Posts from marzo 2014.

«LUMPENTERRORISMO». Por Pablo Romero Gabella (con una pintura de Carmen Palop de la serie «Con los ojos cerrados» 2012)

 

carmenpalop20141[Técnica mixta sobre papel]

 Carmen Palop

 

Uno de los hechos que más nos siguen perturbando de la matanza del 11-M es la participación decisiva en la «célula yihadista» de elementos provenientes del mundo de la delincuencia, incluso de la pequeña delincuencia. Tal como describe Fernando Reinares en su obra ¡Matadlos! Quién estuvo detrás del 11-M y por qué se atentó en España (Barcelona, 2014). Además de terroristas con formación universitaria vemos que quienes al final realizaron la ominosa tarea fueron ladrones, traficantes de droga, y demás ralea que tenían su centro de actividad en el barrio madrileño de Lavapiés. Despectivamente se les ha llamado en los algunos medios «los moritos de Lavapiés», porque son todos de origen marroquí (concretamente de las zonas más deprimidas de Tánger o Tetuán). Jóvenes delincuentes liderados por «El Chino» que acabaron volando por los aires en un piso de Leganés, cercados por la policía. Chicos del lumpen, carne de presidio que un buen día se convirtieron en fanáticos religiosos. Un proceso donde tuvo mucha importancia una congregación religiosa y asistencial, mitad ONG, mitad cofradía: «Tabligh Jamaar» (TJ). Según el profesor Reinares «sus adeptos aspiran en última instancia instaurar y extender un dominio islámico».

Pero no solo con piedad se cambia al lumpen, es necesario y fundamental el dinero y para eso contaban con toda una red, extendida por Europa, África y Asia, de financiación de terroristas. Hombres de negocios (legales e ilegales) sustentaban la vida sin oficio de esta plebe frumentaria. Al desarticularse la célula terrorista del 11-M se les encontró más de un millón de euros en efectivo y en droga. Curiosa forma de financiar el rigorismo moral y el ascetismo. Los caminos del señor y del terror son inescrutables. Lo cierto es que los defensores del orden conservador y reaccionario de los regímenes islámicos son los que promueven esta movilización de un lumpenproletariat que nunca pensamos que fuera tan letal para nuestras sociedades.

Y es esto algo que ya estudió Carl Marx en su obra El 18 brumario de Luis Bonaparte(1852). Justamente un año antes, Luis Napoleón era proclamado por las masas mediante sufragio universal «emperador» del II Imperio (1851-1871). ¿Cómo consiguió esto un tahúr cuya mayor baza era su apellido? ¿Cómo consiguió tanto el respeto popular como el de las clases conservadoras burguesas? ¿Cómo lograr corromper a la II República Social que nació de la Revolución de 1848? La respuesta es simple: convirtiéndose en «príncipe del lumpemproletariado». En 1849  Luis Napoléon fundó la «Sociedad del 10 de Diciembre», una sociedad de beneficencia dedicada a las clases más pobres. También ellos tenía su TJ, su cofradía. Pero no era más que una máscara que cubría una red «de sociedades secretas, cada una dirigida por agentes bonapartistas, y un general bonapartista a la cabeza de todas». ¿Quiénes formaban su particular ejército? Marx lo resume en  la «hez, desecho y escoria de todas las clases, la única clase en que puede apoyarse sin reservas». Y también lo concreta en un párrafo memorable de su obra:

«Junto a roués arruinados, con equívocos medios de vida y de equívoca procedencia, junto a vástagos degenerados y aventureros de la burguesía, vagabundos, licenciados de tropa, licenciados de presidio, huidos de galeras, timadores, saltimbanquis, lazzaroni, carteristas y rateros, jugadores, alcahuetes, dueños de burdeles, mozos de cuerda, escritorzuelos, organilleros, traperos, afiladores, caldereros, mendigos…»

…………Un mundo que nos resulta muy familiar en la trama del 11-M, que conectó a los delincuentes de Lavapiés con los de Asturias; tipos sin escrúpulos que vendían explosivos que se utilizaban en las minas y que celebraban sus reuniones en puticlubs. Todo muy casposo y grasiento, pero terriblemente mortífero.

Volviendo a Bonaparte, gracias a sus células de la Sociedad de 10 de Diciembre paradójicamente logró presentarse ante la clase respetable como el garante del «orden, la religión, la familia y la propiedad». Un mundo de valores morales que se sustentaba en el estercolero social de la «sociedad del desorden, la prostitución y el robo».

         La historia de Napoleón III y su uso del lumpen ya no es familiar, demasiado, en el ejemplo de Hitler y el nazismo. No vamos a incidir en algo ya muy trillado: de cómo un tipo del lumpen como era el joven Hitler vive su conversión, a través de la Gran Guerra, en un fanático iluminado que tiene una misión que cumplir; en cómo organiza a gran parte del lumpen en sus «camisas pardas» o SA, y que luego cuando se presente como defensor del orden y de la sagrada nación alemana elimine en la «noche de los cuchillos largos».

 Como he dijo es bastante conocida esa historia. Veamos cómo los continuadores de las ideas de Marx en la praxis política, veían en el lumpen un elemento positivo para su acción revolucionaria. Para  ello he encontrado las referencias de dos libros que casi se escribieron al mismo tiempo, en 1960. Me refiero a Doctor Zhivago de Borís Pasternak y a Vida y destino de Vassili Grossman.

          Porque en ciertos momentos históricos el lumpen se convierte en instrumento de la revolución, como instrumentos de Alá eran los de la banda de “El Chino”. Tipos dañinos, rencorosos que acaban siendo héroes. Fijémonos en cómo describe Pasternak-Zhivago a un comunista de la primera hornada:

«En aquellos días hombres como el soldado Pamfil Palyj que sin necesidad de propaganda alguna, experimentaban un odio feroz y exacerbado por los intelectuales, los señores y los oficiales, parecían raras excepciones a los intelectuales de izquierda y eran llevados en palmas. Su falta de humanidad parecía un prodigio de conciencia de clase, su crueldad un modelo de energía proletaria y del instinto revolucionario. De esta clase era la gloria de Pamfil, que gozaba de la mayor estima entre los capitanes partisanos y los dirigentes del partido».

Algo muy similar de lo que cuenta Grossman a través de su personaje Liudmila, intelectual comunista convencida, que tras experimentar la bajada a los infiernos de la sociedad siente algo doloroso y oscuro:

………«Y aquellos a los que Liudmila con esperanza y amor había creído estar ligada por los vínculos familiares de las dificultades, las necesidades, la bondad y la desgracia era como si hubieran conspirado para no comportarse como seres humanos. Como si se hubieran puesto de acuerdo para desmentir la opinión de que el bien se puede encontrar infaliblemente en los corazones de aquellos que llevan la ropa manchada y la manos negras por el trabajo».

VICENTE NÚÑEZ V: Consejo. Antonio Luis Albás, (2014)

 

ADVIRTIÉNDOME Pablo su voz tras de la afable

tiniebla telefónica que no fuera insensato

y de mí te arrojara definitivamente,

acaté yo sumiso esa intención benévola

como si desde el fondo fatal de las edades

decretado estuviese.  Mas sentí, en el vacío

victorioso y culpable que entonces sobrevino,

que un cuchillo me hendía del pavor de la muerte.

Y fui total, y supe, oh gratísimo Pablo,

lo que en verdad era amarte y no haberte perdido.

 

[Vicente Núñez, Ocaso en Poley.

Edita Renacimiento.

 Pág. 19. Sevilla 1983]

 

SUBIDÓN, SUBIDÓN. De la serie «RECORTES», Nº 93. Por Pablo Romero Gabella

 

policíalocal2(Foto: LGV París 2010)

 

«Entre sollozos y tartamudeos nos gritábamos unos a otros frases incompletas, y un observador imparcial habría podido tal vez creer que de nosotros se había apoderado un exceso de felicidad.  Voy todo de subidón porque en las cargas de Recoletos fuimos capaces de rodear a un policía y yo le tiré una piedra en la cabeza cuando estaba en el suelo. Vi cómo aquella figura se estremecía cuando aparecí y cómo me miraba con los ojos muy abiertos, mientras, pérfidamente, me iba acercando hacia ella. Mañana lo veréis en las noticias, quedó inconsciente, se lo tuvieron que llevar arrastrao».

[Declaraciones de M.M.S., 20 años, único detenido tras la Manifestación del 22-M, en Luis F. Durán, El Mundo, 26 de marzo de 2014 / Ernest Jünger, Tempestades de acero, Barcelona, 2011, pág. 247, traducción de Andrés Sánchez Pascual, 1ª ed. en alemán 1920]

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¡VIVA GAMONAL! Por María del Águila Barrios

1000 KILOS DE HACHÍS «ES-FUMADOS». Por Parco Lacónico

COLOQUIOS (177): «MALA CALIDAD [DE INTERIOR]». Gabi Mendoza Ugalde

MERCADERES Y FARISEOS. Por Rafael Rodríguez González

COLOQUIOS (170). Gabi Mendoza Ugalde

LO MEJOR Y LO PEOR. Por Joaquín de Grado

ESPARTA. Por José Manuel Colubi Falcó

COLOQUIOS (37). Gabi Mendoza Ugalde

«NOT DISTURB». De la serie «RECORTES», Nº 92. Por Pablo Romero Gabella

 

policíasparisinos2010LGV(Foto: LGV París 2010)

 

«Se nos dio la orden de no utilizar material antidisturbios y de aguantar sin cargar; y en todo caso, sólo lanzar una pelota de goma. Pero lo peor fue que ningún mando dio la orden de que se apoyara a los compañeros. Encima, los manifestantes, qué mala leche tan jóvenes, no vaya a creer que vinieron a socorrerme, joder, que bien que vieron mi caída y el costalazo. Pues no. No sólo no me ofrecieron una mano para levantarme, sino que un malnacido me soltó una patada en el costado que me acabó de hacer la pascua, qué juventud, mucho hablar de democracia y libertad… Claro que tenían motivos para patearnos, porque nosotros pegábamos fuerte, así ha sido siempre, ahí no valen democracias ni dictaduras: la policía pega fuerte en todas partes, porque eso te lo enseñan en las academias, es la única forma de que se tomen en serio tus advertencias para la próxima vez  ¿qué pasaría?»

[Declaraciones del secretario del sindicato policial SIPE en Luis F. Durán, «Los antidisturbios claman contra sus responsables», El Mundo, 24 de marzo de 2014 / Isaac Rosa, El vano ayer, Madrid, 2012, 1ª edición 2004]

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POLICÍAS EN «CARMINA»:

COLOQUIOS (175). Gabi Mendoza Ugalde
COLOQUIOS (171): «¡HE DICHO QUE SOY COMPAÑERO, COÑO!». Gabi Mendoza Ugalde
COLOQUIOS (153). Gabi Mendoza Ugalde
SUCESOS DE VITORIA DE 1976. En «CARMINA» no olvidamos los muertos de Fraga
COLOQUIOS (17): «BARÇA VERSUS 15-M» (y 2). Gabi Mendoza Ugalde
COLOQUIOS (16): «BARÇA VERSUS 15-M» (1). Gabi Mendoza Ugalde
CARGA POLICIAL CONTRA LOS ESTUDIANTES DE SECUNDARIA EN VALENCIA I. Antonio Luis Albás, (2012)
CARGA POLICIAL CONTRA LOS ESTUDIANTES DE SECUNDARIA EN VALENCIA II (RECTIFICACIÓN). Antonio Luis Albás, (2012)

COLOQUIOS (260). Gabi Mendoza Ugalde

 

  policíalocal1Cocodrilo

(Foto: LGV París 2010)

 

—Más extraterrestres que locales parecen los municipales.

—También parecen robots, con sus cascos y sus armas, en sus motos.

—A pie también parecen robots, sobre todo cuando abordan a cualquier vecino, con su característica mala educación.

—Sí, particularmente se ensañan con aquellos que en su vida han matado a una mosca.

—¡Ay del que se atreva a rechistar!, que antes de que se persigne un cura loco te lo meten en el calabozo, con todas las de la ley.

—Muchas leyes es lo que tienen y muy poca vergüenza.

 

ZSOLT TIBOR / let the chips fall where they may. MARCH 26, 2014 / WEDNESDAY / 19H – 21H

 

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WITH SHORT INTRODUCTION OF KATALIN TÍMÁR, ART HISTORIAN / LUDWIG MUSEUM, BUDAPEST.

 

ON VIEW TILL APRIL 26 / SATURDAY / 17H.

 

The central focus of Zsolt TIBOR’s exhibition lies on his latest large-scale, panel-like paper and canvas drawings. The thematic of his recent works is still characterized by his multilayered, associative visual construction. He places time as present’s concrete into central focus and as an attempt of reference, examines present time in context of past and fictitious future. The small fragments refer to the artist’s former works of analysing systems, supplemented by further questions and statements.  What does vision, playfulness, power, hierarchy mean nowadays? Analysing the entirety of the paintings, there is an explicit alteration: whilst his earlier works had been unfolded in details by the viewer and the artist did not centralize his compositions, his large-scale drawings of this exhibition reveal centred and intense-coloured compositions. Zsolt TIBOR creates a new aesthetic language. His large-scale drawings and installations point beyond the traditional interpretation of drawings: this medium is placed in an active contemporary art discourse, posing relevant questions of the current position of drawing and art. His lyrical drawings are surveys of an existing world’s fictitious metaphysical architecture.

A UN RÍO LE LLAMAN «EL SALADO». Fotografía de Lorenzo del Término (al final del invierno en las afueras de Alcalá de Guadaíra de 2014)

 


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TÚ NO LO SABÍAS. Poema de Lauro Gandul Verdún

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LA CUESTA DEL CEMENTO (Y TRES DETALLES). Pintura de Xopi (paisajismo alcalareño contemporáneo)

 


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CONTRA LA ESCUELA (UN RECORTE AMPLIADO). Pablo Romero Gabella

 

shakespeareandcompanyParísLGV2010Shakespeare & Company

(Foto: LGV París 2010)

 

         Los libros no se leen, a veces, ellos te leen a ti; te leen el pensamiento y se atreven a decir lo que tú no te atreverías a expresar. Los libros son peligrosos, tal como dejó constancia de ello Ray Bradbury en Farenheit 451. Tanto es así que en estos días releyendo un edición de Nikoláy Gogol  Almas muertas (1843), encuentro como apéndice una carta del autor  que comentaba lo siguiente:

«¡Pues es una tontería pretender, como hacen nuestros grandes espíritus, que el hombre se corrige solo en la escuela y no puede luego cambiar el menor de sus rasgos! Una afirmación tan absurda solo ha podido nacer en el estúpido pensamiento de un hombre mundano.»(pág. 503).

En los tiempos que corren, más o menos desde que Kant intentó explicarnos lo que era la Ilustración, decir lo que dijo el meláncolico-depresivo ruso (llegó a quemar la segunda parte de su exitosa novela) es un anatema. ¡Cómo se atrevía! La escuela, ¡por Dios!, si es la base del progreso de la sociedad, si es el pilar de nuestra civilización, si es el pedestal de nuestra democracia, de la ciencia! La sacrosanta institución que nos saca de la barbarie y de las tinieblas de la ignorancia, la madre de todos los males. Y si además es pública, universal y de calidad, pues más aún. Si hasta la tan discutida ley educativa que hoy combatimos en España se titula ley de calidad y en su preámbulo nos dice que no somos nada sin ella. Si las mareas verdes claman en nuestras calles y salas de profesores por ello. ¿No estaremos sacralizando en exceso nuestro papel como profesores y maestros?

Volvamos a los libros (¡ah los libros!). En este caso a un autor contemporáneo y antiguo profesor, Daniel Pennac que en su Mal de escuela (2007) nos dice:

«Honrando en exceso a la escuela, te halagas a ti mismo [al profesor] como quien no quiere la cosa, te presentas más o menos conscientemente como el alumno ideal. Y al hacerlo disimulas los innumerables parámetros que tan desiguales nos hacen en la adquisición del saber: circunstancias, entorno, patologías, temperamento…¡Ah, el enigma del temperamento!» (pág. 228).

¿Somos tan realmente indispensables los maestros y profesores? Eso pensaron Bouvard y Pécuchet, los dos protagonistas del último e incloncluso libro de Gustave Flaubert, allá por el 1881. Dos tipos que hoy llamaríamos frikis y que se propusieron gastar la herencia de uno de ellos en ser los mejores en cualquier campo del conocimiento: arquitectura, arqueología, botánica… y por supuesto en pedagogía (curiosamente escribiendo este capítulo Flaubert pasó a mejor vida y no pudo terminarlo). Pues tras fracasar en otras esferas científicas emprenden la honrosa tarea de fundar una escuela basada en la pedagogía moderna. Los resultados, como no podían ser de otra manera, son desastrosos. Leamos  una de sus conclusiones al respecto:

«Para los niños el futuro no existe. Era inútil saturarlos de esta máxima: “El trabajo es honorable y los ricos suelen ser desdichados”. Habían conocido trabajadores nada honrados y recordaban el castillo donde la vida parecía buena. Los suplicios del remordimiento les eran pintados con tanta exageración que olfateaban la burla y desconfiaban del resto.» ( pág. 265).

¿Exageramos el poder transformador de nuestro trabajo? Esto es justamente todo lo contrario de lo que nos dicen los medios de comunicación (en campañas financiadas por editoriales) y nuestros gobernantes. Todo lo contrario de lo que pensaba la escuela regeneracionista que comenzaba con el axioma de Joaquín Costa de despensa y escuela, y que continuaron probos intelectuales como Francisco Giner de los Ríos («¡por una senda clara!») u Ortega y Gasset, que nos decía en 1910, para solaz de los constructivistas actuales:

«La pedagogía, en cuanto ciencia, puesto que trata de modificar el carácter integral del hombre, halla ante sí dos problemas: es el uno determinar la forma futura, aquel tipo normal de hombre en cuyo sentido ha de intentarse variar al educando: éste es el problema del ideal educativo… El pedagogo comparte con los demás hombres la responsabilidad de lo actual; pero además , como es el preparador de lo futuro, pesa también el porvenir sobre su responsabilidad. Nosotros somos lo que en los sueños de nuestros padres y maestros se movía oscuramente: los padres sueñan a los hijos y un siglo al que le sucede» ( pág. 46).

¡Ah la pedagogía! Base angular del proyecto social. Al respecto Pennac escribe (y algo sabrá de eso, digo yo):

«Sucede con la pedagogía como con todo lo demás: en cuanto dejamos de reflexionar sobre casos particulares (pero, en este campo, todos los casos son particulares), para regular nuestros actos, buscamos la sombra de la buena doctrina, la protección de la autoridad competente, la caución del decreto, el cheque en blanco ideológico» (pág. 118).

¡Dadnos un punto de apoyo (ley, decreto, orden, programación didáctica) y transformaremos el mundo! Porque al fin y al cabo lo que muchos buscan es el asidero legal para justificar su tarea heroica en su lucha contra la ignorancia. ¡Dadnos un Pacto por la Educación que salve al país!… y por supuesto, dadnos un buen sueldo. A fuerza de halagos estamos perdiendo el sentido de la educación ¿o del aprendizaje? ¿Qué somos: enseñantes o educadores?

Defendiendo y sacralizando la educación nos envolvemos en las grandes ideas de la Ilustración que no nos dejan ver la realidad diaria en las aulas. Dejemos por un momento nuestro halo prometeico y veamos la realidad. Nuestro trabajo es, sin duda, importante pero no depende en exclusiva de nosotros, no nos halaguen unos y otros para hacer todo lo contrario: eludir la responsabilidad que cada uno tiene. Porque también producimos monstruos. Es curioso señalar que en la novela Sin novedad en el frente (1929) de Erich Maria Remarque, el personaje malvado (además de los barrigudos generales sin sentimientos) es el profesor, el señor Kantorek. Este personaje es el que lleva a sus pupilos, en agosto de 1914, de los pupitres a la oficina de reclutamiento. Y el autor nos dice:

«Ese género de educadores lleva casi siempre preparado su patetismo en el bolsillo del chaleco, para distribuirlo en cualquier momento, en forma de lecciones.» ( pág. 15).

Lo mismo que hace el profesor-reclutador en la novela de ciencia-ficción Starship Troopers  (1960) de Robert A. Henlein y que Paul Verhoeven llevó al cine en 1997.

Y si siguiéramos en un hipotético catalogo de profesores malvados,  siempre (al contrario que muchos compañeros de mi generación) me ha parecido particularmente empalagoso el personaje del profesor protagonista de la película El club de los poetas muertos (1989). Sí ,el de «¡Oh capitán, mi capitán!». Como vemos no todos los profesores somos unos héroes como el que representa Fernando Fernán Gómez en La lengua de las mariposas (1999). Y no les voy a destripar el final de la película.

Bajemos del Olimpo educacional al que falsamente nos han encumbrado con zalamerías ilustradas, y pensemos lo que les dice a sus alumnos el maestro de esa película tan poco vista por televisión (¡donde va a parar si la comparamos con la de Michel Pfeifer dando mandobles en Mentes peligrosas!) que es La piel dura (1976) de François Truffaut:

«La vida no es fácil, es dura, y es importante que aprendáis a endureceros para que podáis enfrentaros a ella, ojo, endureceros no ser insensibles… Más adelante tendréis hijos, y yo espero que vosotros los queráis y que ellos os quieran. En realidad, ellos os querrán si vosotros los queréis. Si no, traspasarán su amor o su afecto, su ternura, a otras personas o a otras cosas. Porque la vida está hecha de ese modo: no podemos vivir sin querer y ser queridos»

Y aunque suenen estas palabras un poco cursis o trasnochadas en ellas hay una gran certeza. La misma que guía a los últimos ejemplos de maestros que citaré  y que son mis preferidos: los del profesor Gao y su sustituta la maestra interina Wei que enseñan en una mísera escuela (sin pizarras digitales, ¿es esto posible?) en el interior de la China rural, en la película de Zhang Yimou Ni uno menos (1999). Si han tenido paciencia para llegar a este punto, veanla… se lo dice el profesor.

[Libros citados:

FLAUBERT, G., Bouvard y Pécuchet, Tusquets, Barcelona, 2009 (traducción de Aurora Bernárdez).

GOGOL, N., Almas muertas, Edaf, Madrid, 2006 (traducción de Rodolfo Arévalo).

ORTEGA Y GASSET, J. «La pedagogía social como proyecto político», en Escritos políticos, Alianza Editorial, Madrid,1990.

PENNAC, D., Mal de escuela, Debolsillo, Barcelona, 2011 (traducción de Manuel Serrat).

REMARQUE, E. M., Sin novedad en  el frente, Ed. Orbis, Barcelona, 1999 (traducción de Aurelio Garzón y Fermín Soto).

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EN «CARMINA» LEA, TAMBIÉN, AL AUTOR EN:

La serie «RECORTES» de Pablo Romero Gabella