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«A FÉ É O INSTINTO DA AÇÃO». FERNANDO PESSOA, AUTOR DEL AUTOR: FRAGMENTO 2 DE «LIVRO DO DESASSOSSEGO (COMPOSTO POR BERNARDO SOARES, AJUDANTE DE GUARDA-LIVROS NA CIDADE DE LISBOA)». Con fotografías de Lauro Gandul Verdún

 
 
japonesa (lisboa 2008-LGV)

Figura de japonesa
(Foto: LGV Lisboa 2008)

 
 

Pertenço a uma geração que herdou a descrença na fé cristã e que criou em si uma descrença em todas as outras fés. Os nossos pais tinham ainda o impulso credor, que transferiam do cristianismo para outras formas da ilusão. Uns eram entusiastas da igualdade social, outros eram enamorados só da beleza, outros tinham a fé na ciência e nos seus proveitos, e havia outros que, mais cristãos ainda, iam buscar a Orientes e Occidentes outras formas religiosas, com que entretivessem a consciência, sim elas oca, de meramente viver.

   Tudo isso nós perdemos, de todas essas consolações nascemos órfãos. Cada civilização segue a linha íntima de uma religião que a representa: passar para outras religiões é perder essa, e por fim perdê-las a todas.

   Nós perdemos essa, e às outras também.

   Ficámos, pois, cada um entregue a si próprio, na desolação de se sentir viver. Um barco parece ser um objeto cujo fim é navegar; mas o seu fim não é navegar, senão chegar a um porto. Nós encontrámo-nos navegando, sem a ideia do porto a que nos deveríamos acolher. Reproduzimos assim, na espécie dolorosa, a fórmula aventureira dos argonautas: navegar é preciso, viver não é preciso.

   Sem ilusões, vivemos apenas do sonho, que é a ilusão de quem não pode ter ilusões. Vivendo de nós próprios, diminuímo-nos, porque o homem completo é o homem que se ignora. Sem fé, não temos esperança, e sem esperança não temos propriamente vida. Não tendo uma ideia do futuro, também não temos uma ideia de hoje, porque o hoje, para o homem de ação, não é senão um prólogo do futuro. A energia para lutar nasceu morta connosco, porque nós nascemos sem o entusiasmo da luta.

   Uns de nós estagnaram na conquista alvar do quotidiano, reles e baixos buscando o pão de cada dia, e querendo obtê-lo sem o trabalho sentido, sem a consciência do esforço, sem a nobreza do conseguimento.

   Outros, de melhor estirpe, abstivemo-nos da coisa pública, nada querendo e nada desejando, e tentando levar até ao calvário do esquecimento a cruz de simplemente existirmos. Impossível esforço, em quem não tem, como o portador da Cruz, uma origem divina na consciência.

   Outros entregaram-se, atarefados por fora da alma, ao culto da confusão e do ruído, julgando viver quando se ouviam, crendo amar quando chocavam contra as exterioridades do amor. Viver doía-nos, porque sabíamos que estávamos vivos; morrer não nos aterrava porque tínhamos perdido a noção normal da morte.

   Mas outros, Raça do Fim, limite espiritual da Hora Morta, nem tiveram a coragem da negação e do asilo em si próprios. O que viveram foi em negação, em descontentamento e em desconsolo. Mas vivemo-lo de dentro, sem gestos, fechados sempre, pelo menos no género de vida, entre as quatro paredes do quarto e os quatro muros de não saber agir.

 

[Fernando Pessoa (1888-1935).
Fragmento de Livro do desassossego (composto por Bernardo Soares, ajudante de guarda-livros na cidade de Lisboa).
Edición de Richard Zenith.
Editorial Assírio & Alvim.
Lisboa 2011.
Pág. 259-260]

 
 
7 viejo astillero seixal

Abandonados astilleros de barcos de río
(Seixal 2008)
[Foto: LGV]

 
 

Pertenezco a una generación que heredó el descreimiento en la fe cristiana y que creó en sí un descreimiento en todas las otras fes. Nuestros padres tenían todavía el impulso creador, que transferían del cristianismo para otras formas de ilusión. Unos eran entusiastas de la igualdad social, otros estaban enamorados sólo de la belleza, otros tenían la fe en la ciencia y en sus beneficios, y había otros que, más cristianos todavía, se iban a buscar a Orientes y Occidentes otras formas religiosas, con las que entretuviesen a la consciencia, sin ellas hueca, de meramente vivir.

   Todo eso perdemos, de todas esas consolaciones nacemos huérfanos. Cada civilización sigue la línea íntima de una religión que la representa: pasar para otras religiones es perder aquélla, y al final perderlas todas.

   Perdemos aquélla, y las otras también.

  Quedamos, pues, cada uno entregado a sí mismo, en la desolación de sentirse vivir. Un barco parece ser un objeto cuyo fin es navegar; pero su fin no es navegar, sino llegar a un puerto. Nos encontramos navegando, sin la idea del puerto que nos debería acoger. Reproducimos así, en la especie dolorosa, la fórmula aventurera de los argonautas: navegar es preciso, vivir no es preciso.

   Sin ilusiones, vivimos apenas del sueño, que es la ilusión de quien no puede tener ilusiones. Viviendo de nosotros mismos, nos disminuimos, porque el hombre completo es el hombre que se ignora. Sin fe, no tenemos esperanza, y sin esperanza no tenemos propiamente vida. No teniendo una idea del futuro, tampoco tenemos una idea del hoy, porque el hoy, para el hombre de acción, no es sino un prólogo del futuro. La energía para luchar nació muerta con nosotros, porque nosotros nacemos sin el entusiasmo de la lucha.

   Algunos de nosotros se quedarán en la conquista ingenua de lo cotidiano, insignificantes y groseros buscando el pan de cada día, y queriendo obtenerlo sin el trabajo sentido, sin la consciencia del esfuerzo, sin la nobleza de la ganancia.

   Otros, de mejor estirpe, absteniéndonos de la cosa pública, nada queriendo y nada deseando, e intentando llevar hasta el calvario del olvido la cruz de simplemente existirnos. Imposible esfuerzo, en quien no tiene, como el portador de la Cruz, un origen divino en la consciencia.

   Otros se entregarán, atareados por fuera del alma, al culto de la confusión y del ruido, juzgando vivir cuando se escuchaban, creyendo amar cuando chocaban contra las exterioridades del amor. Vivir nos dolía, porque sabíamos que estábamos vivos; morir no nos aterraba porque habíamos perdido la noción normal de la muerte.

   Pero otros, Raza del Fin, límite espiritual de la Hora Muerta, ni siquiera tuvieron el coraje de la negación y del asilo en sí mismos. Lo que vivieron fue en negación, en descontento y en desconsuelo. Mas lo vivimos desde dentro, sin gestos, cerrados siempre, por lo menos en el género de vida, entre las cuatro paredes del cuarto y los cuatro muros de no saber actuar.

[Traducción al español por Lauro Gandul Verdún
para «CARMINA» Blog Literario.
Alcalá de Guadaira
2017]

 
 
Coimbra 2009 (foto LGV)

Foto de retratos
[Foto: LGV Portugal 2009]
 
 
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FERNANDO PESSOA EN «CARMINA»:
 

FERNANDO PESSOA, AUTOR DEL AUTOR: FRAGMENTO 1 DE «LIVRO DO DESASSOSSEGO (COMPOSTO POR BERNARDO SOARES, AJUDANTE DE GUARDA-LIVROS NA CIDADE DE LISBOA)». Con fotos de Lorenzo del Término

DIÁLOGO IMAGINÁRIO. «Memórias de um encontro no Chiado: Fernando Pessoa n’ “A Brasileira”, com Vicente Núñez, Lagoa Henriques e Carlos Amado». Por Luis Jorge Gonçalves, Lauro Gandul Verdún e Olga Mª Duarte Piña (Lisboa, 1998-2011)

FERNANDO PESSOA, LAGOA HENRIQUES, CARLOS AMADO Y VICENTE NÚÑEZ CONVERSAN EN LISBOA. Fotografía de Lauro Gandul Verdún (7 de julio de 1998)

AUTOPSICOGRAFÍA. Un poema de Fernando Pessoa (1888-1935) con dibujo de Xopi

LA ESCRITURA O LA VIDA: PESSOA Y KAFKA «IN LOVE». Por Enrique Martín Ferrera (enero 2013)

PESSOA: EL ARCA DE LOS INÉDITOS. Por Enrique Martín Ferrera (octubre de 2012)

VICENTE NÚÑEZ (y amigos delante de la tumba de F. Pessoa en «Os Jeronimos»)

 LISBOA COM SUAS CASAS DE VÁRIAS CORES. Álvaro de Campos (11-5-1934)

 
 

MÁS POEMAS DE GLORIA FUERTES QUE OLGA DUARTE RECITÓ EN LA LIBRERÍA ‘TÉRMINO’. Homenajes de «CARMINA » a la poeta Gloria Fuertes (1917-1998) en el año del centenario de su nacimiento

 
 

GLORIA FUERTES (ARCHIVO ABC)
Gloria Fuertes
(Fuente: Archivo ABC)

 
 

NOTA AUTOBIOGRÁFICA

 

Gloria Fuertes nació en Madrid
a los dos días de edad,
pues fue muy laborioso el parto de mi madre
que si se descuida muere por vivirme.
A los tres años ya sabía leer
y a los seis ya sabía mis labores.
Yo era buena y delgada
alta y algo enferma.
A los nueve años me pilló un carro
a los catorce me pilló la guerra;
a los quince me murió mi madre,
—se fue cuando más falta me hacía—.
Aprendí a regatear en las tiendas
y a ir a los pueblos por zanahorias,
por entonces empecé con los amores
—no digo nombres—
gracias a eso, pude sobrellevar mi jueventud de barrio.
Quise ir a la guerra, para pararla,
—me detuvieron a mitad del camino—.
Luego me salió una oficina,
donde trabajo como si fuera tonta
—pero Dios y el botones saben que no lo soy—.
Escribo por las noches y voy al campo mucho.
Todos los míos han muerto hace años
—estoy más sola que yo misma—.
He publicado versos en todos los calendarios,
Escribo en un periódico de niños,
y quiero comprarme a plazos una flor natural
como las que le dan a Pemán algunas veces.

 

[GLORIA FUERTES. Obras incompletas.

Editorial Ediciones Cátedra, S.A.

Madrid 1980. Págs. 23 y 24]

 

PACIFISTA DE VERDAD

(una que quiere llegar)

 

No matemos al vecino
invitémosle a tocino.
No levantad barricadas
besad a vuestras amadas.
No pensad en los difuntos,
¡dormid juntos!

 

[Obras incompletas.

Pág. 222]

 

PIENSO MESA Y DIGO SILLA

 

Pienso mesa y digo silla,
compro pan y me lo dejo,
lo que aprendo se me olvida,
lo que pasa es que te quiero.
La trilla lo dice todo;
y el mendigo en el alero,
el pez vuela por la sala,
el toro sopla en el ruedo.
Entre Santander y Asturias
pasa un río, pasa un ciervo,
pasa un rebaño de santas,
pasa un peso.
Entre mi sangre y el llanto
hay un puente muy pequeño,
y por él no pasa nada,
lo que pasa es que te quiero.

 

[Obras incompletas.

Pág. 133]

 

SUMA

 

Vivimos de la muerte.
Morimos de la vida.
Tenemos un padrastro,
tenemos una herida.
Tenemos la verbena,
tenemos cataclismos,
y nunca somos dueños
ni de nosotros mismos.

Tenemos lluvia artificial,
risa artificial,
vitamina artificial,

__________________

Total: sólo tenemos tristeza natural.

 

[Obras incompletas.

Pág. 174]

 

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MÁS POEMAS DE GLORIA FUERTES QUE REYES BERNAL RECITÓ EN LA LIBRERÍA ‘TÉRMINO’. Homenajes de «CARMINA » a la poeta Gloria Fuertes (1917-1998) en el año del centenario de su nacimiento

HOMENAJE A GLORIA FUERTES (1917-1998) EN LA LIBRERÍA «TÉRMINO». Fue en Alcalá de Guadaíra, un jueves 29 de junio de 2017 por Olga Duarte, José Antonio Francés, Reyes Bernal y Lauro Gandul

PACIFISTA DE VERDAD. UN POEMA DE GLORIA FUERTES. Homenaje (2017-1) en «CARMINA» a una poeta universal en el año del Centenario de su nacimiento (1917-1998)

EL CAMELLO. Por Gloria Fuertes

 
 

DIARIO FOTOGRÁFICO (VI). Por Lauro Gandul Verdún (Lisboa, 10 DE FEBRERO A 1 DE MAYO 2017)

 
 

Lisboa 29042017 LGV

 29 de abril

 
 

Lisboa 30042017-1 LGV

 30 de abril

 
 
Lisboa 30042017-2 LGV

 30 de abril, también

 
 

Lisboa 01052017 LGV

 1 de mayo

 
 

MÁS POEMAS DE GLORIA FUERTES QUE REYES BERNAL RECITÓ EN LA LIBRERÍA ‘TÉRMINO’. Homenajes de «CARMINA » a la poeta Gloria Fuertes (1917-1998) en el año del centenario de su nacimiento

 
 

Gloria Fuertes

Gloria Fuertes

 
 

EL NIÑO SOMALÍ

(Dedicado a los mayores)

 

Hoy tengo la gripe,
pero no me duele la espalda.
Hoy sólo me duele la mirada,
de ese niño somalí.
Es un niño que no tiene nada.
Niño sin juguetes, sin comida,
sin agua.
Estuve allí,
y le dije al niño somalí:
—Te traigo unos cuentos.
Y el niño me dijo con la mirada:
—Yo no estoy para cuentos
ni para nada.

Hoy yo tampoco estoy para versos
porque me duele la mirada
de ese niño de Somalia.

Es un niño que sólo tiene moscas
En los ojos y en los labios secos.
(Son de esas moscas
que sólo pican a los muertos).

 

[GLORIA FUERTES.Versos fritos.

Editorial Susaeta Ediciones, S.A.

Madrdid 1995. Pág. 40]

 
 

MI ABUELA ES UN HADA

 

Mi abuela Mariana
tiene una cana,
cana canariera.

Mi abuela Mariana
me cuenta los cuentos
siempre a su manera.

Yo la quiero mucho,
yo la quiero tanto…
Me ducha, me peina
y me lleva al campo.

Me enseña canciones,
me ayuda a estudiar,
dice poesías,
solemos jugar.

Luego por la noche,
mi abuela me vela,
un cuento me cuenta
y cuando me duermo,
apaga la vela,
Mariana mi abuela.

Mi abuela Mariana,
de paja el sombrero,
el traje de pana,
mi abuela Mariana,
no parece abuela
que parece un hada.

 

[Versos fritos. Pág. 35]

 
 

TODOS CONTRA LA CONTAMINACIÓN

 

Que los hombres no manchen los ríos.
Que los hombres no manchen el mar.
Que los niños no maltraten los árboles.
Que los hombres no ensucien la ciudad.
(No quererse es lo que más contamina,
sobre el barco o bajo la mina).

Que los tigres no tengan garras,
que los países no tengan guerras.

Que los niños no maten pájaros,
que los gatos no maten ratones,
y, sobre todo, que los hombres
no maten hombres.

 

[Versos fritos. Pág. 73]

 
 

VERSOS SERIOS

 

Cuando la memoria se muere,
nace el olvido.
Cuando el árbol se muere,
nace el papel.
Cuando la paz se muere,
nace la guerra.
Todo esto nace
porque el hombre lo hace.

Cuando la noche se muere,
nace el día.
Cuando la tristeza se muere,
nace la alegría.
Cuando la Luna se muere,
nace el Sol.
Todo esto nace
porque lo hace Dios.

 

[Versos fritos. Pág. 115]

 

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HOMENAJE A GLORIA FUERTES (1917-1998) EN LA LIBRERÍA «TÉRMINO». Fue en Alcalá de Guadaíra, un jueves 29 de junio de 2017 por Olga Duarte, José Antonio Francés, Reyes Bernal y Lauro Gandul

PACIFISTA DE VERDAD. UN POEMA DE GLORIA FUERTES. Homenaje (2017-1) en «CARMINA» a una poeta universal en el año del Centenario de su nacimiento (1917-1998)

EL CAMELLO. Por Gloria Fuertes

 
 

DIARIO FOTOGRÁFICO (V). Por Lauro Gandul Verdún (Lisboa, 10 DE FEBRERO A 1 DE MAYO 2017)

 
 
Lisboa 21042017 LGV

21 de abril

 
 
Lisboa 22042017 LGV

22 de abril

 
 
Lisboa 23042017 LGV

23 de abril

 
 
Lisboa 28042017 LGV

28 de abril

 
 

GEORG TRAKL: LA DECADENCIA DE UN IMPERIO. De la serie «NOTICIAS DE UN IMPERIO» (Núm. 9). Por José Miguel Ridao

 

traki

 

Traigo a estos andurriales imperiales a José Miguel Ridao, amigo, compañero y «diletante incorregible», según sus propias palabras. De la cepa sevillana de Zweig y de la centroeuropea de Chaves Nogales,  tiene una viva inquietud por el mundo de la 1ª Guerra Mundial y la literatura. Cual húsar húngaro, aceptó el guante que le envié con mis padrinos y trae a esta serie una colaboración sobre uno de los poetas menos conocidos de la Gran Guerra: Georg Trakl y nos regala un bosquejo de su vida y obra y unos poemas que él mismo ha traducido.

                                                                                                      (Pablo Romero Gabella)

 

El poeta austriaco Georg Trakl tuvo una vida corta, tan sólo 27 años, pero en ella están resumidos de una manera aterradora los estertores del imperio austrohúngaro. Ya en la fotografía que se le hizo a los tres años de vida muestra esa expresión intensa, de una tristeza conmovedora, como herido por una vida que aún no había empezado para él. Nunca le abandonó ese rictus trágico, hasta el suicidio final destruido por el alcohol, la cocaína y el horror de la Gran Guerra. Con dieciocho años comenzó a trabajar, toda una premonición, en la farmacia Weißen Engel, de su Salzburgo natal. Pero no fue ese ángel blanco, entonces legal, quien arruinó su vida, sino el veneno inoculado por la vanguardia, la conciencia abrumadora de un arte que reclama la vida de sus servidores. Y el pequeño Georg ya estaba señalado por el destino como uno de sus príncipes oscuros.

   Trakl fue reclutado para la Gran Guerra como farmacéutico militar en 1914. Participó en la batalla de Grodek, y tuvo que atender a decenas de heridos graves sin medios, sin medicamentos, sin anestesia. A esos hospitales de Galitzia se les bautizó como «pozos de la muerte». No lo soportó: cayó en una depresión profunda, lo enviaron a un hospital militar de Cracovia. Ya no regresó al frente. Wittgenstein, su mentor, acudió a visitarle, pero llegó tarde: el poeta se había suicidado con una sobredosis de cocaína. Tan frágil como los más grandes, como su admirado Hölderlin. Poco antes de morir escribió el poema «Grodek», inmenso:

 

GRODEK

 

Al atardecer retumban los bosques otoñales
de armas mortíferas, llanuras doradas
y lagos azules, mientras el sol
avanza lóbrego; la noche envuelve
a guerreros moribundos; los lamentos salvajes
de sus bocas destrozadas.

Y sin embargo, la paz reina en los pastos
de nubes rojas; donde habita un Dios furibundo
que vierte su sangre. Está gélida la luna;
todos los caminos desembocan en la negra putrefacción.

Bajo el follaje dorado de la noche y las estrellas
vacila la sombra de la enfermera hacia el bosquecillo silencioso,
para saludar a las almas de los héroes, las cabezas sangrantes.
Suenan apagadas en los cañones las oscuras flautas del otoño.

¡Oh, dolor orgulloso! Tus altares de bronce,
la llama ardiente del espíritu, alimenta hoy un inmenso dolor,
los nietos que no nacerán.

   En otro poema conmovedor,«An den Knaben Elis (al niño Elis)», Trakl nos transporta de la mano de un muchacho muerto, que no sabe que está muerto, hacia el fin de una época.

 

AN DEN KNABEN ELIS

 

Elis, cuando el mirlo llame en el bosque negro,
ése es tu ocaso.
Tus labios beben el frescor del manantial azul nacido de la roca.

Deja, cuando tu frente sangre levemente,
pasar remotas leyendas
y oscuros augurios del vuelo de los pájaros.

Pero tú avanzas con pasos suaves por la noche,
cuelgan plenas las púrpuras uvas
y mueves los brazos grácilmente en el azul.

Suenan unos zarzales
por donde están tus ojos de luna.
Oh, cuánto tiempo hace, Elis, que estás muerto.

Tu cuerpo es un jacinto,
en el que un monje hunde sus dedos de cera.
Una caverna negra es nuestro silencio,

De ella asoma a veces un animal manso
y baja despacio los pesados párpados.
Sobre tus sienes gotea un rocío negro,

El ultimo oro de estrellas que declinan. 

 

   Ludwig Wittgenstein, su gran admirador y mecenas, tenía una fe a la vez ciega y clarividente en su amigo: «Yo no llego a entender la poesía de Trakl, pero su lenguaje me deslumbra, y es lo que mejor idea me da de lo que es el genio». Trakl estaba  dotado de una sensibilidad ultraterrena, hasta el punto de sentir la presencia de los muertos invisibles. Tras la terrible batalla le causaba pavor la multitud de nietos no nacidos de aquellos hombres jóvenes que en vano trató de curar. En ellos situaba la mayor tragedia como seres ausentes, fuera del tiempo y, por eso mismo, puros, blancos en su luto de muerte antes de vivir. No vivió para ver la consumación del fin de una época a la que él ya contemplaba en la distancia. Su vida fue un perenne atardecer, y su mérito consistió en sacar belleza de tanta podredumbre.

 

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EL ESTANDARTE O EL IMPERIO CONTRAATACA. De la serie «NOTICIAS DE UN IMPERIO» (Núm. 1). Por Pablo Romero Gabella

«LOS DÍAS CONTADOS» O LO QUE EL VIENTO SE LLEVÓ EN TRANSILVANIA [1ª PARTE]. De la serie «NOTICIAS DE UN IMPERIO» (Núm. 2). Por Pablo Romero Gabella

«LOS DÍAS CONTADOS» O LO QUE EL VIENTO SE LLEVÓ EN TRANSILVANIA [2ª PARTE]. De la serie «NOTICIAS DE UN IMPERIO» (Núm. 3). Por Pablo Romero Gabella

«LOS DÍAS CONTADOS» O LO QUE EL VIENTO SE LLEVÓ EN TRANSILVANIA [3ª PARTE]. De la serie «NOTICIAS DE UN IMPERIO» (Núm. 4). Por Pablo Romero Gabella

«LOS DÍAS CONTADOS» O LO QUE EL VIENTO SE LLEVÓ EN TRANSILVANIA [4ª PARTE, Y ÚLTIMA]. De la serie «NOTICIAS DE UN IMPERIO» (Núm. 5). Por Pablo Romero Gabella

EL BARON BAGGE O EL VÉRTIGO DE SER LOS OTROS. De la serie «NOTICIAS DE UN IMPERIO» (Núm. 6). Por Pablo Romero Gabella

EL ÚLTIMO ENCUENTRO O EL CREPÚSCULO DE LOS ADIOSES. De la serie «NOTICIAS DE UN IMPERIO» (Núm. 7). Por Pablo Romero Gabella

SIEMPRE NOS QUEDARÁ VIENA. De la serie «NOTICIAS DE UN IMPERIO» (Núm. 8). Por Pablo Romero Gabella

 

HOMENAJE A GLORIA FUERTES (1917-1998) EN LA LIBRERÍA «TÉRMINO». Fue en Alcalá de Guadaíra, un jueves 29 de junio de 2017 por Olga Duarte, José Antonio Francés, Reyes Bernal y Lauro Gandul

(Vídeo: Alberto Mallado)

 

ORACIÓN

 

Que estás en la tierra Padre nuestro,
que te siento en la púa del pino,
en el torso azul del obrero,
en la niña que borda curvada
la espalda mezclando el hilo en el dedo.
Padre nuestro que estás en la tierra,
en el surco,
en el huerto,
en la mina,
en el puerto,
en el cine,
en el vino,
en la casa del médico.
Padre nuestro que estás en la tierra,
donde tienes tu gloria y tu infierno
y tu limbo que está en los cafés
donde los burgueses beben su refresco.
Padre nuestro que estás en la escuela de gratis,
y en el verdulero,
y en el que pasa hambre,
y en el poeta, —¡nunca en el usurero!—
Padre nuestro que estás en la tierra,
en un banco del Prado leyendo,
eres ese Viejo que da migas de pan a los pájaros del paseo.
Padre nuestro que estás en la tierra,
en el cigarro, en el beso,
en la espiga, en el pecho
de todos los que son buenos.
Padre que habitas en cualquier sitio.
Dios que penetras en cualquier hueco,
tú que quitas la angustia, que estás en la tierra,
Padre nuestro que sí que te vemos,
los que luego te hemos de ver,
donde sea, o ahí en el cielo.

 

[Obras incompletas.
Editorial Ediciones Cátedra, S.A.
Madrid 1980.
Págs. 47 y 48]

 

NIÑOS DE SOMALIA

 

Yo como
Tú comes
Él come
Nosotros comemos
Vosotros coméis
¡Ellos no!

 

[1996]

 

LA SIRENITA QUE QUISO IR AL “COLE”

 

La sirenita saltando por la arena,
llegó a la escuela de la playa.

Niños, libros, mapas y pizarras.

La sirenita apoyó su cara en el cristal,
la maestra la invitó a pasar.

La sirenita asustada voló hacia el mar, sola,
y se escondió en la ola.

Con algas y con algo,
se hizo un vestido largo largo
—para que le tapara la cola
y los pies que nos tenía—.

Saltando por la arena,
tocando dos conchas castañuelas,
la sirenita entró en la escuela.

—La “nueva” anda muy rara
—dijeron sus compañeras—.

—¡Cómo no voy a andar rara
si soy una sirena!

 

[Versos fritos.
Editorial Susaeta Ediciones, S.A.
Madrdid 1995. Pág. 60]

 

CUANDO TE NOMBRAN

 

Cuando te nombran,
me roban un poquito de tu nombre;
parece mentira,
que media docena de letras digan tanto.

Mi locura sería deshacer las murallas con tu nombre,
iría pintando todas las paredes,
no quedaría un pozo
sin que yo me asomara
para decir tu nombre,
ni montaña de piedra
donde yo no gritara
enseñándole al eco
tus seis letras distintas.

Mi locura sería,
enseñar a las aves a cantarlo,
enseñar a los peces a beberlo,
enseñar a los hombres que no hay nada
como volverse loco y repetir tu nombre.

Mi locura sería olvidarme de todo,
de las 22 letras restantes, de los números,
de los libros leídos, de los versos creados.
Saludar con tu nombre.
Pedir pan con tu nombre.
—Siempre dice lo mismo—, dirían a mi paso,
y yo, tan orgullosa, tan feliz, tan campante.
Y me iré al otro mundo con tu nombre en la boca,
a todas las preguntas responderé tu nombre
—los jueces y los santos no van a entender nada—
Dios me condenaría a decirlo sin parar para siempre.

 

[Obras incompletas.
Págs. 187 y 188]

 

Gloria Fuertes (años 40)

En vespa cargada de libros
para repartir entre los niños
de los pueblos de Madrid

(años 40)

 

A MODO DE MANIFIESTO CON FUNDAMENTO EN LA OBRA DE LA POETA GLORIA FUERTES

 

Por Lauro Gandul Verdún
(Junio de 2017)

 

Ahora sí encontramos las librerías llenas de títulos de nuestra autora. Aunque casi siempre sólo aquella parte —importante, por supuesto— de su literatura incardinable en la llamada literatura infantil o para niños. No es mucho lo que tenemos de Gloria Fuertes (1917-1998) en nuestras bibliotecas. Lo decimos por nosotros mismos: en los anaqueles de nuestras estanterías es insólito encontrar un número suficiente de libros, de los muchos que dejó escritos, a la altura literaria de una autora como ella cuya obra poética constituye una de las más importantes del siglo XX español. Y esa ignorancia de su verdadera significación literaria choca con el amplio ámbito en el que la protagonista es precisamente Gloria Fuertes en el imaginario de los españoles de los últimos cincuenta años: ¿quién no sabe tararear en el recuerdo la melodía de Un globo, dos globos, tres globos?, ¿quién ha olvidado a aquella oronda señora, de pelo corto y canosa, feota pero con una franca y cordial sonrisa perennemente en su ancha cara de cuya boca salía una voz grave y algo rota, y a la que veíamos frecuentemente en la televisión en blanco y negro, o en color, de los años setenta y ochenta?

   Pero hemos tenido la suerte de que una antología o compilación de sus libros de poesía haya caído en nuestras manos. Un solo libro, aunque con la fortuna de comprobar que quizá sea su obra mayor. Tenemos su libro, titulado Obras incompletas en una edición de la propia autora, que era la sexta que Ediciones Cátedra, S.A. de Madrid publicaba, siendo ésta en 1980 y que es a la que se corresponde nuestro ejemplar del libro. Gloria Fuertes es autora de la selección de sus textos y del prólogo que titula «Medio siglo de poesía de Gloria Fuertes o vida de mi obra». De éste vamos a extraer tres fragmentos:

   «En los primeros años de nuestra postguerra, al palparnos vivos a pesar y todavía, necesitábamos gritar —como todo superviviente— que estábamos aquí, que nos llamábamos así, que sentíamos de aquella manera. Por aquel entonces, sin ponernos de acuerdo, Blas de Otero, Celaya, Hierro, Alcántara —y tantos nombres que añadirán a esta relación los estudiosos—, escribíamos poemas declarando incluso nuestra filiación, dirección y profesión para llamar la atención a los transeúntes que luego iban o no a pasear por nuestras páginas.»

   «Fui surrealista, sin haber leído a ningún surrealista; después, aposta, «postista» —la única mujer que pertenecía al efímero grupo de Carlos Edmundo de Ory, Chicharro y Sernesi. La postista que irremediablemente iba para modista, modista de un importante taller (mi madre se encargó de ello), modista o niñera, se reveló por primera vez; yo no quería servir a nadie, si acaso a todos.»

   «El primer poeta que conocí, fue en vivo, no en libro, y era Gabriel Celaya —debido a que me pisó el Premio Fémina de Poesía—. Gabriel y yo fuimos finalistas, yo quedé segundona. Celaya, en 1934 (¿), era alto y rubio como la cerveza, parecía un príncipe —lo que son las cosas…»

   Con estas coordenadas se nos antoja una breve investigación.  Sabemos que los cordobeses de Cántico dieron páginas en sus Hojas de poesía a los poetas de España, y del resto del mundo, mientras estuvo viva la revista desde 1947 a 1957.  Buscamos en todos sus números y, si bien comprobamos que a Otero (1916-1979), Celaya (1911-1991) y Ory (1923-2010) sí se les publicaron poemas en Cántico, ninguno se publica de Gloria Fuertes durante los diez años de existencia de aquella excelsa revista de poesía.

   De Ínsula,  Revista Bibliográfica de Ciencias y Letras,  fundada en Madrid en 1946 y que continúa viva, hemos consultado un poco al azar diez años, desde 1982 a 1992, un período de tiempo lo suficientemente largo como para que nuestra autora pudiera ser leída en alguna de sus páginas. Nos hemos puesto a buscar. De 1982 a 1988 nada. Al encontrar en los números 510 y 511 de 1989 sendos espacios especiales dedicados al postismo en la sección que la revista titula «El estado de la cuestión», supusimos que íbamos a encontrar textos de Gloria Fuertes, o al menos alguna referencia. Nada de nada. Como si no existiera. Hemos sabido que hay un número de la revista de 1969 donde José Luis Cano, uno de los principales responsables de Ínsula, dedica un artículo a la poeta de Madrid, a cuyo texto no hemos tenido acceso. No sólo es ignorada completamente cuando se trata del postismo, sino que tampoco existe en los ensayos sobre las generaciones de posguerra, ni en los que tratan la obra de los autores de la poesía arraigada ni en los que se ocupan de los poetas del desarraigo, ni cuando se ocupan del movimiento de la  poesía social, o sobre la generación del medio siglo.

   No obstante, ella sí está con los poetas mencionados y con los movimientos aludidos. Y si se predica que para el grupo de los postistas ya existía una tradición española en la literatura de Valle-Inclán o de Ramón Gómez de la Serna, o en las viñetas de La codorniz, en el dadaísmo de Tristán Tzara, o en el  surrealismo, o en el teatro del absurdo. En la poesía de Gloria Fuertes logra alto vuelo la greguería ramoniana en cordial y amorosa bandada. Onomatopeyas, aliteraciones, dobles sentidos, ambigüedades… Ciertamente una parte importante de la obra de nuestra autora encaja en esa tradición que además bebe de la popular en sentido estricto y que se anuda a las vanguardias, tan característica de la poesía del siglo XX (Lorca, Alberti, p.e.), y que sirve también para comprender con otras lecturas la importante parte de su obra más conocida dentro de la literatura infantil o para niños. Esas otras lecturas como poeta neorrealista, o surrealista, o postista, o poeta social, o del socialismo cristiano, o sencillamente cristiana, tantas veces, debería ensombrecer la etiqueta infantil. Fácilmente se comprueba que el adjetivo en este caso, no da vida, sino que mata (aunque sea muy útil para los mercadotécnicos e incluso a ella hubo de haberle reportado justos haberes), y que nos lleva a que su poesía infantil sea sencillamente poesía.

   Poesía transgresora la escrita por Gloria Fuertes, poesía de lo pequeño, reiteración de lo vital, lo cotidiano, lo divino, lo reivindicativo… Si bien, dentro de los postistas tal vez fuera la que menos se dedicó a los juegos de palabras sólo por jugar. Esta actitud estética supone un conjunto de recursos formales cuyo fin precisamente es acoger en sus poemas una vocación transformativa de la realidad social. Así se hace vocera en su poesía del dolor que le provocaban los débiles, los niños indefensos, los mendigos, los hambrientos, los parados, los mineros, y tantos de los que nadie se acuerda. Fue por tanto una auténtica poeta del movimiento que se denominó de la poesía social. Poesía social de la auténtica, de aquella escrita para «la inmensa mayoría» como la que quiso escribir Blas de Otero. Una poesía para nada pura, ni minoritaria. Una poesía como aquella a la que Gabriel Celaya  aspiraba cuando proclamaba que «la poesía no es un fin en sí, sino un instrumento para transformar el mundo.» A Gloria Fuertes lo que le interesó de la literatura era la emoción de sus contenidos, su potencia comunicativa, los recursos que en ella estaban para reflejar la situación y circunstancia del hombre del tiempo en que le tocó vivir. E incluso no dudó en escribir padrenuestros y oraciones por los pobres de este mundo.

 

Gloria Fuertes (años 90)

 

LA POBRE CABRA
(Homenaje a Gloria Fuertes)

 

Por José Antonio Francés

 

La cabra no es que esté como una cabra
es sólo que confunde las palabras.

En vez de ropa se puso la sopa,
en vez de capa se puso la copa.

La pobre con las letras se hace un lío,
por eso a veces no dice ni pío.

A la pobre jaca la llamó vaca,
¡y eso que la jaca estaba muy flaca!

En vez de una tila se hizo una tela,
y se quitó una suela y no la muela.

Pobrecilla, no tiene mucho tino
pues se durmió en el vino y no el pino…

Pino, pena, pana, rana, ¡atenta…!
Cambias una letra y cambia la cuenta.

¡Menudo lío se forma la cabra!
Uf… ¡Se parecen tanto las palabras!

Y se parecen tanto, tinto y tonto
que la cabra se confunde muy pronto.

Y se parecen tanto, tonto y tinto
que hablar es andar por un laberinto.

Nata, gata, rata, bata, ¡qué lata!
¡Cuando abre la boca, mete la pata!

Nota, gota, rota, bota… ¡Atiende…!
¡Cambias una letra y nadie te entiende!

 
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PACIFISTA DE VERDAD. UN POEMA DE GLORIA FUERTES. Homenaje (2017-1) en «CARMINA» a una poeta universal en el año del Centenario de su nacimiento (1917-1998)

EL CAMELLO. Por Gloria Fuertes