LOS EXPEDITO Y LA MÚSICA (fragmento) («Historias de vidas» Olga Duarte Piña y Lauro Gandul Verdún, 2007)

 

 


De izquierda a derecha,
José, Rafael y Expedito Fernández Alba con el uniforme de la Banda Obrera
en Alcalá de Guadaíra, 1931.
Foto de autor anónimo,
cedida por Expedito Fernández Fernández

 

La Banda Obrera supuso un fenómeno insólito, puesto que a duras penas conseguían los pueblos de entonces que sus ayuntamientos crearan o ayudaran a crear una banda municipal. En la Alcalá de los años treinta van a ofrecer conciertos y pasacalles tanto la oficial como esta otra surgida de la voluntad y el arte de un puñado de guarnicioneros, horneros, toneleros, caleros, zapateros, carpinteros, panaderos…, hechos músicos por Rafael Fernández Alba. A veces coincidían al dar sus conciertos: cuando una tocaba en el Duque, la otra lo hacía en la Plazuela.

            La Orquesta Hollywood, que era más bien una jazz-band formada por tan sólo siete u ocho miembros, permitía una mayor capacidad de movimiento y ser contratada más veces para tocar en locales donde la banda no tenía cabida, y por entidades diversas: no iba a tocar la banda en las terrazas del hotel Oromana y sí la orquesta, o en una caseta de feria o en el pequeño cine del Pere-Gil. Nos atrevemos a sugerir que probablemente la pequeña Orquesta Hollywood financiara una parte importante de los gastos de funcionamiento de la banda, y al revés. Todos los músicos de la Hollywood pertenecían a la Banda Obrera. Al mismo tiempo, la actividad de la jazz-band, tanto los ensayos como las funciones públicas, serviría además como laboratorio musical en el que experimentaban con los nuevos ritmos venidos de los Estados Unidos, aunque en las veladas y bailes donde actuaban no faltaban pasodobles o tangos. Sería curioso poder hoy, si hubieran quedado grabaciones de la Orquesta Hollywood y de la Banda Obrera, analizar las recíprocas repercusiones, estrictamente musicales, en la manera de ejecutar una y otra sus respectivos repertorios. En cualquier caso todos los músicos de ambos conjuntos habían tenido que costearse sus instrumentos y el encargo de sus uniformes en la sastrería, y no perder el tiempo desde que salían de sus trabajos para no llegar tarde a los ensayos en la casa que Rafael Alba, tío de Rafael, poseía en la calle Coracha frente a la calle Gloria.

            Hay una anécdota que Vicente Piña contaba sobre la banda obrera, acerca de una vez que para ensayar un pasacalle contrataron un camión que los llevara al campo, cerca del lugar conocido como El Junco. Se pusieron a tocar a compás de marcha y en formación, sin darse cuenta de que estaban junto a un cercado de toros. La música atrajo a los animales y los músicos se asustaron y a toda prisa como pudieron se subieron al camión. Pero las bestias no se habían aproximado para embestirlos, sino para escucharlos, atraídas por aquellos sonidos, tan extraños en aquel lugar. Sin dar muestras de fiereza alguna allí se quedaron los toros parados como apreciando la belleza de las notas. Y los músicos decidieron bajarse del camión y continuar con el ensayo del pasacalle ante un público de mansos cuadrúpedos.

            La Guerra Civil fulminó el sueño de los Expedito. La Orquesta Holliwood y la Banda Obrera desaparecieron. (…)

One comment.

  1. […] un muchacho aprendió a tocarlo. No sabemos porqué eligió este instrumento, pero sí que los Expedito lo llamaron para formar, a principios de los treinta, la Orquesta Hollywood y la Banda Obrera. Uno […]

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