PESSOA: EL ARCA DE LOS INÉDITOS. Por Enrique Martín Ferrera (octubre de 2012)

El arca de los inéditos de Pessoa

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Dicen los que hicieron el inventario en 1968 que dentro del arca había 27.543 textos inéditos. En ese útero materno, rodeados por el terciopelo que cubría el interior de aquel baúl, permanecieron durante décadas aquellos papeles —mecanografiados unos y manuscritos en su mayoría, a veces con letra ininteligible—, a oscuras, en silencio… Tras la muerte en Lisboa de su autor, en 1935, la hermana de Pessoa se llevó el arca a su casa, junto a los escasos muebles, restantes enseres personales y los 1.200 libros de la biblioteca del poeta, que siempre vivió en humildes pisos y cuartos de alquiler, mudándose de uno a otro hasta en veinte ocasiones. Luego, ese baúl —vacío— fue subastado, acabando en manos de un particular a cambio de 60.000 euros. Los papeles que contenía, que, en parte, han ido publicándose poco a poco a lo largo de los últimos cincuenta años, corrieron una suerte parecida, con herederos predispuestos a buscar al mejor postor, pujas y negociaciones del gobierno portugués, mercaderes e intermediarios frotándose las manos, la codicia campando, la avidez de coleccionistas e inversores… En fin, la sucia realidad a la que estos legados y despojos del artista nos tienen habituados.

…………Realmente Fernando Pessoa publicó muy poco en vida, el libro Mensagem y un puñado de poemas, artículos y prosas sueltas en revistas, periódicos y publicaciones ocasionales. Casi todo iba a parar al baúl íntimo. En aquel maremágnum de cuadernos, carpetas y papeles, variopintos en contenido y desordenados en su disposición, que encerraba el arca, se hallaba incluida una página fechada en 1930. «No es que no publique porque no quiera: no publico porque no puedo» –escribía allí Pessoa. Luego añade: «Se da el hecho de que la mayor parte de las cosas que yo escribo no podrían ser aceptadas por la censura. Puedo no poder limitar el impulso de escribirlas; domino fácilmente, porque no lo tengo, el impulso de publicarlas, y no voy a importunar a los censores con un material cuya publicación tendrían forzosamente que prohibir.»

…………¡Cuánto amor por la escritura encerraba aquel arcón! Escribir para uno mismo, escribir para el baúl… Qué ejemplo para nuestros días, para tanto escritor apresurado, obsesionado con la celebridad… Precisamente, de la celebridad, decía Pessoa que era una plebeyez, una flaqueza, algo irreparable; y que todo hombre que merece ser célebre sabe que no vale la pena serlo.

…………«Ser poeta y escritor no constituye una profesión sino una vocación.» Por eso, profesionalmente, Pessoa no se definía así, sino como «corresponsal extranjero de casas comerciales», como señaló en una nota autobiográfica escrita el año de su muerte. Cumplido el horario y las labores del prosaico trabajo de anodino traductor de correspondencia comercial, consagraba todo el tiempo restante de su vida a la escritura. «Vivir no es necesario, lo necesario es crear», escribió en otra hoja, en una de esas que día tras día arrojaba al baúl.

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Pessoa por Almada Negreiros
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PESSOA EN CARMINA

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