrativo. Le gusta más Brueguel que El Bosco. Puede ser literario pero no tiene por qué tener una referencia en la literatura. Le ha interesado más la figura humana y en los animales su antropomorfismo. Leyendo El Quijote no se ha reído más en su vida. Lee ensayos. No tanto la poesía, aunque haya leído mucho a Juan Ramón Jiménez o a Antonio Machado. En todo caso considera común a las artes el procurar siempre la ficción, y cita de memoria del Libro del Eclesiastés «Nunca es el simulacro el que oculta la verdad; es la verdad la que oculta que no hay ninguna verdadEl simulacro es verdadero». No es la verdad sino lo verosímil. Qué más da que un discurso no sea verdad si es verosímil. Y ello está en el fundamento del arte y resulta extraordinario que el espectador crea en esa ficción.

 
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Lo único que oculta la verdad es que no existe ninguna verdad

o los hombres masa

(aguafuerte y aguatinta)

2005

 

   No está de acuerdo con que el arte tenga que ver con la política. Aunque haga política con su pintura, entendida ésta como ciudadanía. Se trata de mostrar lo que hay desde un punto de vista entomológico, no panóptico; sí fabulístico, no moralizante; sí moral: mostrar, como en La condecoración de la urraca, que a veces los ladrones son aplaudidos. No hace propaganda. No sabe si su discurso va o no a ser seguido por el público, pero no por ello deja de pintar. Y desde luego su pintura la concibe y ejecuta para los demás: es pública. El acto de dibujar se realiza en principio sin plan. No se sabe qué será de ese dibujo que empieza. Con la idea suscitándose del título, ve cosas, y las que le llaman la atención las traduce. Y ante sus cuadros el espectador, a quien ni quiere ni debe controlar, verá o no verá según desee.

 

La condecoración de la urrada

(aguafuerte)

2012

 

   Es profesor de dibujo y de grabado en la Escuela de Arte de Jerez de la Frontera, donde es Jefe de Estudios. Tiene un planteamiento de comunidad didáctica, es un emocionado de su materia, y lo transmite a sus alumnos, con los que está y a los que ayuda. Dieciséis años como profesor. «En las clases hacemos acuarelas y conversamos en torno a Cézanne». Personalmente cree que seguir pintando le enriquece su condición de profesor.

 

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 Conversaciones en torno a Cézanne

(óleo sobre tabla)

1999

 

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GUILLERMO BERMUDO EN «CARMINA»:
 

TRES INSTANTÁNEAS DEL TALLER DEL PINTOR GUILLERMO BERMUDO. Fotografías de Lauro Gandul Verdún 2014

MÁSCARAS, ¿SIMÉTRICAS? Esculturas de Antonio Cerero fotografiadas por Lorenzo del Término en el taller del pintor Guillermo Bermudo (2014)

DAFNIS Y CLOE. Longo (siglo II d. Cristo). Traducido al español por Juan Valera (1824-1905) y con un Dionisos de Guillermo Bermudo

«VINO Y DIOSES; FLORA Y FAUNA DE JEREZ» Y «TRASUNTOS DEL VINO». Pintura de Guillermo Bermudo (grabado 1/35) 2013 y poema de Lauro Gandul Verdún (Montilla, 2005)

AUTORRETRATO Y RETRATO. Pintura de Guillermo Bermudo y fotografía de Lauro Gandul Verdún

PERSPECTIVAS DE LA MESA-PALETA DEL PINTOR GUILLERMO BERMUDO. Fotografías de Lauro Gandul Verdún 2012

LA CONDECORACIÓN DE LA URRACA. Guillermo Bermudo 2012

DIÁLOGO ANTE UN CARTEL. A propósito de un cartel del pintor Guillermo Bermudo. Compilaciones de Rafael Rodríguez González

PLÁTICAS MÍNIMAS. Por Rafael Rodríguez González

COLOQUIOS (194): «CONVERSACIONES EN TORNO A CEZANNE (SERIE “TRES CUADROS”)». Gabi Mendoza Ugalde

COLOQUIOS (190). Gabi Mendoza Ugalde

 

«DIÁLOGOS: CUERDA Y VERSO». Sobre poemas de Lauro Gandul Verdún y músicas de Niño Elías (Llerena, 31 de mayo de 2014)

 

CARTEL.pub[(*) PINCHAR EN LA FOTO PARA ESCUCHAR EL ACTO]

 
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UN POEMA DE JUAN RAMÓN JIMÉNEZ, Y DOS CITAS QUE SE ANTOJAN,

PARA UN EVENTUAL

Y BREVE EXORDIO AL ACTO

 

   MUY buenas tardes, aldea.

Soy tu hijo Juan, el nostáljico.

Vengo a ver cómo florece

la primavera en tus campos.

 

   ¿Te acuerdas de mí? Yo soy

el novio de Blanca, el pálido

poeta que huyó de ti

una mañana de mayo.

 

   Y traigo en mi corazón

un tesoro que he encontrado

entre las rosas fragantes

del jardín de los románticos.

 

   Aldea con sol. ¿te digo

sentires viejos y lánguidos?,

¿o quieres coplas de abril,

llenas de sol y de pájaros?

 

   ¡Dímelo tú, y yo abriré

mi corazón y mis labios,

y volará sobre ti

una bandada de cánticos!

 

   Muy buenas tardes, aldea.

Soy tu hijo Juan, el nostáljico.

Dame con tu alegre sol

un beso sobre los labios.

 

[JUAN RAMÓN JIMÉNEZ (1881-1958).

De Pastorales (1903-1905)

Poema incluido en 300 Poemas.

 Ed. Plaza & Janés Editores, S.A.

Barcelona 1974.

 Pág. 42]

 

Cita 1

«Algunos de mis colegas siempre se molestan cuando les digo que, si una conclusión no está poéticamente equilibrada, no puede ser científicamente cierta. Me dicen que no saben lo que eso significa.»

(…)

«Para imitar un cerebro humano, cuando no sé casi nada del funcionamiento de un cerebro humano, se requiere un salto intuitivo… algo que a mí me parece poesía.»

 

[ISAAC ASIMOV (1920-1992).

The Robots of Dawn (Los robots del amanecer).

Traducción de María Teresa Segur y Hernán Sabaté.

Ed. Plaza & Janés Editores, S.A.

Barcelona 1994.

Pág. 121]

 

Cita 2

«Llegado un momento, la juventud no se alegra con el regocijo ni se entristece con el llanto de la vieja sociedad —“os hemos cantado himnos y no habéis reído, lamentaciones y no habéis llorado”—»

 

[JOSÉ LUIS MURGA GENER (1927-2005).

Rebeldes a la República (escrito antes de 1975).

 Ed. Secretariado de Publicaciones de la Universidad de Sevilla.

Sevilla 1994.

 Pág. 45]