SOLÓN. Por José Manuel Colubi Falcó

 

Solón, legislador de Atenas
por Merry Joseph Blonde
1781-1853 

ENTRE los muy pocos poetas y, menos aún, filósofos que han ejercido tareas legislativas y de gobierno en sus patrias cuéntase Solón (640-560 a. C.), un noble que, en Atenas y armonizando justicia y fuerza, puso la primera piedra de un edificio que, pasando el tiempo, se llamaría democracia.

             Elegido árbitro por las facciones en lucha, Solón resuelve primero el problema humano de los esclavos por deudas: éstas son condonadas, aquéllos recobran la libertad, los vendidos fuera del Ática son rescatados con cargo al erario público, y queda rigurosamente prohibido que la libertad garantice créditos. En política introduce cambios importantes, y, así, la riqueza, y no el linaje, otorgará la elegibilidad para los cargos (con progresivas cargas inherentes); dividida la sociedad en cuatro clases (pentacosiomedimnos, que cosechan quinientas medidas de grano, caballeros, yunteros y jornaleros), las dos primeras acceden a las magistraturas superiores y, junto con la tercera, a las inferiores, y todas forman la Asamblea, que se constituye también en tribunal de apelación contra las decisiones de magistrados, llamado Heliea.

            Aunque en su obra poética sobresale la Elegía a las Musas, quiero ahora destacar su poemita sobre la vida del hombre, que Juan Ferraté traduce así:

 

 Cuando cumple los siete, pierde el tierno muchacho

los primeros dientes que echó siendo un crío.

Y cuando Dios le completa por fin los segundos siete años

la pubertad creciente ya empieza.

Y al septenio tercero, espigándose aún, se le cubre

de vello el mentón y cambia la flor de la piel.

Y al cuarto septenio es cuando tiene la fuerza más grande,

entre los hombres segura señal del valor.

Y el quinto es el tiempo en que el hombre debiera pensar en casarse

y  procurar obtener descendencia de hijos.

Y al sexto madura la mente del hombre en todas las cosas

y ya en adelante no quiere descuido en sus actos.

Y al séptimo tiene el juicio y el habla mejores, lo mismo

que al octavo; y suman los dos catorce años.

Y al noveno le queda poder; no obstante, es más débil,

mirando al perfecto valor, en lengua y prudencia.

Y al décimo, si alguien lo alcanza y llega hasta el límite,

no vendrá antes de tiempo a buscarlo la muerte.

 

2 comments.

  1. […] la escuela, eran hombres amantes del saber, gobernantes o legisladores, y fueron: Tales de Mileto, Solón de Atenas, Periandro de Corinto, Cleobulo de Lindos, Quilón de Esparta, Bías de Priene y Pítaco de […]

  2. […] la escuela, eran hombres amantes del saber, gobernantes o legisladores, y fueron: Tales de Mileto, Solón de Atenas, Periandro de Corinto, Cleobulo de Lindos, Quilón de Esparta, Bías de Priene y Pítaco de […]

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