ALFABETO. Por José Manuel Colubi Falcó

 

estrellas de palo MARINA RIVERO

Estrellas de palo

Pictograma de Marina Rodríguez Arcos

(madera sobre papel)

 

Mucho hablamos y escribimos los humanos acerca de los grandes inventos y de su repercusión en la vida: rueda, máquina de vapor, ferrocarril, automóvil, avión, informática… En nuestras listas siempre hay olvidados, sí, pero uno lo es siempre: el alfabeto. ¿Acaso fue intrascendente su invención? ¿Cabe imaginar una sociedad sin un sistema de escritura? ¿Qué decir del progreso científico sin el alfabeto?

            Siglos, y no pocos, antes de que los griegos llegaran al Mediterráneo, egipcios y babilonios ya tenían su escritura: jeroglífica, pictográfica, ideográfica… El pictograma o ideograma representa un objeto (un pez, por ejemplo) o idea, mas este sistema, fácil en apariencia, exige un número infinito de signos que sólo pocos, muy pocos, llegan a conocer; el resto, analfabetos (sic). Y casi lo mismo hay que decir de los silabarios (cada signo, una sílaba), aunque éstos están ya muy cerca del alfabeto.

            Así hasta que los griegos, clientes de los fenicios, les toman en préstamo, hacia 875 a. C., quizás en Rodas, su escritura. Es un hecho que el alfabeto (nombre formado sobre las dos primeras letras, alfa y beta) procede de un alfabeto (según la primera, ‘aleph) fenicio: lo atestiguan la tradición (Herodoto llamaba letras fenicias a las griegas), la forma, el nombre (alfa, de ‘aleph; beta, de bêth, etc.) y el orden de las letras y la dirección de la escritura (primero de derecha a izquierda, como en las inscripciones semitas; luego fu boustrophedón, como gira el buey cuando ara: de derecha a izquierda, de izquierda a derecha y así sucesivamente; y, por último, de izquierda a derecha). Por otra parte, como no había en el alefato signos para las vocales, los griegos recurrieron a algunos de ellos para representarlas, con lo cual pasaron a la escritura de sonidos simples, alfabética. Y no contentos con esto, legaron a Occidente su hallazgo; a mediados del siglo VIII a. C., lo llevaron a Cumas, al N. de Nápoles, desde donde pasó a los etruscos y, luego, a los romanos, quienes nos lo transmitieron con alguna modificación.

          ¡Con sólo veinticuatro signos los griegos eran capaces de representar todos los objetos, todos los conceptos, ideas, etc.; del pasado, del presente y del futuro y transmitirlos! ¡Signos al alcance de todos! Mas… ¿ha desaparecido el analfabetismo? No, por desgracia, pero no por culpa del alfabeto.

 

2 comments.

  1. Geniales los textos de José Manuel Colubi… En las lenguas semitas aún se conservan tres caracteres en cada letra: la acepción jeroglífica como principio abstracto, la imagen simbólica, y la expresión del signo. Son como tres lecturas paralelas e incluídas una en otra que se puede hacer ya no sólo en cada letra sino en cada palabra y cada texto. Maravillosa una lectura así del Antiguo Textamento.

    En cuanto a la forma, es interesante ver esa relación-evolución que se da por ejemplo en el alef desde el jeroglífico egipcio a los textos del Sinaí, al fenicio, griego oriental, latín arcaico, clásico y romano hasta llegar a nuestra A.

    A.L.

  2. A mí también me parecen geniales los textos de este maestro de filólogos, de este Colubi nuestro, tan generoso con CARMINA. Y tu comentario, querido A.L., también me parece muy preciado y muy rico. Gracias.

    Lauro

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