LOS QUE SE VAN… Por Tomás Valladolid Bueno (12 de junio de 2011)

 

Foto: LGV 2011

 

–         Por favor, señor indignado, oiga usted, mire que le diga: ¿Qué pasa con la revolución? ¿Están ustedes de descanso o es que se marchan a tomar unos chatos?

–         Te confundes, compañero. Lo que ocurre es que abandonamos la acampada para regresar a los orígenes.

–         ¿De qué orígenes me habla? ¿Del Paraíso?

–         No hombre, no. Nos vamos para regresar al movimiento, que es lo que en verdad éramos desde siempre.

–         Ah, parece que le entiendo, pues de algo debe servirme haber escuchado y leído sus proclamas todos estos días. O sea, que dejan este sitio donde parece que el movimiento es tragado por la parálisis o el enfriamiento y vuelven a las zonas periféricas o a esos lugares que son, ocasionalmente, más calientes y televisivos.

–         Bueno, no es exactamente así como tú lo dices. De hecho, en esas periferias también existen centros en los que pensamos instalarnos para, desde ellos, irradiar el movimiento al resto de la sociedad.

–         Sí, pero dígame: ¿No serán también paralizantes esas acampadas en la periferia? ¿No se quemarán ustedes en los sitios más explosivos? ¿A dónde irán, en ese caso, para que el movimiento siga generándose y continúe expandiéndose? Por otra parte, allí también podrán encontrarse en esas situaciones, como las ocurridas en los últimos días, en las que les roban y agreden, no los muy integrados en el sistema, sino quienes en verdad están en los márgenes e, incluso, más allá de estos.

–         No habrá problema, todo se decidirá en las asambleas.

–         Oiga, una última cosa. Hace unas semanas que veo en la televisión un anuncio publicitario, de una conocida empresa de agua mineral, donde se utiliza la imagen de una plaza pública llena de gente jubilosa, reivindicativa y en movimiento, y todo esto para generar identificación entre el espectador y el producto anunciado. ¡Fíjese si están en movimiento que algunos personajes hasta saltan a la comba! ¿Qué le parece? ¿No es una señal de que el sistema ha comenzado a neutralizar, por medio de una burda mímesis icónica, una fuerza potencialmente muy atractiva? Por cierto, ¿cómo siente usted el movimiento: como atractivo o como atrayente?

–         ¡Joder! ¿A qué viene tanta reflexividad? Ya te he dicho que todo lo veremos, si así lo deciden la asambleas, en las asambleas.

–         Bueno, bueno; no se ponga como se pone, que no he dicho nada para indignarse. ¿O tal vez sí? De todos modos, sepa que yo también puedo, y hasta debo, indignarme con usted, con alguno de sus compañeros y, por supuesto, con un tal Juan Cotino. Sí señor, ese que ha puesto un crucifijo a presidir la mesa de las Cortes valencianas. ¡Qué falta de respeto debido a la Cortes y al crucifijo! Es intolerable lo que están llegando a hacer los hunos y los hotros (Unamuno dixit).

 

3 comments.

  1. Don Tomás Valladolid, es posible que el movimiento 15M acabe fagocitado por sí mismo o por los mass media? Es más, ¿acabará el movimiento si la economía recupera el vuelo y todos volvemos a tener trabajo? O, ¿es que se acerca la era Acuario y es imparable (como Andalucía) un cambio profundo e irremediable?
    Un saludo de uno que fue alumno suyo.

  2. Un cordial saludo, “Robin Chalart”. Y gracias por tu recuerdo. En cuanto a lo que preguntas:la fagocitación, por seguir tus palabras,estimo que tiene lugar desde el primer día. ¡Cuando la novia se presenta de largo deja de ser solo novia, incluso para sí misma!Por otro lado,el trabajo siempre fue la moneda de cambio con la que el sistema del cambio y de la moneda neutralizó lo que, tal vez, ya lo estaba desde la misma hora de su nacimiento. Que todo se transforma -y puede ser transformado- es una evidencia que no por repetida hace más verdadero al que la repite sin parar. La cuestión es comprender, moral y políticamente, que la naturaleza,dirección, sentido y alcance de esa transformación están siempre indetermninados, y que -por tanto- en esa incertidumbre prende la creativa libertad humana. Habrá que estar muy atento a las señales de destrucción de tal indeterminación, tanto de las producidas en el interior del movimiento como las que provienen del exterior. No sería sorprendente que, una vez más, el adentro y el afuera fuesen la misma cosa. De hecho, la crisis de representación, en nuestras sociedades llamadas de bienestar,no lo es sólo por lo que toca a los representantes, sino también por quienes se declaran no representados. Dicha crisis no se resuelve, en mi opinión, con “tener un nombre”, sino que está más relacionada con lo que significa “poner un nombre”. Lo primero mira hacia sí mismo, lo segundo a los más sufrientes sujetos de las injusticias.
    Un abrazo.

  3. Estimado “Robin Chalart”,perdona el añadido, pero esta mañana en El País ha aparecido algo que, en cierta manera, lleva a preguntarse cuánto tardará la novia en caer en los brazos de algunos de sus pretendientes. Aquí te dejo el enlace: http://politica.elpais.com/politica/2011/06/20/actualidad/1308600702_276287.html
    Otro abrazo.

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