VICENTE NÚÑEZ, I: Primera Epístola a los Ipagrenses. Antonio Luis Albás (2014)

 

   COMO el campo de extenso,

pero, ay, como él, tan infecundo,

subsiste el corazón.

Oh infausto fruto, oh rota

caña que te coronas

en el desvalimiento

y cedes al envite

del efímero aire,

¿quién es aquél que a izarte y a segarte

se atrevería, dime,

si no es el trono mismo

de la aridez perpetua y su impostura?

 

   El atavío de la

vecindad aparente,

el falaz aleteo de las altas

estrellas inasibles

son protección que arrasa

las cepas y los vástagos

en el incendio atroz de la ruina,

en la gruesa gusana de la plaga.

 

   ¿A qué seguir entonces en la escala

de lo nudoso? ¿A qué rozar el alma

como si en la ceniza se atrojaran

recolección y amparo?

¿En qué silos —alero

que se desagua en lluvias

y rebasa el aljibe—

está enterrada y casi amortajada

la careta del grano,

el sucio faenar y el andamiaje

de lo manco del ser,

como en la floja zanca de un tullido?

El voraz harapiento, el que huronea

y se alebrona y urde la patraña

otoñal; los alardes

de la incierta esperanza,

de la endeblez altiva,

del saco cosechero y la arpillera

soez del correteo,

¡cómo escarban denarios

en lo gredoso y huero de la cáscara!

Parto ya arado y seco

de faenas y aperos,

qué ausentes de las sendas

del alto caserío de la vida

estás, qué enteco y yermo,

qué atrapado de andrajos y lisonjas.

Ese comercio de lo real es muerte,

y su albarán se arruga

entre las bagatelas de la siembra

del ser, que se dispersa

como frágil vilano,

como semilla errante,

disfrazada y artera,

veraz en lo pausado

de la escasez; taimada

podredumbre y verdura

que se degrada y ata a germinales

encarnaciones lóbregas.

 

   Más durable es el llanto.

Más durable es que el mundo.

Porque, en la tarde, esparce,

tras los balcones de las rojas nubes,

lo que sería amar y abrirse luego

al don sin siembra, al fruto

que se incendia y deshace,

al estallido inmune

del ser en su hermosura,

sin límite en la luz ni en las fronteras.

Desnudo y solo como un dios futuro.

 

 [Vicente Núñez, Cinco epístolas a los ipagrenses.

Edita Excma. Diputación Provincial de Córdoba.

 Págs. 11 á 14. Córdoba 1984]

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