COLOQUIOS (161): «TRILOGÍA CULTURAL». Gabi Mendoza Ugalde

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—No parece que hubiera sido el autor de Industrias y andanzas de Alfanhuí o El Jarama cuando Rafael Sánchez Ferlosio escribe que: «La cultura es desde siempre, congénitamente, un instrumento de control social, o políticosocial cuando hace falta; por esta congénita función gubernativa tiende siempre a conservar y perpetuar lo más enajenante, lo más homogeneizado. Hoy está muy cabalmente representada por ese inmenso CERO que es el fútbol.» [«Patrimonio de la humanidad» El País, 5 de agosto de 2012]

—Ahora que escribe por encargo es más hijo de su padre. Ahora, la revolución falangista que soñó quien le transmitió su cultura puede desplegarse por todo el orbe…

—¡Qué náusea!

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—De la Vega, Bermejo, Griñán…, todos son hijos de la Falange.

—Qué orgullosos de sus hijos estarían esos padres.

—Como para no estarlo: por fin conseguirán arruinar la patria.

—¡Cultura enajenante!

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—La Ilíada, la Biblia, el Talmud, D. Quijote, Madame Bovary, la Bauhaus, las elegías a Sánchez Mejías y a Ramón Sijé, Historia de una escalera, El discreto encanto de la burguesía, las Meninas de Velázquez y las de Picasso, Los jardines de Aranjuez, El amor brujo, Unamuno, Los Machado, Antonio Mairena… ¡Sí, lo más enajenante, lo más homogeneizado!

—¿Instrumentos gubernativos?

—Tú sí que lo eres, que ya dimitiste de la cultura.

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4 comments.

  1. No estoy seguro de cuál de las dos o tres almas de la Mendoza Ugalde es autora de este coloquio, pero de cualquier forma me parece excesivo el tratamiento de reproche a ese anciano que es RSF, el cual, es cierto, debería ya de dejarse de escribir cosas que le salen inconexas y a ratos descabelladas. Pero no le falta razón, lo que pasa es no lo recalca o no pone el necesario énfasis en ello, que las clases dominantes siempre han hecho, hacen y harán cualquier clase de acciones para que la cultura dominante (que es algo más amplio que los libros) sirva para perpetuar lo enajenante. Por lo demás, es siempre mejor no irritarse tanto y profundizar (que no es que yo lo consiga: siempre uso el flotador cuando me meto en agua) en las circunstancias y efectos. Por otra parte, y con todos mis respetos, he de añadir que se citan dos obras que no dudo sean cumbres en la historia de la literatura, pero de la literatura enajenante: el Talmud y la Biblia (y ahí hay que aplicar eso de las circunstancias, los efectos…)

  2. Estimado R.R.G.,

    La verdad es que me irrité con el artículo de Ferlosio, autor que tanto he admirado (no sólo por las obras que cito de él y que están entre mis primeras lecturas y que luego he releído con mucho gusto y aprovechamiento) sino por sus artículos (recuerdo uno extraordinario que se publicó en “Claves de razón práctica” hace más de 20 años titulado “Cuando la flecha está en el arco tiene que partir”). Esto último fue lo que me pasó: que tuvo el coloquio que partir, como la flecha.

    En cuanto a la Biblia y el Talmud habrá que reconocer que aunque no sean leídas tales obras, directamente, quienes hayan leído a T.S. Eliot, Kafka, Canetti, Aleixandre o Cernuda, San Juan de la Cruz y tantísimos otros, habrán podido comprobar que nutrieron su logos literario y, por tanto, un núcleo esencial de su ser, con lo que cuentan esos “libros sagrados”.

    Gabi

  3. Ya lo dijo Gary Cooper en “El ahorcado del árbol”: Los matices siempre son importantes.

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