COLOQUIOS (280): «TRAS EL NAUFRAGIO DE “DIÁLOGOS” [Nº 16]». LA ALCARRIA I. Gabi Mendoza Ugalde (A Amarie, que siempre supo ver en Castilla la gran presencia del cielo)

 
Caspar David Friedrich por Gerhard von Kügelgen

Caspar David Friedrich

[Detalle]

(1774-1840)

por Gerhard von Kügelgen

(1772-1820)

 

—«…el taller permanece como siempre fue, un vasto espacio vacío, de un vacío absoluto», escribe a su familia Caspar David Friedrich en 1833.

   Ni siquiera el más pequeño dibujo. Muros limpios, una silla para las personas que pasan, una tabla y un caballete. Los tubos de colores, las pinturas, acabadas o inacabadas, sus carnets de estudios… todo estaba relegado a una pieza adyacente, bajo el pretexto de que los objetos ejercen en la producción de imágenes, cualquiera que éstas sean, un irreprimible poder de perturbación.

 En cierta ocasión, Gerhard von Kügelgen, amigo de Friedrich asesinado en 1820, comparó el taller al cráneo desvencijado de un príncipe muerto.

   La pintura de Friedrich es resultado de una constante empresa de despojo y desnudamiento; y es hermosa, sobre todo, por lo que está ausente de ella.

—En el devenir de los milenios unas manos sólo pueden atrapar el tiempo de un remoto meteorito cuya gloria dura muy poco. Friedrich supo que nada debía necesitar para ser en su hacer, así se liberaba de lo que ocupa en el alma un afán inútil, y además se liberaba de engañar a otros, anularlos, hacerle zancadillas, matar, si fuere menester. Supongo que llegó a ser un hombre bueno, en el sentido machadiano, al descubrir esa, digamos, verdad, en ese instante mínimo que supone la duración de la vida, el Tiempo, y que aún le siguieran sobrando años al viajero para contemplar las nubes al crepúsculo desde la cima de una gran montaña.

 
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«TRAS EL NAUFRAGIO DE “DIÁLOGOS”»

 

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