CAPRICHO ANDALUZ. Vicente Núñez (texto y dibujo)

El juglar

 

No había superado ese drama íntimo de la muerte de mi madre, y de otras ausencias, y me refugié en mi exilio interior y real de Poley.

             Andalucía es más profunda que el teatro; es el epigrama, la campiña; es la siesta; es el calor y el agua; es el delirio de que puedan aparecer los dioses y nos conviertan en inmortales.

            El andaluz está atravesado de intuiciones y vive improvisando, como un bailaor. El andaluz no es guitarrista: es la guitarra. Andalucía es eternal, semidéica. Por eso la autonomía no nos ha dado nada: los políticos no saben nutrirse de lo hondo. Los políticos sólo saben abastecerse de lo superficial y, claro, ocurre que Andalucía tiene también, infinitamente, más superficialidades que cualquier otra autonomía. Pero los políticos no entienden lo hondo, no entienden la seriedad y la corporeidad racial del andaluz, que es nuestra medalla. Nos inundan con su orientalismo exagerado de Sherezade, pero Andalucía está necesitando otra vez una Tartessos que nos limpie la mierda de tanto marraneo sacro-árabe… El andaluz es Roma viva. Necesitamos que nos limpien de ese arabismo que se inventaron los viajeros románticos para vender un pre-turismo… Necesitamos… Aquí tenemos el duende, que es un fatum que nos une al Destino: un Sino. Y tenemos el ángel, que es el don, la gratitud, aquello que se da sin merecimiento. Tenemos el idioma: una clase congénita que nos impide despegarnos del idioma. El idioma es nuestra alcurnia. Andalucía es selecta porque todo lo exterior lo resiste muy bien. Tenemos el cante, que es la vivencia artística anterior a la literatura. Tenemos el don de no hacer nada y llamarle a eso trabajo, que es lo propio del andaluz poeta. Porque los andaluces trabajan más que los catalanes: pero, además, sueñan. Tenemos tantas cosas que Madrid, España entera, es un capricho andaluz.

             Nos pesa la ancestralidad. Los andaluces somos macetas ancestrales. ¿Para mal? No: la ancestralidad es motor y refugio. Cura, protege y alienta. Pero es verdad que Andalucía es tan importante que, por eso, políticamente es una mierda. ¿Quién le mete mano a un viejo de tres mil años? Mas, no importa. Pese a todo, Andalucía es lo futuro. La historia andaluza aún no ha empezado. Andalucía es la futuridad.

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