DIOS. Por José Manuel Colubi Falcó

 

diosenplazaoctogonal28122013M.VerpiDios en la Plaza Ochavada

(Foto: Manuel Verpi 2013)

Aguilar de la Frontera

 

Dios es una de las palabras que con más reverencia suele pronunciarse o escribirse en nuestras conversaciones orales o escritas. Y ¿cuál es su sentido? El Diccionario de la Real Academia Española dice así: «Nombre sagrado del Supremo Ser, Creador del universo, que lo conserva y rige por su providencia. 2. Cualquiera de las deidades que dan o han dado culto las diversas religiones,  como el dios Apolo o el dios Marte, de los latinos, el dios Brahma, de los indios… etc.». Su origen, ciertamente, es la voz latina deus, mas ¿cuál es su primer significado?

         Para designar ese concepto, el inglés y el alemán, lenguas indoeuropeas del grupo germánico, tienen god y gott respectivamente, mientras que el latín y el griego, también indoeuropeas, se sirven de dos vocablos completamente distintos, de deus aquél, y de theós éste. Aquellas remontan a una raíz *ghutom, cuyo significado es «destinatario de los sacrificios», mas las dos últimas citadas han recurrido a otras raíces para expresar la misma idea. 

         El latín tiene su término específico que designa al dios, deus, que heredarán sus lenguas hijas: dios en castellano, déu en el grupo catalán-valenciano-balear, en francés dieu, dio en italiano, deus en portugués. Deus es hijo de una raíz que expresa lo brillante, la luz, y se manifiesta de dos formas, *deiwo y *dyew, que darán lugar a otras. Así, la primera nos obsequiará con divino, adivino (donatario de la sabiduría de Dios) y algunas, bastantes, más; y la segunda, con Iuppiter, Júpiter, un vocativo (Dieu pater, ¡padre Luminoso!), en cuya declinación hallamos Iovis, Iovem (Jove), que en composición con dies, el día (la Luz, frente a la Oscuridad), de la misma raíz, formará el nombre del día central de la semana, el dijous (catalán-valenciano-balear), jeudi en francés, giovedi en italiano, el día de Júpiter, o sea, el jueves en castellano, el (día) de Jove, del Luminoso, de la Luz.

         El griego tiene también su nombre para designar a esos seres superiores llamados dioses: theós, cuya raíz, obviamente, no es la misma, mas ello no quiere decir que aquélla no haya sido productiva en esta lengua. Así, el nombre del dios de la luz, Zeus, que presenta alternancia en su declinación diew/diw, siendo su genitivo Diós, su acusativo Día, frente a nominativo Zeús y vocativo Zeû (dy>z; cf. español gozo<gaudium); y en Homero, numerosas veces sus héroes reciben el calificativo de divinos (dîos Odysseús, el divino Odiseo), en concurso con el término que designa a la deidad propiamente dicha (Kalypsó, dîa theáon, Calipso, la divina, luminosa entre las diosas).

One comment.

  1. Ambas son “griegas”: Dios-Luz; después vendrá la palabra como testigo de luz, verdadero o falso: Pero junto a ésa transita la semita: el Dabar o Verbo arameo. La verdad ya no será la alétheia griega o des-ocultamiento; sino primariamente emunah o pacto. Soy verdadero por la Palabra, en la palabra, en tanto doy mi palabra y sólo más tarde viene la luz. A partir de ahí, también, al lado de aquella, toda una nueva modulación y una forma de ser.

    Genial Colubi.

    A.L.

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