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«DELENDUM EST LIMONATO?» Por Pablo Romero Gabella

 

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13/06/2015

[Foto: Guadaíra-Información]

 

   El caso de ACM avanza con la imputación de tres trabajadores de dicha empresa municipal, que acerca el brazo flamígero de la ciega e imparcial Justicia al equipo de gobierno socialista. La reacción de nuestros gobernantes municipales no es otra que la de seguir el guión del caso ERE: la culpa de es de los de abajo, de los “mandaos”, que actuaron por su cuenta sin seguir directriz alguna del alcalde ni de sus delegados.  Responde a una patología del PSOE-A que debe ser tenida en cuenta: la negación de las responsabilidades políticas. El camino lo marcaron Viera, Zarrías, Griñán y Chaves. Se dijo en un principio que el caso ERE era cosa de “cuatro golfos”; ahora se dice que fue “una gran estafa”. La gran estafa andaluza, podemos afirmar. ACM se debió cerrar hace ya años, como pedía en su programa electoral de 2011 UPyD de Alcalá. El tiempo les dio la razón, porque no mucho después, ACM fue clausurada, eso sí en falso, por Gutiérrez Limones y sus trabajadores reubicados en otra parte de la constelación orgánica del mundo paralelo del Limonato.

   Pero la maquinaria propagandística del Limonato (con ello me refiero a una forma de gobernar, no a lo personal) ha respondido con unos grandes vinilos publicitarios en los autobuses urbanos: “Hemos llegado lejos, ahora queremos llegar alto”. Toda una declaración de intenciones…que bien podría  ser la línea de trabajo de la Fiscalía. Delendum est Limonato?

 

ALCALDE ANDALUZ: EL ALCALAREÑO SE PRESENTA COMO UN FANTOCHE (*) PARA RECIBIR UN PREMIO. En el Día de la Junta de Andalucía (28 de febrero de 2015)

 


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Antonio Limones como déspota [des]ilustrado en el inicio de la campaña electoral

 

 (*) Fantoche: Dícese…

 

«A.C.M.» («ALCALÁ COMUNICACIÓN MUNICIPAL»): TEORÍA Y PRÁCTICA DE LA CLASE OCIOSA. Por Pablo Romero Gabella

 

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Antonio Gutiérrez Limones

 

A finales del siglo XIX el singular pensador y sociólogo norteamericano Thorstein Veblen (1857-1929) escribió un libro hoy poco recordado; nos referimos a Teoría de la clase ociosa (1899). En él estudiaba a la nueva élite nacida de la revolución industrial que él denominaba «clase ociosa». Eran los años en EEUU de los robber  barons (señores ladrones) tales como A. Carnagie, J.P. Morgan, J.D. Rockefeller o W.R. Hearst. Para Veblen la nueva élite era una vuelta a lo que llamaba «cultura bárbara» que identificaba con el feudalismo. Una clase básicamente alejada de todo lo relacionado con utilidad y productividad y centrada en actividades elevadas como la caza, la guerra, el deporte y el poder (política). Frente a ellos estaba la clase de los productores que realizaban menesteres indignos y denigrantes. Estos neo-bárbaros difundían la idea de que podían ser ricos y poderosos sin trabajar, y esa virtud se convirtió en un referente esencial para la sociedad. Además su elemento central era su modelo económico que no era otro que la depredación, expoliando al resto de la sociedad. En esos mismos años otro sociólogo, el italiano Gaetano Mosca (1858-1941), se refirió a algo muy parecido en su famoso libro La clase política (1896). Los políticos como clase ociosa, ¿les suena de algo?

            Las recientes noticias acerca de la gestión del alcalde de la empresa municipal y pública Alcalá Comunicación Municipal nos hablan de un rasgo consustancial a la clase ociosa: la depredación. A.C.M. es un ejemplo de depredación social. Un agujero negro que ha engullido millones de euros y que ahora la Justicia debe dilucidar qué de delito y qué de incompetencia hay en ello. No es ocioso que la empresa de la que hablamos se dedicara a la comunicación. Pero ¿comunicar qué? Pues simplemente lo excelsos que son los gobernantes municipales, lo elevado y digno de su trabajo en pro de la comunidad. Un bucle de autoafirmación que cada vez se alejaba más del mundo productivo y que se centraba en su mundo virtual, como en «Matrix». Volviendo a la época de Veblen, recordemos que uno de los grandes robber barons fue el magnate de la prensa Hearst, que Orson Welles convirtió en mito en Ciudadano Kane y que nos demuestra el papel de los medios de comunicación en nuestras sociedades ociosas. En Alcalá, A.C.M. era la puerta a ese mundo virtual que denomino como «El Limonato», un modelo de gestión que no dudaría en llamar «ocioso», por lo improductivo, depredador y alejado de la realidad. En cuanto a lo de fraudulento habrá que esperar el dictado de la Ciega Señora. Terminemos con Veble:

          «El recurso al fraude, en cualquier forma y bajo cualquier legitimación proporcionada por la ley o la costumbre, es expresión de un hábito mental radicalmente egoísta.»

 

¡VETE PA BRUSELAS, ANTONIO! Por María del Águila Barrios

 

susanitayantoñito A. MALLADO 2014Susana Díaz y Antonio G. Limones

(Foto: Alberto Mallado 2014)

 

Porque don Antonio le llamo yo, que soy una súbdita de su régimen, irremediablemente, por tener que soportar esta local democracia totalitaria en la que me ha tocado vivir, que soy una sujeto pasivo de sus injustos e inútiles impuestos (salvo la utilidad que para ellos y sus gastos de representación supone el dinero que me quitan, reglamentos tributarios en mano), que soy una sufridora de las locuras caprichosas y cutres de su mal gusto y el de los suyos y sus lacayos en calles y callejuelas, plazas y plazuelas. Yo le llamo don Antonio, aunque no sin retranca, como ustedes podrán leer…

Antonio, o Antoñito, lo llama Susana porque ella puede, claro, para eso es la más grande de la Juntandalucía, la más representante del partidazo, la única no votada en ninguna elección (¿para qué perder el tiempo con sufragios?), la Susanita de una Triana donde ya no nacen trianeras sino, precisamente, Susanas juntandaluzas (también perdimos Triana, no sólo Alcalá). ¡Antonio, vete pa Bruselas!; Antoñito, tú que sabes el inglés que aprendiste en las universidades de todos los Estados Unidos; tú que en Morón tratabas de tú a you, y de you a tú, a yanquis y no yanquis; tú que hablas extranjero aunque hables el montellanés; tú que cuando hablas el español no se te entiende nada. ¡Ay, que tu sitio es Bruselas! Deja este pueblo ingrato donde todo está muy lejos de ti como Gandul y búscate, siguiendo la conseja de tu compañera, un pisito-ikea que te quede cerca de ese pedazo de Parlamento europeo donde podrás hacer discursos de los tuyos, de esas estulticias que te gusta soltar sobre los más peregrinos asuntos poniendo esa cara de intenso y de punta tus barbitas de noctámbulo flamenquito.

Aunque, don Antonio, en esta tu tierra (que la tienes más quemada que la de las Majadillas en verano) donde ganas un pastizal entre alcaldía, senaduría, jefaturas locales y demás zarandajas de funciones y carguillos, que, además, te suponen tan poco esfuerzo,  tienes un arraigo que debe ser muy duro (¡pobrecito!) que te venga Susanita y te trate como a su ratón. Pero ya ves, el poder es el poder, y el gato es ella (perdón, la gata). Tendrás que pensártelo (o te ha advertido que no hay nada que pensar, ni tiempo para ello). Tendrás que revisar tus cuentas bancarias; tu patrimonio aquí y en Madrid (o donde lo tengas, nacional o internacional); tendrás que hacer de tripas corazón; tendrás que confesarte ante tus propios sicarios; tal vez tendrás que ir al psicólogo o al abogado; pero lo que está claro para muchos es que Susanita será lo que sea pero qué bien nos vendría a los de Alcalá que te fueras pronto y muy lejos y nos dejases tranquilas las palmeras, picudo rojo de Alcalá, don Antonio, Antonio a secas, o Antoñito.

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CARMINA PEDAGÓJICA: EL PICUDO ROJO (Rhynchophorus Ferrugineus). Una Plaga Imposible de Frenar. Gabi Mendoza Ugalde, (2014)

LA CARTA DE DON ANTONIO. Por María del Águila Barrios

 

fotoalbertomallado25122013La Alcalá de Guadaíra de Don Antonio el día de Navidad

(Foto: Alberto Mallado 2013)

 

Un tipo de carta escrita por un tipo como éste es una evidencia más de que, o es necio o cree que lo somos, que es una de las formas del ser necio. Tal vez haya conseguido con ésta y otras propagandas que muchos lo sean, o acaben creyendo que lo son. La desvergüenza, en todo caso, que rezuma el texto de la misiva que don Antonio remite a sus vecinos es un ejemplo más de su identidad, de su singularidad, de su orgullo y satisfacción por todos los deberes que debe asumir, aquí y en Madrid, o, incluso, en Bruselas. Hombre de mundo se dirige al mundo cuando habla donde sea y aunque sea, como siempre, sin decir nada que se le entienda ni semántica ni fonéticamente. O cuando escribe, con auténtica incontinencia epistolar, con metralla cursi y mentirosa. Es el tipo característico para escribir una carta fechada el pasado 22 de octubre de 2013 que podría servir también como el manifiesto de la nueva corrala de la utopía del limonato, regalando abogados y procuradores, pues le basta silbar para que le revoloteen algunos de sus insectos, que van a trabajar gratis para los deshauciables. Vamos, que ni Robin Hood contra los bancos que están cobrando de forma ilegal el dinero del pueblo por las cláusulas suelo de los créditos hipotecarios ¿o es que tiene miedo Limones de que no le quede a sus vecinos ni un euro para pagarle su maldito impuesto de bienes inmuebles, sus malditas tasas de basura industrial, su maldito impuesto de circulación, sus malditos arbitrios arbitrarios para mantener un régimen de estultos o de necios que cobran como plenipotenciarios?

         No es la primera vez, pero hacía tiempo que no se atrevía a perpetrar una carta tan directa, a cada vecino, a sus domicilios particulares, adonde nos fusila con ARCA o con OPAEF (que suena también a lavativa). Dicen que tiene la cara más dura que los adoquines que ha arrancado de las calles alcalareñas, y más sucia que las baldosas de aglomerado de granito con las que ha condenado nuestras pisadas, y que es más mentiroso que sus cartas. Ésta es una de ellas: la carta de un tipo como don Antonio, alias el laico, a quien la Junta Saliente de una conocida hermandad lo condecora por haber apoyado la abolición de la enseñanza del catolicismo en las escuelas. Es un tipo de bandera, capaz de convertir en dragón de diez millones de euros un puente de tres.

         Un tipo que, con la complicidad pagada de sus retribuidos y premiados con dinero público, ha convertido Alcalá en un lugar donde lo habitual es que a uno lo atropellen en un paso de cebra, otra se caiga al pisar aceras desmentidas y desniveladas, o le conviertan su barrio residencial en una autopista sin peaje, o todos los lugares posibles queden cubiertos por una maraña insufrible de coches aparcados. Un tipo que nos está sacando la sangre, asfixiándonos literalmente entre los humos de un tráfico impropio por caótico y dañino.

          A un tipo así hay que mandarle una carta, pero de despido procedente.

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LOS GENES VISIONARIOS. De la serie «RECORTES», Nº 77. Por Pablo Romero Gabella (con pintura de Rafael Luna)

 

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«La ex edil de Educación ha señalado en su escrito de dimisión que siempre ha creído que “existe un fuerte componente genético en el socialismo”. Se ve que todo el problema intelectual de los andaluces está en que quieren saber sin leer. Aquí se ve que la gente quisiera saber qué es el mundo  y el socialismo; pero lo quisieran saber por una conversación, no por una lectura».

[Palabras de la ex concejala del PSOE de Alcalá de Guadaíra, Ana Belén González en «Los dos ex ediles de Alcalá contra las “formas” de Limones», El Mundo (Andalucía), 4 de agosto de 2013 / Pío Baroja, Los visionarios, Madrid, 1974, pág. 254 (1ª ed. 1932)]

 

«¡QUÉ LINDO, CHAMACOS!» Por Joaquín de Grado

 

La conversión de San Pablo en el camino a Damasco, óleo sobre lienzo, 230 x 175 cm. 1601. Caravaggio

La conversión de San Pablo en el camino a Damasco

Michelangelo Merisi da Caravaggio

1571-1610

 

Cuentan que Pablo de Tarso iba un día tan tranquilo a perseguir cristianos cuando de pronto se cayó del caballo. Fue tal el jardazo que, al momento, empezó a ver cosas raras, cada vez más raras, hasta que se convenció de que lo que hacía no estaba bien y tenía que pasarse al campo de sus hasta entonces enemigos. Un ejemplo histórico de jardazo productivo. (No recuerdo ahora si esto se lo oí alguna vez a Gila). Viene esto a cuento porque a Antonio Gutiérrez Limones le han dado el Premio Nacional «Pablo de Tarso», que por lo visto concede cada año una entidad mejicana a una o dos decenas de los mejores alcaldes de España y Jerez. Cuando oí esto del premio mejicano con nombre de apóstol añadido no me enteré bien, y me figuré que la premiada era Laura Ballesteros, por aquello de ver las cosas tan distintas según se esté encima del caballo o en suelo. Pero no podía ser, porque esta elegante dama, tras un ratito de desconcierto, de un brinco retomó el caballo y se rehizo completamente en sus prácticas (perseguir cristianos no es una de ellas, no se confundan).

         Lo del premio no se le habría ocurrido ni a Rafael Azcona. Ni, allí, al propio Cantinflas. Una institución mejicana «juzgando» y premiando a alcaldes españoles. Claro, son los propios alcaldes los que se «postulan» y cantan sus excelencias («¡Cuate, el premio a mí!»). Excelencias que, al menos en el caso de Limones, son mentiras tan enormes como ballenas blancas. Un premio con menos crédito que una pistola de agua. Más oscuro que el crimen de Los Galindos. Y con menos categoría que un huevo duro, digo huero.

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DON ANTONIO POR SEVILLANAS. Por María del Águila Barrios (con foto de Alberto Mallado 2013)

 

DON ANTONIO POR SEVILLANAS Foto Alberto Mallado 2013Antonio Gutiérrez Limones, Alcalde de Alcalá de Guadaíra

(Foto: Alberto Mallado en GUADAIRA-INFORMACIÓN)

2013

 

(Carta suscitada por una foto)

¡Cómo mira, chiquilla! ¡Si parece un miura, ay, a punto de embestir! ¡Y qué mirar más misterioso pone don Antonio! Y una se pregunta: «¿Y en Madrid, qué baila?». Y contesta otra: «En la capital va al tenis con don José Bono». «Ah, comprendo. Es que es un hombre de mundo».. Y alguien duro de oídos pregunta: «¿Inmundo?».

De casi todo puede encontrarse dentro de don Antonio, de todo en su bagaje de transformista, en su inacabable catálogo de disfraces, en sus maletas y maletas de máscaras, en sus muchos y muchos cargos retribuidos, en su cara dura, pero, bueno… ¡mírala cara a cara que es la primera! ¡Qué desplante! ¡Cómo mira el bailarín a la flamenca! ¡Mezcla de toro y torero! ¡Qué bravura, qué talle! ¡Qué trajeado y sin corbata, como los dueños de la noche y de la fiesta! ¡Ay, don Antonio por sevillanas, cuánto suspiramos ante tu arte, tu gracia y, sobre todo, cuánto suspiraremos con lo que nos has dejado, y vienes dejando, imparable, de lastre, de afeamiento, de heredad arruinada mientras exhibes sin rubor tu frivolidad!

         ¿Has mirado alguna vez cara a cara a los que no te pelotean? ¡Si no se te ve en Alcalá desde la última vez que la mayoría de los alcalareños no te votaron, cuando tus medios de propaganda sacaban tu palmito ante los micrófonos y las cámaras de fotos y de video!

Alguien me señala que en Navidades y en primavera se te ha visto en La Plazuela entre extraños disimulados buhoneros, truhanes y mercachifles, que tu Ayuntamiento contrata ni se sabe bien por qué, ni cuánto nos cuesta, ni para qué sirve contratarlos con sus ponis y barquitos de piratas.

 Ah, don Antonio, en Alcalá sólo se te ve entre tus vasallos medievales, y en ese rostro tuyo puede apreciarse que te da gusto. Mientras tanto la vida aquí cada vez es más ingrata. Tus ciudadanos andan bien perjudicados en sus vidas cotidianas, mientras tú te concentras con la rociera en la puerta de tu cortijo. Tú te preparas para tu feria. Tú, cuando te miras en los espejos te ves tremendo y así te ves y miras, transformado en varonil junco de tu realidad irreal, aunque de efectos devastadores entre los vecinos, que no somos los tuyos, porque tú  no estás aquí, tú estás donde te da la gana, pero no aquí. Eres como un holograma de Alcalde.

        Vamos comprobando que tú vas por la vida alegremente, y que el éxito te sonríe, pero a ti te da igual el sufrimiento de los demás. Esa conducta evidente con la que te pavoneas es de una enorme crueldad, don Antonio.

Algún día, cuando hayan pasado los años, o no se sabrá nada de ti o harás como si nada hubiera ocurrido bajo tu disfraz de viejecito inofensivo entre los damnificados de tu ceguera, y tal vez no tengas nada que temer.

 

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AL PUEBLO NO LO ENGAÑA «EL LIMONATO». Por María del Águila Barrios

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Il Quarto Stato

Giuseppe Pellizza da Volpedo
1868-1907

«¡El Pueblo, unido, jamás será vencido!», gritaban. Todo empezó con un pequeño grupo de ocho o nueve personas que se echaron a andar juntas en Monte Carmelo y que fueron bajando desde la avenida 28 de febrero, buscando la plaza de El Duque, pasando por la de El Barrero y por la calle Mairena. En ese largo trayecto se fueron sumando vecinos, transeúntes, que escuchaban la consigna y se acercaban a ver, y se sumaban a lo que ya podía llamarse una manifestación, y unían sus voces a los otros. Llegaron desde todas las calles perpendiculares a ese trayecto, y los que estaban en el trayecto mismo se dejaban absorber; y eran tantos que por la calle La Mina eran incontables y de serlo habrían de ser miles. ¡Miles!, en una manifestación como nunca se podría haber visto en Alcalá y gritando «El Pueblo, unido, jamás será vencido.»

            —¿Quiénes son?—, pregunté a la altura de La Plazuela a una señora de sesenta años, que pasaba cerca de mí, y me contestó, como orgullosa, con consciencia, diría yo, incluso con firmeza, con categoría: —Somos los que no votamos a Limones—. Ah!, pensé: esto que estoy viendo, y escuchando, es algo distinto. Sí, percibía que lo que yo sentía no tiene nada que ver, al menos solamente, con la impresión que provoca contemplar una masa de gente, una multitud. Era una impresión diferente o muy infrecuente. Me llamó la atención por no ser informe, sino todo lo contrario, real, con forma y hasta algunas canciones entonaron. Estaban todas las generaciones de vecinos de nuestro pueblo que sufren que se les haya arrebatado su pueblo, su pasado, su presente y su futuro en estas décadas de continua descomposición y vida pública disipada. Estaban todos: los que no votaban, los que dejaron de votar, los que votaban a otros, los que votaban con asco, los que votaban equivocados, los que votaban en blanco, estaban todos, efectivamente, los que no votaban a Limones.

            Dentro del Ayuntamiento celebraban un Pleno y a pesar de la insonorización y decoraciones palaciegas acometidas en algunas estancias del edificio, que lo habían convertido en un suntuario lugar, caro y con muy mal gusto, cuando los gerifaltes se enteraron de lo que pasaba en la calle era ya imposible llamar a los guardaespaldas: se asustaron como nunca y se pusieron a pensar en que fuera ya no aguantaban a los de dentro.

            …Y entraron los manifestantes, como auténticos revolucionarios, gritando esta vez «¡Abajo el Limonato!». Como si un Versalles del siglo XXI fuera el Consistorio alcalareño, salvando todas las obvias diferencias, allí entró la multitud  y sacó a la calle a los que llevaban años apoltronados y, lo que es peor, dedicados sólo a arruinar a los súbditos sin hacer nada bueno por ellos, sin pensar en nada. Querían cortarles sus cabezas, buscar una guillotina, instalarla en la acera del bar de enfrente y allí ¡zas y zas y…! Pero de pronto no fue necesario descabezar a ningún munícipe: cuando el público vino a darse cuenta y miraron, como por última vez, por piedad, a los concejales antes de consentir la ejecución, quedaron asombrados por lo que sus ojos vieron: ¡No tenían cabeza! ¡Los concejales no tenían cabeza! Para que nos convenciéramos se quitaron lo que sólo era un artilugio de poliéster que simulaba sus bustos y los pusieron sobre las baldosas sucias de la acera. Luego dimitieron y, como en muchos pueblos españoles también se había producido una manifestación parecida, se inició un proceso constituyente en todo el país…

            Y colorín colorado este cuento se ha acabado.

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EL MAKRO-ALCALDE. Por María del Águila Barrios

 
 
 

 
 
 

Micrófono en boca, Limones vocifera a lo Pino D’Angiò: —¡Ahora, cantemos todos!: «¿Qué idea?, ¿ma quale idea?… ¡Grande idea: Makro idea!…»—. El coro de vecinos, a voz en grito, repite el estribillo varias veces. El animador se anima con un discurso: —¡Ole que ole, y olé! ¡Alcalá es la reserva universal de las grandes superficies multinacionales! ¡Vengan todas y todos, no pueden ni dudar, porque todo lo grande cabe en Alcalá, y si no lo creen ¡pasen y vean!: la gran biblioteca del gran editor José Manuel Lara Jr., el gran auditorio-teatro de las riberas, el gran puente del Dragón, el gran Alcalá-Plaza, el gran Eroski y ¿ahora?, ¿cómo no? el gran Makro, el más Makro todavía, el único Makro que va a quedar en la ciudad más grande del sur de Europa—.

…………El coro de vecinos le aplaude, le jalea, algunos se emocionan, le sacan los pañuelos, le tocan palmas por tangos, pero, de repente…, alguien sube al escenario y le arrebata el micro al makro-alcalde y le espeta: —¿Y para los micros, es decir, para nosotros, qué ideas se te ocurren?—. Un concejal que está al quite, le arrebata el micro al vecino indiscreto, del que se encargan los guardaespaldas. Limones vuelve a animar al público: —¡Ahora, cantemos todos otra vez!: «¿Qué idea?, ¿ma quale idea?… ¡Grande idea!» ¡Ésta!, ¡ésta!, ¡ya la tengo!: un mercadillo en La Plazuela. Todo un fin de semana: un viernes, un sábado, y un domingo—. Fin de fiesta. Aplausos y vítores. El vecino preguntón ha sido conducido al Juzgado…

…………Noticia alcalareña: El mercadillo se celebró con buhoneros vendiendo baratijas, chorizos con más kilómetros que el baúl de la Piquer, dulces toledanos de polígono industrial, pulpos de Lugo que vaya usted a saber cuándo les dijeron en Lugo hasta lugo… Incluso bucaneros que a dos euros por niño se han hecho con un auténtico botín este fin de semana en una Alcalá más esperpéntica que goyesca.

………...Crítica local: Extraño y extemporáneo el mercadillo en el que de nuevo se ha gastado el dinero de los ciudadanos el Ayuntamiento de Limones. Es la segunda vez que estos desconocidos son traídos a Alcalá para llevarse los clientes de placeros, artesanos o tenderos del centro; la primera cuando se reurbanizó la calle Pescadería y la plaza de don Paulino, y tuvimos que soportar los humos de las fritangas y los aceites chorreantes de planchas de asar carne por cocineros improvisados bajo la plena canícula. ¿A quién han pagado los arbitrios municipales estos raros vendedores de chocherías? Suena a que se les ha eximido de los tributos. ¡Ay, Limones, qué mala leche tienes! ¿Cómo crees que te vamos a poder pagar tus continuas subidas del IBI si nos quitas el pan? ¿Por qué no conoces mejor tu pueblo, en vez de pasear por él, de higos a brevas, como un híbrido de Marqués de Bradomín y Tirano Banderas?

 
 
 
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