BIENVENIDOS AL MUNDO D.M. (DESPUÉS DEL MURICIDIO): LOS ESTADOS FALLIDOS Y LA CRISIS FINANCIERA DE POSTGUERRA. Por Pablo Romero Gabella (2010)

De izquierda a derecha, y de arriba hacia abajo: Pol Pot, Mobutu Sese Seko, Mengistu Haile Mariam, Mapa hecho con cráneos de las víctimas del régimen de Pol Pot en Camboya, Nueva York, Combatientes de la guerra entre 1954 y 1975 (Laos), el Muro de Berlín en Bethaniendamm (1986), los Balcanes, Thomas Hobbes, Mao Zedong, Océano Índico, Sudamérica, Asia, África, Francis Fukuyama, Augusto José Ramón Pinochet Ugarte, Montañas de Kabul y Luis Edgar Devia Silva alias Raúl Reyes (líder de las FARC). (Fuente de las imágenes: Wikipedia)

Mientras vivimos en la resaca del muricidio de Berlín sufrimos sus efectos históricos colaterales en España: marineros apresados por piratas somalíes en el Índico, cooperantes rehenes de terroristas islámicos en el Sahel y soldados  que mueren en Agfanistán.   Con la caída del muro comenzó un nuevo mundo, el de la sociedad del riesgo según U. Beck. Durante la Guerra Fría (1945-1991) vivíamos seguros de saber dónde estábamos y a quién o quiénes nos enfrentábamos. Los dos mundos, el capitalista y el comunista, se miraban de reojo pero también se relacionaban como si jugaran una gélida partida de mus. El fin del bloque comunista significó el fin de estas seguridades, pero no el fin de la Historia que profetizara el efímero Fukuyama. La Historia renació de forma inesperada y brutal en los Balcanes, en Asia Central, Somalia, Irán, Oriente Medio y Nueva York.

En este nuevo escenario de riesgo global, uno de sus elementos esenciales son los llamados estados fallidos, geografías donde la ley, el orden, el Estado de Derecho en suma, no existen. El único estado que existe en estos lugares es  algo parecido al estado de naturaleza al que se refería Thomas Hobbes,  donde la fuerza  es la ley.  Lugares donde la vida es pobre, solitaria, desagradable, brutal y corta.

Pero volvamos al mundo a.m. (antes del muro). Bajo el paraguas de los bloques en la Guerra Fría existieron regímenes dictatoriales y guerrillas subversivas de un signo y de otro.  En África, por ejemplo, existieron dictaduras apoyadas por los EEUU y sus aliados como el Zaire de Mobutu y también dictaduras marxistas tan terribles como la de Mengistu  en Etiopía.  Por otro lado, los soviéticos armaron diversas guerrillas marxistas por todo el continente africano: Angola, Mozambique, Congo,…,  mientras que occidentales en comandita con el régimen surafricano del apartheid, ayudaban a la guerrilla de UNITA que luchaba contra el gobierno comunista angoleño. En América, el bloque capitalista apoyó a dictaduras como la de Pinochet en Chile y a la guerrilla de la contra nicaragüense que intentaba derrocar al régimen sandinista; mientras  los soviéticos surtían de petróleo y misiles al régimen castrista y daban cobertura a diversos grupos guerrilleros como las FARC colombianas.  Y en Asia, toda una mitología contemporánea nació de la guerra del Vietnam, donde un gobierno corrupto (Vietnam del Sur) que era apoyado por los EEUU, acabaría derrotado por la guerrilla comunista del Vietcong, apoyada por la URSS y la China de Mao. Un caso contrario fue Laos, donde los norteamericanos financiaron una guerrilla antimarxista (el ejército secreto) frente a un gobierno comunista, la cual, al acabar el conflicto, sería cruelmente abandonada a su suerte. Camboya fue la suma de los horrores de la aquella Guerra Fría asiática, ya que ante la formación de un gobierno militar pronorteamericano, se formó una guerrilla maoísta, los infames jemeres rojos de Pol Pot, que ocuparían el poder en 1975, e instaurarían un régimen de terror que supuso el exterminio de dos millones camboyanos.

En resumen, un mundo de seguridades según la teoría del efecto dominó que pontificaba que si un país amigo caía en manos del bloque enemigo toda su zona geoestratégica corría riesgo de infección.  Guerrillas y gobiernos afines tenían líneas de crédito de ambas superpotencias con el objetivo que amagar y amargar al adversario sine die. Así las cosas en 1989, cuando cayó el muro de Berlín, dichas líneas de crédito desaparecieron entrando en crisis hipotecaria todo un sistema de poder y subversión en el llamado Tercer Mundo. Para muchos politólogos ésta, la pérdida de la financiación externa, es una de las razones principales de las atroces guerras civiles de la postguerra fría, donde los bandos se lanzan al pillaje, a la búsqueda del botín de los recursos naturales para sobrevivir: diamantes en Sierra Leona, coltán en el Congo, petróleo en Sudán, cocaína en Colombia y en Perú, opio en Afganistán… En Somalia acabarían optando por la piratería como fuente de ingresos, una vez que sus caladeros acabaran esquilmados por las flotas pesqueras del Primer Mundo, que aprovechando el desgobierno del país desde 1991 (Año 2 d.m.), actuaron con impunidad corsaria.

En resumen, la crisis financiera ya comenzó para muchos antes de que quebrara Lehman Brothers.

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EL MURO DE BERLÍN NO SE CAYÓ, SE DERRUMBÓ A MAZAZOS. Antonio Luis Albás

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